Con la Misa de la Cena del Señor la Iglesia celebra el Jueves Santo. Una liturgia rica en símbolos con el lavatorio de los pies -suspendido este año por la pandemia- y el traslado del Santísimo Sacramento al Monumento. En este día la Iglesia conmemora la institución de la Eucaristía, del sacerdocio y del día del Amor Fraterno: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado”. (Jn 13, 34:35)
En casi todas las ciudades españolas el paso o trono de Misterio de la Santa Cena recrea el momento de la celebración de la Última Cena por parte de Jesús con sus discípulos. En Melilla no contamos con una cofradía que nos lleve a ese momento cumbre de la celebración del Jueves Santo, por lo que lo celebramos, como siempre, en torno al altar.
En nuestras calles veremos la Pasión y Muerte del Señor en tres escenas recreadas por las Cofradías de la Flagelación, Cautivo de Medinaceli y Cristo de la Paz, aunque no en el orden cronológico de los hechos.
Cautivo, Libertad y Rocío
Del Barrio de la Victoria, abarrotado de fieles saldrá de su Casa Hermandad, Ntro. P. Jesús Cautivo de Medinaceli, que arrastrará tras de sí a una gran muchedumbre, que nos recordará el relato del Apocalipsis: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (Ap 7, 9)
La cofradía quiere rendir homenaje a todos los profesionales de la sanidad en Melilla, por eso, este año, unos representantes del personal sanitario del Hospital Comarcal llamarán a las puertas de la Casa Hermandad, a las cuatro y cuarto de la tarde, como es preceptivo, para mostrarnos a Nuestro Señor Cautivo de Medinaceli entronizado para recibir el cariño de sus fieles y devotos.
Junto a Él, de blanco eucarístico, bajo palio, la Virgen del Rocío, arrancará de las gargantas ese “guapa, guapa” piropo bien merecido a esa Blanca Paloma, Novia de Melilla, Madre de Dios y madre nuestra.
No solo la devoción de un barrio, toda Melilla se reúne entorno a esta Cofradía que desde 2001 tiene el impagable encargo de tutelar, durante un año, a un preso del Centro Penitenciario de Melilla, al que se le adelanta el tercer grado, para poder vivir en libertad. Precisamente ayer, se cumplieron veintidós años que desde aquél 31 de marzo de 1999, a la sazón Miércoles Santo también, en el salón de mi casa –permítaseme esta alusión personal- se creó la Plataforma Pro-Liberación del Preso, por iniciativa de José Vallés y Francisco Rubio, y que tras dos años de trabajo y la gran labor del Juez de Vigilancia Penitenciaria D. Juan Rafael Benítez Yébenes y del Voluntariado Cristiano de Prisiones, se pudo celebrar la primera liberación de un preso, el Jueves Santo, 12 de abril de 2001, siendo Hermano Mayor, Sebastián González y presidente del Voluntariado Cristiano de Prisiones, Francisco Ruiz.
Ante la imposibilidad de realizarlo en la Avenida en el transcurso de la Estación de Penitencia, como queda recogido en Protocolo de Liberación, esta tarde a las 19h30 en la Casa de Hermandad se procederá a la Liberación del Preso de este año.
Flagelación y Mayor Dolor
Y si María en su advocación del Rocío vestía de blanco eucarístico, tras la imagen de Ntro. P. Jesús de la Flagelación su manto se teñirá del color rojo burdeos, que nos recordará la sangre derramada por el Cordero de Dios, el que estaba en el trono recibiendo a esa muchedumbre inmensa que no se podía contar. María, en su Mayor Dolor, bajo palio y con la mirada fija en la espalda flagelada de su Hijo elevará su oración callada y suplicante a Dios Padre, para que pase del Hijo de sus entrañas ese cáliz, a pesar de que, el propio Jesús, en la Oración en el Huerto, ya había aceptado hacer su voluntad.
La belleza del rostro de la Madre de Dios en su Mayor Dolor nos lleva a contemplarla al pie de la cruz, en ese Stabat Mater dolorosa junto al apóstol Juan, cuando el que ahora es flagelado, ya en la cruz, entrega a su Madre a todos los hombres: “Mujer, ahí tienes a tu hijo (…) ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26:27)
El flagelo arranca la piel del Hijo del Hombre y “como cordero llevado al matadero” (Is 53:7) soportará la ignominia de la soldadesca que, al grito de Salve, Rey de los Judíos (Jn 19:3), llevarán la mofa al máximo, mientras Jesús lo aguantará en silencio.
La Hermandad de la Flagelación celebra hoy su Estación de Penitencia en su sede canónica la parroquia de la Medalla Milagrosa, que mantendrá sus puertas abiertas para la veneración de las sagradas imágenes.
Cristo de la Paz
El toque de campana en la cabeza del varal, por parte del capataz, pone en atención a los portadores para, metiendo el hombro, elevar el trono mientras suena el Himno Nacional. La plaza de Menéndez Pelayo es un hervidero de gentes, fieles que quieren acompañar al Cristo de la Paz en su recorrido por el centro de la Ciudad. Suena “Cristo de la Paz” de Salvador Rubio Salom y el trono abandona la plaza para seguir por la calle Ejército Español, en esta noche, la más larga y dolorosa de toda la historia de la humanidad.
La Cofradía del Cristo de la Paz nos muestra al Cordero de Dios clavado en la cruz, que como bien nos contaba el que fuera su capataz Pepe Guerrero, la cruz del Cristo de la Paz proviene de un poste de la luz, que fue transformado por el carpintero del Ayuntamiento. Bonito destino del que sostuvo en su tiempo los cables para llevar la luz a los hogares de Melilla y ahora sostiene a la Luz del Mundo para iluminar nuestras vidas por su muerte y resurrección.
Cristo abre sus brazos en la cruz para, en todos los tiempos y en este en especial por la pandemia, dar el consuelo con su abrazo a cuantos están sufriendo la enfermedad, y la paz a quienes ya descansan en Él. Su costado atravesado es el reflejo de este último año, de tantas familias tras haber perdido a un ser querido que han sido atravesadas por la lanza de la covid-19.
“Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5:9) y este año, en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, el Hijo de Dios entregará su vida por la Paz.
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