El Islam y los Pueblos del Libro

Según el Corán, todos y cada uno de los seres humanos han sido honrados con la virtud de serlo, sin distinción, raza, origen o creencia. El Corán nos dice: “Hemos distinguido a los hijos de Adán. Les hemos proporcionado medios de transporte terrestre y marítimo, les hemos favorecido con todo lo sano y delicioso y les hemos otorgado el más alto grado de dignidad que pueden ostentar Nuestras criaturas. (Corán 17:70)”.

El Islam subraya la unidad de la humanidad como una sola familia: “¡Humanos! Acatad a vuestro Señor, que os ha generado de un solo ser, del cual creó a su pareja y de ambos propagó innumerables hombres y mujeres” (Corán 4:1).

Todas las personas disfrutan de derechos humanos en condiciones iguales, incluido el derecho de elegir libremente y sin coacción la religión, ya que en el seno del Islam el espacio ocupado por el “otro” se haya bien conservado y protegido.

El Islam no es una religión exclusivista, y a ningún ser humano, forme parte del clero o no, le es permitido poner límites a la misericordia y al perdón de Dios, o hablar en Su nombre otorgando el premio o el castigo. El juez último es Dios mismo; dice el Corán: “Luego, terminareis compareciendo ante vuestro Señor y Él, entonces, os revelará el motivo de vuestro descuerdo. (Corán 6:164)”.

De entre toda la humanidad, los hebreos y los cristianos son los más cercanos a los musulmanes y, por ello, se les ha otorgado el titulo honorifico de Pueblos del Libro. Son, como nosotros, creyentes del Dios Único y receptores de Sus Escrituras. Comparten con nosotros la fe en la cadena profética y muchos de nuestros amigos judíos y cristianos se sorprenden cuando conocen que los profetas bíblicos son también profetas islámicos. Las tres religiones comparten un código moral común. El Corán dice: ¡Musulmanes! Proclamad: Nosotros creemos en Dios y en lo que nos ha sido revelado y en lo que fue revelado a Abraham, a Ismael, a Isaac, a Jacob y a los Profetas de las tribus Israelitas, así como en lo que fue revelado a Moisés y a Jesús, y en lo que el Señor reveló a los demás profetas. No hacemos ninguna distinción entre ellos. Proclamad: Nosotros nos hemos sometido a Su voluntad. (Corán 2:136)”.

La palabra ‘islam’ significa literalmente ‘subordinación a la voluntad de Dios’.

El Islam permite a los musulmanes comer los alimentos que les ofrecen los Pueblos del Libro (a no ser que estén expresamente prohibidos, como el alcohol y el cerdo), así como ofrecerles alimento en correspondencia: dice el Corán: “De hoy en adelante, os es licito lo deleitable de los alimentos, así como la carne de los animales sacrificados por la gente del Libro, lo mismo que los vuestros también son lícitos para ellos. (Corán 5:5)”.

En una sociedad islámica, los Pueblos del Libro se rigen por el principio según el cual ellos disfrutan de nuestros mismos derechos y están obligados por nuestras mismas obligaciones. Asimismo, tienen derecho a protección social y otros beneficios proporcionados por el Estado. A los musulmanes se les prohíben actos de intolerancia en contra de los Pueblos del Libro, y el Profeta Muhammad dijo: “El que haga daño a una persona de los Pueblos del Libro es como si me lo hiciera a mí mismo”.

De hecho, la islámica fue desde el principio una sociedad plural. En cuanto que Muhammad emigro a Medina para formar la primera sociedad Islámica, todas las tribus que moraban en la ciudad, incluidas las judías, acordaron un tratado que garantizaba la libertad religiosa y la igualdad de derechos y deberes.

El Islam no es una religión exclusivista. Es una llamada universal dirigida al género humano. Aunque se dirija a todos los seres humanos, incluyendo a los Pueblos del Libro, el hecho de que éstos no abracen la fe islámica no es razón para encasillarlos como enemigos o infieles. De hecho, el término “infiel” es de origen europeo y fue usado en la época de las Cruzadas para describir a los musulmanes.

Ningún individuo o grupo puede reclamar el monopolio de la misericordia de Dios o negársela a los otros.

Los aspectos compartidos por el Islam, el Judaísmo y el Cristianismo son incontables y nada tienen que ver con el concepto estereotipado de una gran parte de la población en Occidente. El Islam, de hecho, está más cercano a ambos, Cristianismo y Judaísmo, de lo que ellos lo están entre sí, ya que reconoce que ambas religiones están basadas en la revelación divina, en tanto que los hebreos no reconocen dicho carácter para ninguna de las dos restantes. A este respecto, el término ‘judeo-cristiano’ es inapropiado para describir a la civilización actual y, en nuestra opinión, fue acuñado con el sólo propósito político de excluir a los musulmanes. Una descripción más apropiada de nuestra civilización actual podría ser ‘judeo-cristiano-islámica’, puesto que las tres religiones tienen sus raíces en la tradición abrahámica y la civilización islámica dio origen a la civilización actual. La islámica fue una civilización en cuyo seno musulmanes, judíos y cristianos gozaron de seguridad y justicia bajo un sistema de tolerancia y colaboración.

