Las entradas de inmigrantes a la ciudad han vuelto a protagonizar la vida melillense, después de algunas semanas ‘tranquilas’. La espectacularidad con la que éstas se han producido, en la noche del pasado jueves en Beni Enzar y ayer mismo en Farhana, ha hecho que la seguridad en los puestos fronterizos se intensifique. A las ocho de la mañana del domingo un coche kamikaze atravesó a toda velocidad la frontera de Farhana con doce inmigrantes a bordo, cuatro de ellos metidos en el maletero. Ya no valen los dobles fondos ni los asaltos a la valla ni las pateras.
Las mafias entran ‘a saco’ en Melilla con ‘sus’ inmigrantes. Lógicamente las largas colas de espera para atravesar la frontera caldearon ayer los ánimos entre los melillenses que volvían a la ciudad, después de pasar el fin de semana en Marruecos, pero en este caso está más que justificado. La entrada a lo kamikaze pone en peligro no solamente la vida de los ocupantes del vehículo y de los agentes policiales de ambos lados de la frontera sino también la de las personas que cruzan a pie.
La desproporcionada espectacularidad y descaro que está tomando el fenómeno migratorio en la ciudad debe tener una respuesta contundente por parte de las autoridades españolas y no quedarse en la mera crítica, denuncia y ataque a las mafias “sin escrúpulos” que trafican con seres humanos, como así ha condenado una y otra vez el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani.
La acción política y policial está siendo a todas luces insuficiente a tenor del cariz que están tomando las entradas de ilegales en la ciudad. La excusa de la “agresividad” de los inmigrantes está perdiendo efecto en la opinión pública. ¿Qué se está haciendo contra estas mafias que ponen en jaque a la policía marroquí y española? ¿Qué medidas se están tomando para perseguir a estos grupos organizados a los que no les importa la vida de estos inmigrantes?