Son voces privilegiadas que dominan todas las disciplinas imaginables, son músicos de postín, son padres, son matrimonio, son docentes...que enseñan vida, vida variada, vida de compromiso y vida de momentos felices.
Juan Carlos Ramírez y Mar Martínez le meten mano a cualquier proyecto artístico sabedores que el éxito está garantizado. A Juan Carlos se le puede ver de tuno, de artista lírico, de actor, de bajista, con su contrabajo, con su guitarra. A Mar cantando en calidad de 'superstar' en 'La Tienda de los Horrores', o como bailarina de 'Cabaret', siempre al lado de Juan Carlos, su marido. Es decir, integran una coctelera infalible y reparten alegría por los cuatro costados. Por eso son escuela de vida.
Y son razonablemente jóvenes con lo que ello implica de compromiso. Su red de amigos –no sólo en el Facebook- se extiende por los cuatro confines. Claro, seres humanos de esta categoría no pasan de puntillas por la experiencia vital porque constituyen, como dicen los políticos, un activo ciudadanos. Y no porque sean muy activos sino porque se convierten en referente para la gente que les rodea y quiere. ‘Yo quiero ser como Juan Carlos’, ya, todos quieren ser como el Ramírez Ramos o como su costilla la Martínez Quesada, lo quieren en la sabiduría de que las nuevas experiencias, los nuevos retos van a derivar en nuevas situaciones de felicidad.
Ambos son de Bombalurina, del Orfeón, de grupos musicales. No sé si tienen un día libre en sus vidas, quizá tampoco lo busquen con el correspondiente ahínco porque, si se vive bien en su múltiple contexto artístico, ¿a qué buscar momentos de paro espiritual?. También son dos sonrisas blancas que andan por Melilla tratando de sembrar buenos momentos. Ah, sí, por eso son activos ciudadanos, porque siembran convivencia, tolerancia y respeto, que no es poco, siempre desde la atalaya de la sencillez y de la cercanía.
Loor y gloria a Mar y a Juanca, loor y gloria a las sociedades variadas y felices, a esas almas que desparraman estímulos positivos, que dejan posos de satisfacción en el mortal que se les acerca. Y, además, como son maestros, enseñan, enseñan vida.