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José Alfonso Romero. Escritor y ex agente de la Guardia Civil: “Los guardias de Melilla sufren una tensión similar a la del País Vasco”

Ayer presentó ‘La hija del txakurra’, un libro sobre los años más sanguinarios de la banda terrorista ETA.

José Alfonso Romero estuvo destinado como guardia civil en el País Vasco entre 1979 y 1984. Eran los años de plomo, la época más sanguinaria de la banda terrorista ETA. Romero era un joven ‘txakurra’ (‘perro’ en euskera), apelativo que el entorno etarra aplicaba a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
“Cuando estaba allí, tenía la sensación de que se desdramatizaba la muerte de los guardias civiles. Trataban de evitar que fuéramos vistos como personas. De ahí surge la necesidad de escribir este libro”, relata Romero a El Faro mientras muestra un ejemplar de ‘La hija del txakurra’, la obra que presentó ayer en la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla.
El acto estuvo organizado por la Unión Nacional de Escritores Españoles (UNEE), de la que Romero es miembro. El presidente de esta entidad, Juan Carlos Heredia, se encargó de presentar al autor del libro.
En los cinco años que pasó en Guipúzcoa como agente del Instituto Armado. Romero convivió con el horror de ver caer a muchos de sus compañeros a manos de los pistoleros de ETA, así como con el miedo permanente de sentirse en la diana de los terroristas.
“Este libro cobra mayor sentido en este momento porque se está haciendo la narrativa de lo que allí ocurrió, y no podemos permitir que la haga ETA”, subraya este ex miembro de la Benemérita que abandonó el Cuerpo “hace casi 30 años”. Salió del País Vasco “con estrés postraumático”. “Pensé que al salir de allí iba a mejorar, pero no fue así”. La situación finalizó con su baja en la Guardia Civil.
Desde entonces, este gallego nacido en la provincia de Orense y hoy residente en Caldas de Reis (Pontevedra) se ha centrado en la literatura, que combina con la actividad periodística como columnista en medios de comunicación.

Crímenes de lesa humanidad
“ETA cometió crímenes de lesa humanidad, porque no sólo masacraban a los que se oponían a ellos, sino que querían torcer la voluntad de un pueblo, la voluntad democrática”, proclama el autor de ‘La hija del txakurra’.
El título del libro surge de uno de sus relatos, que narra “la situación que vivían los hijos de guardias, policías y militares en los colegios”, comenta Romero.
El escritor añade que si había profesores que simpatizaban con Herri Batasuna y detectaban que algún alumno era hijo de ‘txakurras’, comenzaban a “aislarlos”. “Les hablaban en euskera” y conseguían que los otros niños, “por miedo”, reaccionaran de la misma manera. Una situación “miserable”, afirma Romero.
El autor del libro señala que la novedad que aporta es “explicar lo que era el miedo del guardia civil, la parte humana. Muestro a las víctimas como eran. Gente que tenía familia, hijos, novia. Yo llegué allí con 19 años y quiero demostrar que éramos personas”.
Romero subraya esta última palabra y lo explica: “Cuando había un atentado contra guardias, se decía: ‘Han muerto dos números y un cabo’. Eso daba la sensación de que no se mataba a personas, y es terrible”, lamenta.
Pero, además de reivindicar a sus compañeros asesinados, el ex agente de la Guardia Civil homenajea con su libro a los familiares de los muertos, quienes, pese a no estar en el punto de mira de ETA, sufrieron lo indecible durante aquellos años de terror.

“Algo habrá hecho”
Una de las situaciones más desgarradoras que se podían sufrir después de que ETA asesinara a alguien era escuchar esta frase: “Algo habrá hecho”. Para Romero, esas palabras son “algo terrible, porque no había ninguna disculpa” para el asesinato.
El escritor afirma que en los años de plomo “la sensación era que ETA era el Estado, que el poder era de ellos. Cobraban el impuesto revolucionario, tenían periódicos y el que no colaboraba, callaba”, denuncia.
Aunque está convencido de que los terroristas no volverán a asesinar, Romero considera que en algunos aspectos “han obtenido muchos éxitos. El Estado de derecho se ha puesto a veces de rodillas, no funcionaba. El GAL fue un éxito de ellos, porque manchó la trayectoria democrática” de España.
El escritor considera que Melilla es un lugar “simbólico” para presentar el libro. ¿Por qué? “Porque los guardias de aquí están viviendo una situación muy dura y muy incomprendida”. “Se están enfrentando a gente que viene sin nada, los que saltan la valla. Eso te pone en una situación similar a la que se vivía en el País Vasco, porque sufres tensión e incomprensión”, argumenta.
Romero señala que los guardias de Melilla deben “derrotar a gente que ya está derrotada”, algo “terrible”, pero que tienen que hacer porque “el mandato es que (los inmigrantes subsaharianos) no pasen”. El ex agente destaca que aunque es una misión “desagradable”, muestra su “apoyo y agradecimiento” a los que fueron sus compañeros.

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