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Jóvenes que buscan historia bajo tierra

Un total de diez chicos entre 18 y 29 años han estado participando en un campo de trabajo sobre arqueología en los fuertes de Victoria Grande y Victoria Chica y el Rosario.

No son Indiana Jones ni Lara Croft ni ningún otro personaje o arqueólogo famoso. Son jóvenes que han aprendido a valorar lugares de Melilla que para los propios melillenses carecen de importancia. Son chicos y chicas que buscan bajo la tierra restos de historia. Trozos de cerámicas, caminos de piedras o cualquier elemento que les pueda dar una pista sobre qué ocurrió en ese lugar de la ciudad hace dos o más siglos. Diez jóvenes de toda España han estado durante dos semanas excavando en los fuertes del Rosario y Victoria Grande y Chica, una actividad del campo de trabajo que organiza la Viceconsejería de Juventud. Hace dos semanas no sabían muy bien cómo de lejos estaba Melilla de sus casas. Sabían que el camino era largo, que durante quince días iban a participar en una excavación arqueológica y que conocerían a muchos chicos con sus mismos intereses. Hoy, tras haber pasado todos estos días en la ciudad, se llevan un buen sabor de boca.  
Sara Fernández es la arqueóloga encargada de dirigir las actividades de este campo de trabajo organizado por la Viceconsejería de Juventud para jóvenes entre 18 y  30 años de toda España.
Fernández indicó que el objetivo de estos talleres es que los participantes conozcan las principales técnicas para excavar  y rescatar de la tierra restos arqueológicos. Durante estos días los chicos del campo de trabajo han aprendido a limpiar una zona cuando se encuentran restos de cerámicas, pero sobre todo, han conocido la historia de Melilla.
Este grupo aseguró a El Faro que lo que más les motivaba cuando el cansancio hacía acto de presencia en las excavaciones era la idea de que nunca se sabe cuándo van a encontrar algún objeto relevante para el estudio que realizan los arqueólogos. Esta incertidumbre acompañada por su curiosidad son claves del éxito de este tipo de campos de trabajo.

Los participantes
Manuel, Leo, Gustavo, María, Irene, Marta, Sara, Uxía, Alicia y María Eugenia son los alumnos de este campo de trabajo. Provienen  de Madrid, Málaga, La Rioja, Galicia y Castilla y León.
Uxía Parra tiene 29 años y viajó a Melilla desde Santiago de Compostela. Decidió que de este verano no pasaba, iba a participar en un campo de trabajo. Tenía mucha curiosidad por conocer otras ciudades españolas y a gente interesante. Aseguró que la experiencia merece la pena porque ha aprendido muchas cosas sobre las excavaciones.
Para Sara Campos este tipo de talleres que se programan en verano son una oportunidad de viajar y conocer gente. El campo de Melilla es el tercero que ha realizado. Ella es de Logroño. Aseguró que la visión que se tiene en la península sobre Melilla nada tiene que ver con la realidad.
Alicia del Cueto también destacó que la previnieron sobre la ciudad. Explicó que en su entorno se tenía la imagen de una ciudad oscura y con problemas sociales. Aunque destacó que esta visión de Melilla ha desaparecido de su mente por completo. Le ha encantado la ciudad y volvería a repetir este campo de trabajo.
Para Manuel Márquez y Leo Bódalo ésta es la primera vez que participan en un taller de verano. No eligieron Melilla entre sus prioridades, pero cuando les propusieron hacer este campo de trabajo sobre arqueología aceptaron encantados. Aseguraron que han aprendido mucho estos días, además de que disfrutaron de las playas y las actividades que realizaban por la tarde con el resto de sus compañeros.
A Gustavo Esteban le encantan las ciudades portuarias y Melilla ya forma parte de sus favoritas. Le gustaría volver a repetir un taller de arqueología porque siempre tiene la sensación de que van a encontrar restos importantes.
María Estévez es la única que conocía Melilla antes de participar en este campo de trabajo. Destacó que le ha servido para poner en práctica sus conocimientos sobre arqueología funeraria, un curso que realizó este año dentro de sus estudios, Historia del Arte.
Estos jóvenes se marchan hoy de la ciudad con la satisfacción de que han formado parte de un proyecto relevante para la ciudad. Aunque no sean brillantes arqueólogos, han contribuido a descubrir las historias que la tierra ha tapado con el paso de los años.

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