El presidente Imbroda ha asumido, a petición de los sindicatos, el papel de mediador entre los empresarios y los trabajadores para tratar de encontrar un punto de equilibro que permita el acuerdo en el reparto de las nuevas bonificaciones a las cuotas de la Seguridad Social. El anuncio del inicio de las negociaciones hace semanas entre la patronal, CCOO y UGT auguraba un acuerdo rápido y sencillo, como el que ya se había producido antes en Ceuta. Sin embargo, los diversos encuentros no han servido para acercar posturas, sino más bien para todo lo contrario. Y así, ambas partes ha llegado a un punto en el que parece más próxima la confrontación que el cierre de un acuerdo.
La patronal defiende que las empresas en Melilla atraviesan por una complicada situación financiera que nada tiene que ver con la de 2004, cuando se firmó el anterior acuerdo. Por su parte, los sindicatos ponen encima de la mesa unos argumentos similares: Los trabajadores tienen que plantar cara igualmente a sus propias dificultades económicas y el acuerdo que se cerró hace ocho años debe ser el mismo que se aplique ahora porque también son los mismos los objetivos que se persigue con la ampliación de las bonificaciones.
En su labor como mediador, el presidente Imbroda deberá empezar por hacer comprender a cada una de las partes la necesidad de llegar a un acuerdo ya que parece que ése ha sido el primer escollo en la mesa de negociaciones. Empresarios y sindicatos se han sentando con intención de echar un pulso más que de llegar a un pacto.
El siguiente paso será tratar de alcanzar un punto de equilibro que satisfaga a las dos partes y en el que ninguna de ellas aparezca como ganadora ni vencida. En manos de la patronal y los sindicatos está la decisión de hacer más o menos fácil la labor de mediador que los representantes de los trabajadores han solicitado al presidente Imbroda.