Educación

José Manuel Calzado: “En el ministerio me miraban con recelo porque he ido a pedir y no era mi papel”

El director provincial de Educación, José Manuel Calzado, prefiere que le entrevistemos en una mesa redonda en lugar de quedarse tras un gran escritorio. Su cercanía no sólo se ha demostrado en ese momento, sino en las centenares de ocasiones que ha estado dispuesto a hablar de temas educativos para hacerlos accesibles a la sociedad.

Reconoce que no ha sido un director provincial al uso porque no se ha conformado con gestionar, sino que ha hecho política. Pero no quiere seguir en este ámbito cuando termine esta fase. Quiere volver con sus “niños”, los necesita. Reconoce que ha tenido mala suerte con las obras de los centros educativos, pero reitera que no ha sido culpa del ministerio que las construcciones no hayan avanzado más rápidas. Afirma que él sería uno de los grandes beneficiados porque vuelve a las aulas y porque tiene una nieta para la que espera los mejores centros y maestros.

De su paso por la Dirección Provincial asegura que ha sido una experiencia positiva. “Me he dado cuenta de la verdad de la frase ‘una cosa es predicar y otra dar trigo’. He tenido la inmensa suerte de estar en un puesto en el que ni un 1% de los docentes puede estar. Es muy duro, pero a la vez ha sido una experiencia gratificante, enriquecedora y en donde he aprendido mucho”.

–¿Ese sillón ha sido incómodo en algún momento?

–Evidentemente ha sido incómodo muchas veces. Pero cuando asumí el cargo lo sabía. Lo que está claro es que aquí uno tiene que tomar decisiones. Cuando yo tomaba decisiones en la dirección del centro afectaban a 800 alumnos y a 80 profesores. Aquí, cuando se decide algo afecta a 20.000 alumnos y a 1.300 profesores. Aquí se viven situaciones complicadas e incómodas. He tenido que decir ‘no’ a muchas personas en estos seis años y eso yo sé que es difícil de decir y más complicado de asumir por quien lo oye. La gente cree que todo se puede hacer y que no hay problemas. Pero en las direcciones provinciales hay una normativa básica que emana de un ministerio que está en Madrid y la capacidad de movimiento en Melilla en ésta u otra dirección provincial es muy pequeña. Sí que es verdad que siempre se ha intentado atender a las personas y explicarles por qué se toma una decisión u otra. No obstante, tras seis años, que es un récord absoluto en esta área, lo que sí creo es que me voy prácticamente con los mismos amigos que vine y ya eso es balance positivo. De hecho, creo que he hecho algunos nuevos que no tenía [ríe]. Esto también me sirve para hacer una valoración positiva de mi paso por aquí, independientemente de que entiendo que técnicamente se podrían haber hecho más cosas y seguro que se podrían haber hecho mejor.

–¿Madrid sabe las dificultades reales que tiene la Educación en Melilla?

–No sé si lo sabía. Pero en la actualidad los responsables de Madrid sí que son bastante conocedores. A mí ya en el Ministerio de Educación, no es que no me quisieran ver, pero me miraban con recelo porque siempre he ido a pedir, a demandar, a debatir sin asumir lo que en teoría es un director provincial: gestor de una administración central. No tenemos por qué tener opinión propia porque no se desarrolla, en teoría, política, sino gestión ministerial. Pero sí que es verdad que al final en Melilla se mezcla todo. Y yo quería, y era la oportunidad tras 30 años en la educación, de que Madrid tuviera conocimiento de lo que hay. He hecho todos los esfuerzos del mundo para ello.

–¿Hay algún proyecto o logro alcanzado con el que haya gritado ‘por fin’?

–Hay muchas cosas. Cuando llegue a la Dirección Provincial nos encontramos que el convenio del ministerio con la Ciudad de escuelas infantiles y de educación compensatoria se había perdido y eran 1,5 millones de euros. Cuando lo recuperamos, fue para decir eso. Luego hubo otro problema enorme: el proceso de acreditación profesional. Se hizo muy rápido y estaba cogido con alfileres. Cuando se iba a cerrar nos encontramos con una situación alegal. Por ello, hay que agradecer a los evaluadores y asesores que tuvieron la santa paciencia de esperar un año para cobrar incluso menos de lo que se había previsto para ajustar todo esto a la legalidad. Cuando se resolvió, se nos quitó un peso enorme de encima.

