Raoul Wallenberg fue un empresario y diplomático sueco que salvó a miles de judíos húngaros de los campos de exterminio nazi. De él dicen que fue un héroe, pues, aunque no combatió, tuvo el coraje de enfrentarse a una situación terrible. Afirman que representa el coraje moral. Y se muestra su figura ligada a la idea de que cualquier individuo tiene su responsabilidad y puede hacer algo por cambiar las cosas.
Wallenberg nació en Suecia el 4 de agosto de 1912, en un municipio cercano a Estocolmo. Pero su padre, murió unos meses antes y no le pudo conocer. Falleció por cáncer con solo 23 años.
No obstante, su nacimiento es una buena noticia ante el dolor que padece la familia. El abuelo de Raoul, Gustaf Wallenberg, era un hombre de negocios y también embajador de Suecia en Tokio y Estambul. Él tendrá una gran influencia sobre Raoul.
La familia tiene una actitud cosmopolita y anima a este joven a viajar, conocer otras culturas y aprender idiomas. También se le educó en ser independiente y que fuera responsable.
De hecho, Raoul se da cuenta siendo muy joven de que toda la familia tiene grandes esperanzas puestas en él y sentirá como un deber cumplir esas expectativas de sus familiares.
Su madre, con la que tenía una muy buena relación, se casa de nuevo y tiene dos hijos más. Los hermanos menores de Raoul son Guy y Nina.
Se asegura que tenía una personalidad artística y creativa. De hecho, estudió en Estados Unidos la carrera de Arquitectura. En 1935 obtiene su título.
Su abuelo le envía a Ciudad del Cabo con el deseo de que se forma en la parte en desarrollo del mundo.
Pero luego irá a Haifa, en el norte de Israel (luego Palestina), donde trabaja como aprendiz de un banco holandés. Allí entra en contacto con judíos que han llegado hasta este lugar buscando un refugio y se entera de las atrocidades cometidas por los nazis en Alemania.
Fue en 1936 cuando regresa a Suecia. La muerte de su abuelo al año siguiente le obligará a tomar sus propias decisiones.
Tras montar su empresa, sin mucho éxito, estalla la Segunda Guerra Mundial y eso le lleva a unirse a la Guardia Nacional. Se trata de una ocupación que encuentra estimulante, ya que le permite dar rienda suelta a sus habilidades organizativas.
En 1941, acepta un trabajo en una empresa comercial que importa y exporta alimentos entre Suecia y Hungría. El dueño de este negocio, Koloman Lauer, es un judío húngaro que no puede hacer negocios en su país natal debido a las leyes antisemitas.
Éste confía la tarea de representar a la empresa allí y en dos años realiza varios viajes a Budapest.
Usará toda su influencia y sus capacidades de negociación para la misión que le tiene la vida unos años más tarde.
En 1944 Estados Unidos crea la Junta para los Refugiados de la Guerra (WRB). Una organización que buscaba salvar judíos de la persecución nazi.
Suecia estaba haciendo esfuerzos para salvar vidas y la WRB propone lanzar una operación importante para evitar las deportaciones de judíos desde Budapest.
A Raoul Wallenberg le ofrecieron el trabajo y aceptó. Cuando llegó a esta ciudad, se encontró con que el delegado de la Cruz Roja Sueca, Valdemar Langlet, ya había alquilado edificios y en ellos puso letreros como Biblioteca Sueca e Instituto Sueco de Investigación. Luego serían escondites para los judíos.
Según la publicación editada por www.sweden.es, Wallenberg se centró en crear el pasaporte sueco de protección.
Aprovechó que los alemanes y los húngaros tenían cierta debilidad por la simbología. Este documento eran pasaportes en azul y amarillo con el escudo de armas sueco en el centro. Además tenían firmas y sellos.
Logró que el Ministerio de Asuntos Exteriores aprobara 4.500 pasaportes de protección, pero se cree que expidió tres veces más.
Incluso al final de la guerra, el pasaporte solo estaba firmado por él y aún así funcionaba en el caos que se había generado en esta ciudad.
No fue muy ortodoxo en sus acciones, ya que usó desde sobornos a chantaje para lograr salvar las vidas de muchas personas, pero sus compañeros de la delegación le apoyaron al ver que lograba el objetivo de proteger a tantas personas. Su departamento llegó a tener contratadas a centenares de personas.
El 20 de noviembre de 1944, Adolf Eichmann, oficial de las SS, comenzó a deportar a miles de judíos de Budapest, pero les obligaba a caminar durante días en unas condiciones muy duras. Wallenberg llegó a distribuir pasaportes allí, así como alimentos y medicinas. En enero de 1945 llegaron las tropas soviéticas a esta ciudad y el día 17 Wallenberg desaparece.
A cerca de esta exposición
La exposición ‘Para mí, no hay otra opción’ está comisariada y producida por el Instituto Sueco en estrecha colaboración con The Living History Forum. La información recogida en estas páginas procede de la documentación elaborada para esta muestra. Créditos de las fotos: Karl Gabor, Bundesarchiv (Alemania), Magyar Távirati Iroda (Hungría), The National Archives and Records Administration (EEUU), Ria Novosti Archive (Russia), Scanpix (Suecia).
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