“La actuación es un pulso a tres entre los compañeros, el público y uno”.
Canco Rodríguez es un nombre que quizás no sea muy conocido, pero si hablamos de ‘Barajas’ seguro que el público sabe de qué actor se trata. Rodríguez representa esta noche en el Kursaal ‘Misión Florimón’, una comedia de espías que hará que los espectadores no paren de reír en toda la función.
También están en el reparto otros cuatro actores conocidos por el público. Son Vanesa Romero, Raquel Villanueva en ‘La que se avecina’, Jesús Cabrero, que participó en ‘Amar en tiempos revueltos’, Santiago Molero que interpretó el personaje de ‘Cipri el posadero’ de ‘Águila Roja’ y de Marcelo Casas en ‘Arrayán’ de Canal Sur.
–¿Ha estado alguna vez en Melilla?
–Estuve de pequeño con mi familia. Pero hace tanto tiempo que volver será como visitarla por primera vez. Tengo muchas ganas.
–Le hemos visto en películas (‘Fuga de cerebros’) y obras de teatro, pero será inolvidable su actuación como 'Bajaras' en ‘Aída’. ¿Qué significa este personaje para usted? ¿Le llaman así por la calle?
–Interpretar al personaje de ‘Barajas’ en la serie ha sido uno de los mejores regalos que me ha podido dar la vida como actor. Convivir con este personaje y todos los que le rodeaban durante casi diez años ha sido un gran aprendizaje en todos los sentidos. Por la calle, poco a poco, me van llamando por mi nombre. Pero sí, mucha gente me llama como el personaje. Es normal.
–’Florimón’, el personaje de la obra de teatro con la que actuará en Melilla, ¿se parece a 'Bajaras'?
–No se parece en nada a ‘Barajas’, es otra historia. Florimón es un cobarde aventurero que se ve enredado en una historia de persecuciones, peleas de espadas y amor. Es un bufón llamado a ser un héroe.
–¿Cómo definiría esta obra de teatro? ¿Qué tiene de especial esta comedia?
–‘Misión Florimón’ es una obra muy punk. Es comedia en puro estado. La magia de esta representación es mezclar imágenes, texto y comportamientos del siglo XVI con temas, jerga y referencias de pura actualidad. Es una comedia para reírse sin parar.
–¿Se siente más cómo con la comedia o le da igual el género?
–A la hora de interpretar cualquier genero es bienvenido. Disfruto del arte de la interpretación tanto como de una buena comida. Es cierto, que tantos años haciendo comedia me ha dado mucha soltura y experiencia en este terreno, pero por suerte en España, cada día más, los actores estamos bien preparados en muchas disciplinas diferentes, como puede ser el drama, la comedia musical…
–¿Qué debe tener un personaje para animarle a aceptar el papel?
–Lo primero que debe tener es que sea un reto. El abismo a lo desconocido y el miedo a enfrentarme a mis dificultades son mis principales motivaciones. Por otro lado, es imprescindible que la historia en la que esté sumergido el personajes cuente o diga algo que considere importante contar.
–Aprendió esgrima. ¿Pensó que sería un requisito que el algún casting le iban a pedir?
–La esgrima es una asignatura básica en las enseñanzas del arte dramático que aprendemos desde las escuelas. Es una de las disciplinas que me alegro de que continúen vigentes en los cursos académicos. La actuación es un continuo pulso a tres entre unos y otros compañeros sobre el escenario y el público. La esgrima te enseña a estar siempre alerta.
–Una curiosidad, ¿sabe tocar el tambor? En su biografía asegura que cuando le regalaron uno de pequeño ya se le veía con talento para el espectáculo. ¿Qué queda de ese niño en el adulto actual?
–Si tocar el tambor es destrozar los tímpanos de los oyentes, lo toco a la perfección. De ‘mi niño’ queda mucho aún. Intento alimentarlo día a día. Me gusta conservar y convivir con ese niño soñador que me hace tener esperanzas en el ser humano.
–Seguro que le han preguntado mil y una veces sobre la crisis. Pero usted es de los que creó una compañía hace años y de los que ha estado recorriendo los escenarios pequeños antes de participar en grandes series de televisión. ¿Cómo ve esta situación? ¿Cómo recuerda aquellos años?
–Centrándome en la cultura, la situación hoy en día no es buena. Si el teatro esta mal, imagine otras disciplinas, como la danza, que prácticamente está enterrada en este país. Pero la cultura es como el ave Fénix, que renace de sus cenizas. Poco a poco, le pese a quien le pese, retomará su vuelo alto. Los recuerdos de mis primeros años están impregnados de colores, emociones vibrantes y mucha pasión. Es una suerte poder tener una carrera ascendente de poco a poco porque puedes ir disfrutando de cada uno de los pequeñitos éxitos que vas cosechando.
–También ha realizado labores de guionista, quizás esta inquietud por escribir fue lo que le llevó a matricularse en Periodismo. ¿Es así?
–Lo que me llevó a matricularme en periodismo, principalmente, fue sacarme un título universitario para ¿asegurarme el futuro? Me río ahora de aquel lejano pensamiento cuando creíamos que por tener una carrera tendríamos un trabajo seguro. Ya en la carrera confundía mi ilusión de ser corresponsal de guerra. Con el tiempo entendí que quería ser corresponsal en la ficción, donde alguien pudiera decir “corten” y donde la sangre fuera ketchup. Ahí entendí que tenía que ser actor.
–¿Se plantearía acabar esta carrera si el trabajo de actor no le fuera bien? ¿Qué haría si no pudiera subirse a un escenario?
–Nunca diré de este agua no beberé porque la vida da muchas vueltas, pero por ahora creo que periodismo fue una preciosa novia que tuve y la relación se acabó. Si no pudiera subirme a un escenario actuaría desde abajo.
–¿Fue una locura compaginar ‘Hoy no me puedo levantar’ con ‘Aída’?
–Fue muy agotador, pero gracias a Dios tengo una preciosa pareja y un maravilloso perro que me llevaron en volandas esa época. Fue una experiencia maravillosa donde di un salto profesional muy importante. Gracias a todo aquello he podido crear mi nuevo espectáculo que estoy apunto de estrenar justo cuando me despida de mi querida ‘Misión Florimón’.
–¿Cuáles son sus metas y sueños? ¿Hay algún papel que se muere por interpretar?
–En este momento mi meta es hacer que el público disfrute de mis últimas funciones en ‘Misión Florimón’ y que a partir de diciembre, puedan disfrutar de mi nuevo espectáculo ‘Yo no soy gracioso’. Es un show muy personal en formato monólogo en el que llevo trabajando mucho tiempo. En él cuento experiencias personales vividas estos últimos años. Y a su vez este personaje que interpreto en ‘Yo no soy gracioso’ es el que me muero por interpretar, ya que aún no ha salido del local de ensayo. Actuar frente a un público solo durante casi una hora y media es uno de esos retos a los que antes me refería, cuando decía que me dan la vida.
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