Cuando el Jardín Valenciano se puso en marcha también fue para nosotros una importante alegría. Ha sido una satisfacción ver el proyecto de Gabriel de Morales, las aulas para escolares con autismo, los centros bilingües, el plan de apoyo o el aula Avanza, que son para niños superdotados que hay que potenciar. Es importante que nadie se quede atrás, pero también lo es que los que tienen una capacidad de sobredotación puedan desarrollar aún más sus condiciones. Además, hay que destacar el apoyo de la Ciudad para sacar muchos proyectos adelante.

Cuando he ido con un proyecto para dar apoyo a niños que se incorporan con déficit de castellano, ha salido adelante con Bienestar Social. Cuando se ha precisado de los técnicos de Educación Infantil, la Ciudad ha dado el paso. En fin, hay muchas pequeñas cosas y algunas más importantes que se han sacado adelante. Son seis años y lo lamentable sería que uno se fuera sin poder decir estos proyectos que son buenos para la ciudad. Se han hecho cosas también o casi la totalidad por el equipo de la Dirección Provincial y por los profesores. El profesorado ha sabido leer muy bien la situación. Ha sabido remangarse y aplazar las exigencias hasta este momento tras la crisis. Han dado el callo y han sacado adelante la educación con una fortaleza envidiable.

“No se puede olvidar que la Ciudad, aunque no tiene competencias, es la mejor aliada”

–La Formación Profesional siempre ha sido rechazada y olvidada. Pero ahora se le está dando importancia.

–El esfuerzo es grande para dejar esa opinión atrás. Se han dado pasos muy importantes porque en Melilla se hablaba de proyectos de FP, pero no se hacía nada. Cuando llegamos había un centro integrado de Reina Victoria Eugenia que se había anunciado durante cinco años y en el que metieron a medio instituto de Secundaria; así era imposible ponerlo en marcha. Pero creo que este centro integrado es muy importante para el futuro de la ciudad por lo que representa para la FP reglada, pero también por la formación ocupacional y la no reglada. Pero sí que es verdad que precisa de liberarse de ese peso extra que tiene, que son los alumnos de la ESO. En un año y cuarto va a disponer de unas condiciones de espacio muy importantes. Además, Educación ha sabido ver la importancia de la FP en Melilla y, en una situación complicada a nivel económico, hemos desdoblado ciclos de FP. En general la sociedad está valorando la importancia de la FP, que es una fuente de empleo enorme, mucho más que la universidad, por sentido común y por necesidades. Si seguimos apoyando la FP, un paso sería ya apostar por la FP Dual. Empezar con 1.300 y terminar con 2.200 alumnos en estos años es algo importante y un esfuerzo grande que han hecho los centros para atender esta demanda.

–¿Se queda en política o vuelve al instituto a dar clases?

–No quiero seguir en política. Ahora necesito a mis niños y a mi instituto. Necesito abrir un paréntesis enorme. Además, por la edad que tengo, no hay ningún interés especial para volver a la política. Tendrían que ofrecerme un proyecto muy ilusionante. Pero las convulsiones que hay a nivel nacional también las hay a nivel local y creo que hay que dejar paso a nueva gente. Yo estaré donde quiera el partido, en tercera o quinta línea. No tengo problemas. Yo lo que quiero ahora es irme a mi instituto y recuperar la normalidad porque han sido seis años muy intensos. Si no vuelvo a la política no voy a sentir resquemor. He tenido la suerte de vivir esto y aportar todo mi esfuerzo. Ahora necesito relajarme. Estar con mis alumnos y mis compañeros e ir al instituto tranquilamente. Lo tengo claro desde que salió adelante la moción de censura y desde ese momento estoy mirando ya los libros de texto, hablando con los profesores del instituto y con el jefe de estudios y mirando los horarios.

–¿Cuáles son los problemas que va a tener que exponer el nuevo director provincial en Madrid?

