Juntos, pero no revueltos

Fuentes del tripartito nos han explicado por qué, en su opinión, el Gabinete de Comunicación de la Ciudad Autónoma no informa de los casos de coronavirus en Melilla. Según nos dicen, la culpa no es de su responsable, Hayda Ramos, sino del consejero de Salud Pública, Mohamed Mohand Mohamed, que ha desechado esa opción.

Una cosa es posar en la foto del Gobierno de coalición y otra, muy distinta, actuar en concordancia con los acuerdos alcanzados. No hay unidad interna. Ya se sabe: cada uno barre para su casa y si pueden evitarse por los pasillos y los despachos, se evitan.

En un principio, según la versión que ha llegado a El Faro, el Gabinete de Comunicación de la Ciudad y el Ingesa se pusieron de acuerdo para informar sobre la evolución de los contagios de coronavirus en Melilla. Por eso veíamos los datos de la pandemia publicados en la cuenta de Twitter del Gobierno, pero con el tiempo, Hayda Ramos fue amablemente apartada por motivos inconfesados, aunque quienes la conocen seguramente podrían llegar a entender. Para decirlo de una manera suave, ella no cae bien. Aunque en este caso, sus dotes para hacer equipo en el Gobierno no han sido la traba. Mohand la quiere lejos de su gestión. No a ella, a Cs. Los quiere tan lejos que el propio Departamento de Comunicación termina muchas veces enterándose de los datos de contagio de la COVID-19 por los medios de comunicación.

Los colaboradores más cercanos de Hayda Ramos dicen que es muy trabajadora y que echa 16 horas al día, pero ya se sabe que un Gobierno es como las Olimpiadas. No importa cuánto entrenes. Si no subes al podio, no te dan una medalla. En política es lo mismo. Usted se puede dejar la vida esforzándose, pero si su trabajo no brilla, por los motivos que sean, no sirve de nada. Lo que valen son los resultados, no el empeño.

Decir a estas alturas que la Comunicación de la Ciudad Autónoma no va bien no es noticia sino efemérides y acusar a esta humilde periodista de criticar la gestión por ambicionar el puesto de Hayda Ramos no hace que la comunicación institucional vaya a mejorar en Melilla. Lejos de solucionar el conflicto, lo agrava. Donde antes había un problema, ahora tienen dos.

Por esa regla de tres significaría que las ambiciones de la Jabalina son tan desmesuradas que también aspira a ser delegada del Gobierno, consejera de Salud Pública, vicepresidenta de la Ciudad, portavoz de la oposición y diputada en el Congreso. ¡Qué ‘barbarité’!, como dicen en el mercadillo.

Sinceramente creo que hay que tener más espalda para aguantar las críticas. Y si no, no haberos metido en política. Bien que me aplaudíais en privado cuando gobernaba Imbroda y mis artículos escocían. Ahora, aguantad el tipo como lo aguantó el PP que, por cierto, en aquel momento nunca llamó al dueño del periódico para quejarse. Imbroda no molesta a la gente con ñoñerías. Si es lo que digo, lo estáis haciendo bueno.

A lo que íbamos: me parece una broma de mal gusto que en un momento de descontrol total de los contagios de coronavirus en Melilla estemos debatiendo tres días seguidos los motivos por los que la Consejería de Salud Pública ha decidido no informar de la evolución de la pandemia los fines de semana. Detrás de todo, según fuentes del tripartito, está la exigencia insatisfecha de compensación a profesionales sanitarios que no ven retribuido su sobresfuerzo como ellos merecen.

Pero si esto tiene su explicación, no encontramos motivos para entender que el Gabinete de Comunicación del Gobierno local esté infrautilizado. Tampoco es de recibo que las cifras de contagios del coronavirus se manejen con secretismo, incluso dentro del mismo Ejecutivo. Señores, estáis jugando con la salud de la gente. Es una irresponsabilidad total. Habría que trabajar en equipo hoy más que nunca porque lo que no ve uno, lo ve otro y entre todos, seguro que lo conseguimos. Como me decía una compañera de trabajo: ninguno de nosotros es mejor que todos juntos.

Si queréis poneros zancadillas entre vosotros, hacedlo, pero respetad las instituciones. No sois hoy simples ciudadanos. Sois los representantes públicos. ¿Qué sentido tiene tener un Gabinete de Comunicación en un Gobierno y no utilizarlo porque la persona que lo lleva ha sido nombrada por uno de los tres partidos que gobiernan en coalición? Si el problema no es la persona (que puede serlo), sino el concepto, habrá que buscar la manera de que funcione o de lo contrario, sed valientes y quitadlo. Porque no vamos sobrados de dinero para regalarlo. Los ciudadanos de Melilla no se merecen que juguéis a los cupos partidistas con el dinero de todos.

Quedan dos años y medios de Gobierno por delante. No creo ni remotamente que éste sea el momento de hacer cambios. Lo digo por aquello de que en tiempos de tribulación no es recomendable hacer mudanzas. Pero en esto, como en las relaciones de pareja, lo importante es sentirse bien. Estar por estar, aguantar por aguantar, maldecir y llorar en silencio no tiene sentido. La vida es una sola. El día que hemos vivido hoy, no lo recuperamos nunca.

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