Después de haber sido estrenado en Madrid a poco de decretarse el confinamiento por la pandemia y de ya haber retomado sus presentaciones, con unas 50 realizadas por toda la geografía española, 'Mujeres de carne y verso' llega esta semana a Melilla con su "mejor versión posible".
Así lo confirma a El Faro el principal artífice de este disco, el cantante y periodista madrileño Juan Valderrama, quien cuenta que la idea nació de un poemario homónimo con el que descubrió un mundo femenino "inexplicamente oculto", algo que encendió su "indignación" y lo llevó a retomar esos versos para contar la historia de sus autoras, protagonistas en la toma de conciencia de las mujeres como creadoras intelectuales.
Según confiesa este reconocido exponente de la canción popular, con casi dos décadas de experiencia, está "muy contento" porque, por suerte, la gira ha podido continuar, cuando él pensaba que el espectáculo "ya no iba a dar más de sí". Sin embargo, "están llamándonos de muchos lugares" y "va a prolongar su vida".
De ese modo, Valderrama presenta este jueves en el Teatro Kursaal-Fernando Arrabal 'Mujeres de carne y verso', un inclusivo recorrido de 26 siglos de poesía femenina: "desde la Grecia Clásica hasta prácticamente las instagramers", explica Valderrama, defensor de géneros como la copla, el bolero, el fado o el flamenco.
Convertidos en canción, los versos de grandes poetisas como Rosalía de Castro, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni o Elvira Sastre, y de otras, injustamente poco conocidas, como Josefina de la Torre o Ángela Figuera, vienen precisamente para realzar el papel de la mujer como autora, intérprete e instrumentista.
Para el concierto en directo, como ha ocurrido con la producción discográfica y el resto de la gira de 'Mujeres de carne y verso', Valderrama trae al escenario a las destacadas Cary Rosa Varona (contrabajo y cello), Isbel Noa (piano), Mercedes Luján (guitarra española y tres cubano), Andrea Salcedo (guitarra acústica), Madeline Espinosa (percusión latina) y Jéssica Estévez (trompeta, fliscorno y cajón).
-Estrenó este espectáculo dedicado a grandes y desconocidas poetisas en el primer año de la pandemia. Después vinieron el confinamiento, los teatros, primero cerrados y luego con restricciones de público... ¿Cómo ha llevado todo este cúmulo de obstáculos?
-La verdad es que todo se torció enseguida. Estrenamos el 19 de enero de 2020 en el Teatro Circo Price, con todas las colaboradoras del disco, entre las que están Sole Giménez, Carmen Linares o Carmen París, y unos días después, nos confinaron. No obstante, en la Comunidad de Madrid trabajamos bastante durante el 2021 y es algo que agradecemos mucho. Hemos sorteado las dificultades como todos los artistas, haciendo de tripas, corazón, e intentando sacar fuerzas de flaquezas, y, afortunadamente, aquí estamos.
-¿Ha cambiado el espectáculo desde que se estrenó hasta ahora? ¿Qué puesta en escena veremos en Melilla?
-Más que cambiar, lo que ha hecho ha sido pulirse porque con la suma de presentaciones vas encontrando momentos y canciones que a priori no parecían importantes. Creo que váis a ver en Melilla la mejor versión posible porque ya llevamos mucho tiempo representándolo y las 'músicas' que participan conmigo cada vez tienen un protagonismo mayor, es decir, que cada vez es un espectáculo más coral porque ellas se implican más a la hora de ayudarme a contar la historia e interpretar las canciones. Incluso hay canciones en las que cantan conmigo. Creo que es mucho mejor espectáculo que cuando comenzó.
-Incluye en su espectáculo a grandes poetisas como la cubana Carilda Oliver Labra, la chilena Gabriela Mistral, la argentina Alfonsina Storni o la española Rosalía de Castro. ¿Cómo eligió a cuáles quería musicar?
-Ha sido difícil hacer la selección porque siempre te quedan poetisas que hubieras querido tener, pero no pueden estar todas. De hecho, es una producción bastante larga, los discos suelen tener ocho o nueve canciones, y éste tiene muchas más precisamente porque no he querido dejar a nadie fuera, pero he tenido que elegir. Lo que sí he hecho ha sido equilibrarlo: que estén poetisas conocidas por todos, porque lo merecen ya que han recibido un Premio Nobel o han sido muy celebradas; y que quepan otras cuya obra está absolutamente ensombrecida, como es el caso de Josefina de la Torre o Ángela Figueira, y que he querido que estén ahí para reivindicarlas. O sea, se ha tratado, por un lado, de celebrar a las grandes poetisas, y, por otro, de hacer justicia con las olvidadas.
-También ha elegido mujeres para que le acompañen sobre el escenario. Muchas veces se dice que unos ojos verdes no perciben la luz como unos ojos negros. ¿Suena distinto una guitarra femenina? ¿Suena a mujer?
-No. Los instrumentos musicales no entienden de sexo: son ciegos. Por eso me gusta tanto este espectáculo porque, el hecho de que toquen mujeres, no le confiere ningún rasgo diferencial a cuando tocan hombres. Sencillamente son buenas 'músicas', que tocan el instrumento de manera magistral, cada una de ellas con su propia personalidad. Es una cuestión de alma, no de sexos. Y yo creo que el alma no tiene sexo. Hay una aportación de la sensibilidad femenina a la hora de tocar que es innegable, pero, cierras los ojos y no sabes si lo está tocando un hombre o una mujer. Y eso es muy bueno porque demuestra que el nivel es exactamente igual. Que una maestra es igual que un maestro y no hay que darle muchas más vueltas.
-¿Cuánto ha venido antes en Melilla?
-Estuve en Melilla de chiquillo, con mis padres, y también hace unos meses, en el cierre de un ciclo de poesía de mujeres, al que me invitaron y con mucho gusto hice. No la conozco profundamente, pero sí tengo recuerdos de mi infancia, cuando estuve con mis padres, y de los buenos amigos que ellos tenían allí.
-¿Después de este espectáculo qué vamos a ver de Juan Valderrama?
-Sobre lo próximo puedo hablar muy poquito porque estoy ahora mismo preparando la producción discográfica. También será un disco libro, cuyo tema central es igualmente la poesía, pero no tiene absolutamente nada que ver con 'Mujeres de carne y verso', sino que es otra vertiente. Se trata de reivindicar a otros autores sobre los que coincidentemente ha habido un trato injusto. Entonces, sigo con el verso, musicando poemas, con la idea de reparar injusticias en la medida de mis posibilidades.