Dentro de dos semanas, los melillenses, al igual que el resto de ciudadanos de todos municipios y de las autonomías donde se celebran elecciones, elegiremos el color del gobierno queremos para los próximos cuatro años.
Sin embargo, antes de que el primer voto caiga en el fondo de la urna, esa elección ya estará hecha en parte. Habrán elegido quienes no tengan intención de pasarse por su colegio electoral y quienes días antes hayan preferido pasarse por la oficina de Correos. En otras circunscripciones el peso de uno y otros no es tan importante, pero en Melilla puede resultar fundamental.
En el primer caso, el porcentaje y procedencia del grupo ciudadanos que no participará en los comicios será importantísimo para determinar hacia qué lado se inclina la balanza. Una baja abstención haría subir el ‘precio’ en votos de cada escaño, lo que inicialmente puede suponer un problema mayor para los partidos minoritarios. Por el contario, si una gran proporción de electores no acude a las urnas, los partidos minoritarios deberían tener menos problemas para conseguir representación en la Asamblea. Sin embargo, ésa sólo es la teoría porque tan importante como el porcentaje de abstención es el color político de quienes no ejercen su derecho al voto.
En segundo lugar, la balanza también se inclinará con el peso del voto por correo. Este procedimiento, minoritario en la mayoría de las circunscripciones de nuestro país, tiene un importantisimo peso en nuestra ciudad. De hecho, al ritmo actual de las solicitudes, se podrían superar las altas cifras alcanzadas en anteriores comicios.
Este método de votación, que en Melilla se encuentra bajo sospecha, está en el centro del debate político y es utilizado por los candidatos para arrojarse continuos reproches y acusaciones. La consecuencia de todo ello es que la limpieza de las elecciones en Melilla se está viendo perjudicada, sobre todo en estos comicios, donde está en duda si alguno de los partidos conseguirá mayoría absoluta. De hecho, con el mismo porcentaje de electores que en los pasados comicios ejerció su derecho al voto a través de correo, podrían estar en juego dos y hasta tres diputados dependiendo del porcentaje final de abstención.
Con estos hechos, cuando dentro de dos semanas los melillenses acudamos a nuestros correspondientes colegios electorales, tendremos en nuestras manos elegir el color del que será nuestro gobierno durante los próximos cuatro años, pero el lienzo en el que dibujaremos nuestro panorama político ya tendrá algunas pinceladas. Unas pinceladas de la abstención y del voto por correo que son habituales en todas las circunscripciones electorales, pero que aquí pueden resultar determinantes en las actuales circunstancias políticas, donde las urnas deben decidir si el triunfador de la jornada gana por mayoría simple o absoluta.
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