Javier Rupérez es un veterano político y diplomático español con un amplísimo recorrido en las cámaras legislativas, donde ha sido diputado y senador por organizaciones de corte centrista y democristianas, entre ellas y como más reciente el PP. Secuestrado por ETA en 1979, su carrera diplomática lo llevó a numerosos países y también a representar a España ante Naciones Unidas y Estados Unidos, entre otros destinos de enorme trascendencia pública como director ejecutivo del Comité contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en Nueva York con rango de secretario general adjunto.
Actualmente está considerado como uno de los más importantes analistas internacionales y tiene amplio conocimiento del funcionamiento de la Unión Europea y de las relaciones con Marruecos.
El pasado miércoles, además, presentó en Madrid el informe “El papel de Ceuta y Melilla en la agenda global”, elaborado a iniciativa de Europa Ciudadana, un think tank que preside José Carlos Cano Montejano.
-¿Qué papel juegan Ceuta y Melilla en las relaciones exteriores de España?
-Ceuta y Melilla son parte de España y están donde están, precisamente en el sur del país y se ubican en la vecindad de Marruecos con lo cual juegan un papel precisamente en esa vecindad, no porque a nosotros nos importe, puesto que nos parece que debemos tener unas relaciones normales y fructíferas con Marruecos, sino porque Marruecos, indebida e ilegalmente, entiende que no deben ser consideradas parte de la integridad territorial española. Esa es una actitud absolutamente fuera de lugar, ilegal e indebida y ese es, digamos, uno de los papeles que tienen encima esta dos ciudades y tiene España que considerar con respecto a esa parte importante de nuestra integridad territorial.
Por otra parte, Ceuta y Melilla tienen una importancia grande desde el punto de vista de lo que son, unas ciudades importantes, florecientes, situadas en un lugar estratégico enormemente significativo desde el punto de vista geoestratégido y global, de manera que siempre sean ciudades autónomas españolas.
-¿Debería de haber más iniciativas como la de Europa Ciudadana para que las dos ciudades sean más conocidas? Ya se sabe que solo se ama lo que se conoce…
-A mí me parece muy positivo lo que ha hecho Europa Ciudadana y que todos los españoles tengan una conciencia muy clara de lo que significan Ceuta y Melilla, y lo que significa, en general, el respeto a la integridad territorial española. Me parece positivo y me parece necesario. Por otra parte también como reflexión de lo que hay pensar, hay preparar y lo que hay que hacer en el caso de que alguien osara poner en peligro la integridad territorial española.
-¿Comparte la idea de que las dos ciudades autónomas necesitan mayor presión internacional sobre Marruecos para garantizar su futuro?
-Yo creo que España debe tener presente en el caso de Ceuta y Melilla, y en el caso de cualquier otra duda que exista sobre su integridad territorial, como cualquier otro país, una postura muy clara en la esfera internacional con respecto a lo que significa el respeto a su integridad territorial. Ni más, ni menos. ¿Deberíamos hacer más al respecto? Bueno, nunca vendría de más el hacerlo, pero yo creo que está muy claro cuáles son las nociones que los demás sujetos internacionales tienen sobre nuestra integridad territorial y consiguientemente las consecuencias que tendría cualquier tipo de duda al respecto.
Yo creo que efectivamente podríamos y deberíamos tenerlo en cuenta a efectos de nuestras relaciones internacionales, tanto bilaterales como multilaterales.
-¿Fue la decisión de mandar 10.000 marroquíes a Ceuta un punto de inflexión en cuanto a cómo se ve Marruecos desde Europa?
-Marruecos, por lo que estamos viendo, y quizás por lo que estamos viendo en este mismo momento, tiene una cierta tendencia a utilizar, o intentar utilizar, medios de presión para conseguir los aspectos que Marruecos que de manera indebida pretende obtener o dice poseer.
Hoy se vuelve a renacer la cuestión migratoria desde dos puntos de vista. Primero, el cálculo completo de los que perdieron la vida en la intentona de junio de 2022, y por otra parte, la presencia, según veo por las informaciones públicas que llegan a través de los medios de comunicación, de una nueva aglomeración de migrantes en la frontera. Yo creo que eso es una manifestación más de esa tentación, que yo llamaría de presión casi chantajista por parte de Marruecos para obtener las cosas que quiere obtener.
Hay que pensar que, en algún sentido, la Marcha Verde y Perejil se situaron exactamente en la misma tesitura.
-¿Debe la Unión Europea implicarse más en la defensa de Ceuta y Melilla? ¿Cree que hay alguna acción en aras a proteger los intereses económicos de las dos ciudades españolas?
-La Unión Europea ya ha afirmado de una forma taxativa, tajante y contundente que Ceuta y Melilla son las fronteras europeas con Marruecos, afirmando de una forma muy clara que pertenecen a la integridad territorial española. Desde ese punto de vista, siempre se le podría exigir más a la Unión Europea, pero yo creo que al que exigir es a Marruecos, que reconozca lo que no ha reconocido ni ha querido reconocer y ya estamo viendo en el curso de estos últimos tiempos, la existencia de una frontera. No tengo la información diaria de lo que está ocurriendo en Ceuta y Melilla pero las noticias que me llegan es que las fronteras no están abiertas y Marruecos se niega a reconocer la existencia de fronteras a todos los efectos.
Yo creo que desde el punto de vista de lo que son nuestras vinculaciones internacionales, bilaterales y multilaterales, tenemos que hacerlo valer para que presten todo el apoyo que puedan pero al mismo tiempo también tener en cuenta de forma muy clara que la finalidad y el aporte fundamental que debemos hacer a esa prioridad es nuestra propia defensa.
