Papá Noel ya ha llegado a Melilla. Una de los personajes más esperados por todos los niños de la ciudad durante la Navidad ya se encuentra en su casita, situada en la calle Chacel, para escuchar los deseos de todos los pequeños. Y lo hará hasta este 24 de diciembre cuando se despedirá para iniciar su camino y llevar así la ilusión y los regalos a todos los niños del mundo. Pero no viajará solo. Su trineo y sus fieles renos lo acompañan cada año aunque por el tiempo que hace en Melilla, parece que aquí tendrá que repartidos de otra forma.
Aun así, para los que les haga ilusión fotografiarse junto a un reno, lo podrán hacer aunque con una réplica. Junto a la casa de Papá Noel han instalado un gran trineo tirado de un reno para que los melillenses puedan inmortalizar el momento.
Fue este jueves cuando abrió sus puertas por primera vez para recibir a las decenas de niños que se encontraban esperando su inauguración. Las ganas e ilusión de los más pequeños se podía percibir desde lejos. La misma que tenían sus padres por ver a sus hijos con esa emoción. A pesar de que el goteo de visitantes era constante, El Faro también pudo sentarse sobre el regazo de Papá Noel y pedir su propio deseo. Pero, ¿qué estaban pidiendo los niños en su mayoría?
A pesar de que los videojuegos y los aparatos tecnológicos no han faltado en la carta a Santa Clauss, parece que este año gran parte de los pequeños han optado por pedir juegos de mesa y Funkos, los conocidos muñecos en miniatura con cabeza desproporcionada que causan furor en muchos coleccionistas.
"Yo he pedido un cuchillo, una espada, una pistola y una arena de colorines", dijo a El Faro Aaron, un montón de regalos ya que tal y como prometió, este año se había portado "súper bien". Algo que su madre no podía corroborar.
Su hermano Eric, en cambio, había optado por un regalo más necesario que por un capricho, el quería un estuche ya que, según dijo, el suyo estaba muy estropeado y necesitaba uno nuevo. Al igual que Aaron también quería arena de colores, para jugar juntos. Además, en su carta no podía faltar algo que a él le encanta, un Funko.
"Yo he pedido un juego de mesa, el rummy", confesó Lucía. Esta pequeña melillense tenía ganas este año de un regalo con el que poder jugar en familia. Ella prefería un juguete de toda la vida en lugar de nuevas tecnologías.
Lo mismo le ocurría a Amin, otro niño que estaba esperando en cola para poder pedir a Papá Noel sus regalos de Navidad. Su mayor deseo era que le trajese un patinete y una pelota. Juegos que normalmente ya no son muy solicitados por los niños de hoy en día.
Su hermana Zaira también optó por una carta tradicional. Ella quería plastilina y un juego de mesa. Lo mismo que su hermana melliza, Naila, que quería una caja de bolis de purpurina, una libreta y colores.
"Yo quiero el juego de los granos, un gorro con pompones, una bufanda, guantes y dos Funkos", apuntó Iker, otro pequeño que esperaba con ilusión su turno para sentarse en las rodillas de Papá Noel y pedir sus regalos. Él, al igual que otros niños de la cola, quería regalos necesarios. Nada de pedir por pedir y además no quería algo en concreto. Dejaba en manos de Santa Clauss la elección de los Funkos y el estilo de las prendas de abrigo.
Los mayores también siguen manteniendo la ilusión por la Navidad. Es el caso de Juan José, este melillense a pesar de ser más de los Reyes Magos, asegura que "siempre cae algo". "Para mi siempre han existido los Reyes, me gustan los Reyes y no quiero perder la tradición aunque ahora los tiempos van cambiando", destacó.