–En primer lugar, lo importante es que insista en Madrid a los nuevos directivos del ministerio que vengan a ver la ciudad. No se puede trasplantar la realidad de un barrio de Madrid, de Salamanca o Valencia a la realidad de Melilla. Tienen que escuchar a la gente de Melilla y en cuanto sea posible, venir a la ciudad. Una vez hecho esto, la situación más importante a la que hay que dar solución es la ratio. Ya está encauzada. Lo que ha hecho el PP, a pesar de las dificultades económicas, es que ha planificado ya la construcción de centros. Tenemos un Jardín Valenciano que se recepcionará en 2019. En Gabriel de Morales han empezado las obras de demolición. Además, tenemos el colegio del Hipódromo. Todo eso no está en el aire, sino que se ha contemplado en los presupuestos estatales. En los próximos tres o cuatro años vamos a ver que se solventa la situación.

Pero hay una cosa que quiero señalar. Este avance importante en los proyectos de construcción ha sido posible gracias a la Gerencia de Obras. Pero tanto esta área, como la disponibilidad económica, partía de Cultura y ha sido posible porque Educación y Cultura han estado juntas en un mismo ministerio. Cuando llegamos, la Gerencia de Obras de Educación era un arquitecto con un despacho. Y así es imposible atender a Melilla y Ceuta. Ni había disponibilidad económica ni recursos humanos para asistir a las necesidades. Cuando Cultura se sumó a este ministerio, trajo con ella unas partidas económicas importantes. Lo que me preocupa ahora es que la Gerencia de Obras vuelva a Cultura porque es un palacete que está en el Retiro que dispone de un gran número de arquitectos, técnicos, aparejadores y un gran número de especialistas. Ahora mismo hay cinco arquitectos trabajando para cinco proyectos de Melilla. Si esto se quita y la Gerencia de Obras pasa de nuevo a Cultura, sólo vamos a tener un arquitecto en Educación para asistir a las dos ciudades y eso va a provocar problemas extra.

–¿Hay más?

–Otra dificultad es el cupo de profesores. Es importante que se aumente. Hasta ahora lo ha hecho en un 8%. Tenemos una situación especial porque hay una parte de la población que no valora aún la importancia de la formación y la educación de sus hijos. Llegan a los centros educativos con un déficit y eso se puede cubrir con los programas de refuerzo que se han creado. Pero hay que seguir cultivando eso todos los años de colegio e instituto con programas de apoyo. Esos maestros extra se han utilizado por los centros como han querido, bien desdoblando grupos numerosos o haciendo clases de refuerzo por la mañana o tarde.

La tercera línea es mantener los convenios con la Ciudad. No se puede olvidar que el Gobierno local, aunque no tenga competencias de Educación, es el mejor aliado para que podamos seguir mejorando en este ámbito.

–¿Cree que tenemos mal de ojo con las construcciones educativas?

–Depende. Me da igual quien inaugure las obras, porque soy profesor y de Melilla y lo que me interesa es que la Educación esté mejor. El beneficiado entre otros voy a ser yo porque voy a poder dar clases en mejores condiciones y mi nieta va a tener un mejor colegio. ¿Hemos tenido mala suerte en este tema? Sí. Pero creo que tenemos un camino ya abierto y de esperanza e ilusión que no en un proyecto, sino en una realidad. Hay muchas posibilidades de que en septiembre el Mercado Central abra sus puertas. Tenemos el Jardín Valenciano en marcha y ahora también Gabriel de Morales. Si ha habido problemas, se están reduciendo. Ojalá que la persona que me suceda no tenga ninguno. Aunque me quedo con que por parte del Ministerio de Educación se ha hecho un enorme esfuerzo por evitar los parones. La mayoría son ajenos al ministerio, pero al ser obras de esta entidad, entiendo que se mire a ésta como culpable. Pero puedo asegurar, y están los papeles para demostrarlo, que no ha sido el responsable de ese ‘mal de ojo’. Aunque es cierto que, por ejemplo en la obra del Mercado Central, todo lo malo que puede ocurrir ha pasado. Y rezo para que no suceda nada más y que la persona que me suceda pueda decir que en septiembre se inician las clases, al menos para el Conservatorio.

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