En lo que respecta a los judíos los musulmanes a menudo nos referimos a ellos como ‘nuestros primos’, ya que Abraham fue el antepasado común de Muhammad, por parte de Ismael, y de Israel (Jacob) y sus descendientes, por parte de Isaac.

El Corán alude aproximadamente unas cincuenta veces a los judíos y a los hijos de Israel; a Moisés, unas ciento treinta y siete veces y a la Torá, en dieciocho ocasiones. Se les colma de generosos elogios.

El Islam no apoya la idea de la existencia de un pueblo elegido. Las personas serán mejores o peores en función de su rectitud, no por las personas de las que desciendan.

En lo que respecta al Cristianismo, el Corán nombra a Jesús por su nombre en veinticinco ocasiones, utiliza el término ‘el Mesías’ en once y como el ‘Hijo de María’ en dos ocasiones. A María se la menciona por su nombre treinta y cuatro veces, y como “la que conservó su castidad”, dos veces. Los musulmanes nos quedamos atónitos y mudos de asombro cuando leemos a eruditos notables, a especialistas y, lo que es más doloroso de todo, a clérigos, describiendo al Islam y a los musulmanes como enemigos de Jesús. Por su parte, muchos cristianos que ignoran nuestra religión se quedan atónitos cuando le hablamos del respeto y el amor que los musulmanes profesamos a Jesús y a María que la paz y las bendiciones de Dios sean con ellos.

Nota importante:

Durante el transcurso de la conferencia impartida el jueves pasado en el salón de actos de la UNED, bajo el título ‘Narrativa y radicalización’, el capitán de Fragata Federico Aznar Fernández Montesinos dijo lo siguiente: “La clave para luchar contra el terrorismo internacional más que la actuación policial es una cuestión de pedagogía, esto es, enseñar a implicar a las comunidades musulmanas”. Según el señor Aznar es fundamental que los musulmanes y las comunidades que nos representan digamos que estos no son musulmanes y esto no es el Islam.

Desde la Comunidad Islámica Imam Malik queremos aclarar algunas cosas:

Con todo el respeto del mundo queremos decir al señor Aznar que demuestra ser ignorante en lo que respecta a las comunidades musulmanas de Melilla, Ceuta y el resto del territorio nacional al igual que desconoce la idiosincrasia y manera de proceder de estas comunidades. El 95 por ciento de los musulmanes de Ceuta, Melilla y el resto del territorio nacional al igual que las asociaciones y comunidades islámicas que las representan estamos involucrados en la lucha contra todo tipo de terrorismo, extremismo o radicalismo. Si el señor Aznar repasara un poco la Historia del Islam, desde sus inicios hasta la actualidad, se daría cuenta de que una de las cosas más importantes que tenemos los musulmanes es la moderación y el equilibro en todos los aspectos de la vida. El Profeta Muhammad ya nos enseñó que el musulmán debe apartarse de los extremismos y las posiciones extremas.

Los musulmanes estamos involucrados desde los comienzos del Islam en la lucha contra los extremismos. Los musulmanes y musulmanas y las asociaciones y comunidades que las representan somos el muro de contención contra los movimientos extremistas, eso lo enseñamos en nuestras casas, nuestras mezquitas, en las sedes de las asociaciones, en las actividades y congresos que hacemos etcétera. Por eso queremos decirle al señor Aznar que los musulmanes no solo estamos implicados en la lucha contra cualquier tipo de terrorismo, sino que somos el muro de contención. Nosotros pensamos que deberían ser las autoridades políticas, militares y policiales las que tendrían que darse cuenta que la lucha contra el terrorismo es también una cuestión de pedagogía y que ellos deberían ser los que tendrían que aprender de las comunidades musulmanes y de sus expertos y eruditos para poder frenar esos procesos de radicalización que suelen darse en algunos entornos y con unos perfiles determinados. Eso es lo que hacemos nosotros como comunidades musulmanes en España, “enseñar a musulmanes y no musulmanes a ser el muro de contención contra todo tipo de extremismo, de radicalismo y a luchar y posicionarnos en contra de cualquier tipo de terrorismo sea esta de la ideología que sea. Las comunidades musulmanas en España a pesar de los pocos medios de los que disponemos somos el muro de contención contra los extremismos y radicalismos y nuestra implicación es al cien por cien. Invitamos al señor Aznar, y a todo aquel que quiera, a que se dirija a cualquier comunidad musulmana en Melilla, Ceuta o el resto del territorio nacional a conocernos y nosotros con mucho gusto le ofreceremos todas las charlas pedagógicas que ellos quieran, solo así se darán cuenta que nuestra implicación en la lucha contra todo tipo de terrorismo es al cien por cien y no tendrá la más mínima duda de que somos nosotros el muro de contención contra los movimientos extremistas.