¿De verdad se creyó Mustafa Aberchán que sus adversarios políticos le iban a perdonar la vida? La delegada del Gobierno, a quien Aberchán había acusado de poner palos en las ruedas por no colaborar con la Asamblea durante la crisis del coronavirus, todavía se debe estar frotando las manos. Ha sido un golazo y al César, lo que es del César.
He seguido con interés el culebrón en torno al viaje del líder de CpM en un avión medicalizado de Melilla a Madrid y de Madrid a Melilla en pleno estado de alarma con las comunicaciones cortadas entre nuestra ciudad y la península. Nadie, independientemente del tamaño y peso de sus testículos, puede salir de la ciudad sin autorización expresa de Sabrina Moh.
No me sorprende la filtración, que todo apunta a que no salió de la Guardia Civil, teniendo en cuenta que la denuncia que llegó por cauces confidenciales a muchos periodistas de esta ciudad y de media España está recogida en el formato que usa la Benemérita en los envíos a la Delegación del Gobierno y no en el que se firma a pie de calle.
Mis conclusiones son simples: desde un punto indeterminado de la Plaza de España han disparado a Aberchán con bazooka, entre otros motivos porque el cepemista ha puesto la diana a ‘güevo’. A quién, en su sano juicio, se le pudo ocurrir hacer algo semejante en una ciudad como Melilla donde hay ojos que tumban cocos y sacan tortugas del agua.
Vaya por delante que entiendo que Aberchán no quisiera pedir permiso a la delegada con la que, a todas luces, no le unen estrechos lazos de amistad. Entiendo además que quisiera ver a su hija por temor a que estuviera enferma. Es muy difícil ser médico y no poder cuidar de los tuyos. Los padres y madres podemos entender sus motivos. Pero todo eso no justifica que se utilicen medios públicos para hacerlo. Es inaceptable, aunque admito que estamos casi todos de acuerdo en que no lo hizo por marcarse una pijería sino porque no había otra forma humana de hacerlo sin hincar la rodilla delante de una adversaria política. El orgullo le ha jugado una muy mala pasada.
Mire usted por dónde, yo, que odio a los corruptos y a todo lo que huele a corrupción, entiendo los motivos del uso indebido que Aberchán ha hecho de los recursos públicos. Pero una cosa es entenderlo y otra, muy distinta, aprobarlo. No lo apruebo. Es decepcionante. Si esto lo hace otro pues vale, se puede esperar, pero que lo haga Aberchán, con lo que él representa para mucha gente de esta ciudad, incluso sin ostentar ningún cargo político, es una cagada monumental. De nada sirve que CpM haya donado el sueldo de todos sus diputados si al final todos los melillenses terminamos pagando la factura del viaje de Aberchán a la península en plena crisis del coronavirus. Lo comido por lo servido.
Y de la filtración, qué queréis que os diga. Es una jugada maestra. En política esto pasa todos los días a pequeña escala y pocas veces tiene la repercusión tan grande que ha tenido este navajazo. Chapó. Me quito el sombrero.
Pero ojo, a muchos les llegó la denuncia hasta por dos vías diferentes. Eso sólo significa que Aberchán tiene más enemigos que Billy el Niño. Le entraron a puñaladas en sus narices y la única cara que ha podido poner es la de ‘¿quién ha sido?’. Querido Mustafa, el fuego amigo también mata. Quien bien te quiere, te hará llorar.
Quien piense que esto va a pasar sin pena ni gloria y no va a tener repercusiones en el futuro del Gobierno local no conoce a Aberchán. Él es el líder del partido más votado en esta ciudad y, por tanto, él es quien manda. Éste o aquella podrán decir lo que quieran, pero aquí todos sabemos que después de la gestión de la crisis del coronavirus y sin contar la gestión que se haga de la crisis económica que nos viene en camino, Pedro Sánchez está amortizado al estilo Zapatero. No hay manual de resistencia que resucite su cadáver político en cuanto empiece a dispararse el número de parados en todo el país.
No tengo una bola de cristal, pero me cuesta creer que el PSOE pueda movilizar en Melilla todo el voto que mueve CpM. Y en Coalición por Melilla manda Aberchán. Si quieren gobernar, no les queda otro camino que entenderse con él a menos que el cepemista mueva ficha y decida romper el acuerdo y entregarse en cuerpo y alma al PP, con el apoyo del exdiputado de Vox, Delgado Aboy y de Eduardo de Castro, de Cs. Ya conoce a los populares y ya ha pactado con ellos. No hay nada como un hombre inteligente herido.
Ahora sólo nos queda sentarnos a esperar el próximo capítulo de ‘Juego de Tronos’. Esto sólo acaba de empezar. Del cine americano hemos aprendido que lo peor que puede hacer un pistolero es dejar a su peor enemigo agonizando. Al final, se levanta y acaba con todos. Esto promete.
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