España debe estar preparada a afirmar sus derechos, como está haciendo y debe seguir haciendo continuamente, y al mismo tiempo también a tomar todas las medidas necesarias para hacer respetar sus derechos.
Si Marruecos es un socio privilegiado de la Unión Europea, ¿entiende que se le debe exigir mayor respeto a la soberanía y la integridad territorial de un miembro como España?
Podríamos argumentar muchas cosas pero yo creo que lo ha hecho suficientemente. Ha habido declaraciones del Parlamento Europeo muy nítidas al respecto, ha habido declaraciones muy nítidas al respecto por parte del Consejo de la Unión Europea, declaraciones, que por otra parte que claramente han caído mal en el Gobierno marroquí, que las ha intentado negar.
Yo no le daría más vueltas a ese tema. Yo creo que está muy claro cuál es la naturaleza de Ceuta y Melilla respecto de la integridad territorial española y desde el punto de vista de su pertenencia al conjunto de lo que es la Unión Europea, sin ningún tipo de duda.
-¿Piensa que algún día se reabrirá la aduana comercial?
No estoy en el Gobierno. No sé exactamente cuáles son las medidas que el Gobierno español piensa tomar al respecto. Lo que sí le digo es que esa situación es absolutamente intolerable, es ilegal y es rechazable. Desde luego Marruecos con esa actuación no obtendrá nunca nada de lo que piensa obtener por la fuerza.
-¿Qué hace falta para que Marruecos deje esta guerra híbrida contra Ceuta y Melilla?
Yo creo que el Gobierno marroquí entiende mal el manejo de sus prioridades. El Gobierno marroquí está obsesionado con el tema del Sáhara Occidental y cree que la situación del Sáhara Occidental que, desde el punto de vista de las Naciones Unidas ha sido y sigue siendo un territorio no autónomo sometido a un proceso de descolonización, piensa que esa situación, que es la que marca el Derecho Internacional, puede ser violada por el ejercicio, como digo, de chantajes varios, en este caso concreto dirigidos en contra España.
Pienso que se equivoca gravemente en los planteamientos porque eso a lo único que conduce es a tensar unas relaciones bilaterales que al final de la historia son fundamentalmente son relaciones favorables digamos o en cualquier caso relaciones muy necesarias para el bienestar de los marroquíes. Y por otra parte, confunde a la comunidad internacional pensando que puede solucionar por la fuerza un problema que tiene su sitio de solución en las Naciones Unidas. A mí eso me parece grave y torpe y espero y deseo que lo comprendan los marroquíes.
-¿Piensa que las ciudades están bien protegidas y reconocidas por la OTAN?
-La OTAN tiene una misión defensiva de las integridades territoriales y de las independencias políticas y soberanas de todos sus miembros. La OTAN, como sabemos todos perfectamente, es el conjunto político defensivo más importante y más disuasorio que hemos conocido en tiempos contemporáneos. Y la prueba está en que nunca nadie ha intentado un ataque contra ningún miembro de la Alianza. Tampoco nunca la OTAN ha tenido la necesidad de atacar a nadie fuera. Por qué, pues porque el propio conjunto de la OTAN tiene una capacidad disuasoria muy, muy contundente.
Probablemente hay todo tipo de elucubraciones sobre si Ceuta y Melilla están dentro o no de la OTAN. Hay diversas lecturas sobre el Tratado. Unas que dicen que el Tratado se refiere fundamentalmente a los territorios situados en Europa o América del Norte o en el Atlántico al norte del Trópico de Cáncer de los estados miembros. Pero también lo que dice es que cualquier tipo de situación que se pudiera producir con un ataque contra un miembro, la respuesta tendría que ser calculada por todos los países de la OTAN.
Es decir, hay todo tipo de matizaciones al respecto, pero lo fundamental es que la OTAN tiene una capacidad disuasoria como nunca nadie ha tenido en la historia reciente. Y España es miembro de la OTAN y además de ello, también tiene una relación bilateral muy poderosa con los Estados Unidos. Creo que eso hay que situarlo en esa perspectiva. Cualquier otra perspectiva creo que es errónea y no conducen más que a conclusiones que no tienen base en la realidad.
-¿Cuál es su análisis de futuro para las dos ciudades?
-El futuro es el seguir siendo ciudades autónomas dentro de la integridad territorial española. El futuro es el de unas ciudades que tienen una frontera que es tanto española como europea con un país que se llama Marruecos y con el que deseamos tener las mejores relaciones bilaterales. Unas relaciones que, por otra parte, son enormemente favorable, o deberían serlo, con Marruecos y consiguientemente la lectura es la consideración absolutamente normal de las fronteras y de las aduanas comerciales de las dos ciudades.
Cualquier otro tipo de situación que se pudieran producir en las relaciones bilaterales, y me refiero de nuevo al tema del Sáhara Occidental, que es el que le preocupa a Rabat, hay procedimientos internacionales a los que España está también dispuesta a colaborar para solucionar los intereses de unos y de otros: de los saharauis, de los marroquíes y encontrar una vía pacífica y conveniente para todos de esa situación.
También quiero dejar constancia de un recordatorio que debemos tener en cuenta todos de una manera muy clara. Al final de esta historia, con todas sus complicaciones, recordemos que la defensa última de Ceuta y Melilla está en manos de España, nos corresponde a los españoles desde el punto de vista general y desde el punto de vista específico frente a todos aquellos que intentaran algún tipo de solución violenta en contra de las ciudades.
Y repito que en la vida internacional hay una cosa que debemos entender: frente al chantajista lo que hay responder siempre es con disuasión. Eso quiere decir con un aprendizaje de lo que les podría ocurrir en el caso de que intentaran algo en contra de la ley internacional.
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