Un individuo se enfrenta a una posible condena de tres años de prisión como presunto autor de un delito de robo con fuerza. Según sostiene la Fiscalía de Melilla en su acusación, el hombre introdujo la mano por la apertura de la ventana de un coche, donde se encontraba la víctima utilizando su teléfono móvil. Entonces, “con ánimo de enriquecerse ilícitamente a través de bienes ajenos”, el procesado supuestamente le quitó el dispositivo y salió huyendo del lugar. De acuerdo con lo expuesto por el Ministerio Fiscal en su escrito acusatorio, el individuo mantuvo un forcejeo con la pareja de la denunciante cuando este intentó recuperar el móvil de su novia.
Estos hechos fueron enjuiciados esta semana en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla. Los mismos tuvieron lugar el 13 de enero de 2016 en el barrio del Real.
El acusado compareció este martes ante la magistrada y explicó que no recordaba dónde estuvo el día de los hechos. No obstante, insistió en que él no cometió el robo que se le imputaba. Cuando se le preguntó si introdujo la mano por la ventanilla de un coche para robar un teléfono, él respondió que “en ningún momento”. Según subrayó el encausado, desconocía el motivo por el que lo habían denunciado a él.
La víctima, sin embargo, aseguró ante la juez que estaba convencida de que el acusado era la misma persona que le sustrajo el teléfono. Explicó que ella se quedó en el interior del vehículo mientras su pareja entró a hacer una compra a una tienda de alimentación.
La denunciante contó que vio cómo el procesado entraba al mismo local y que, luego, cuando le quitó el móvil, reconoció la ropa que vestía, aunque no le vio el rostro.
“Mi pareja salió de la tienda al escucharme gritar y fue detrás suya. Iniciaron un forcejeo, pero el otro consiguió escapar”, recordó.
Por otro lado, el novio de la víctima relató en la vista que conocía al acusado porque de pequeños solían jugar juntos al fútbol, por lo que lo reconoció nada más verlo. Según apuntó, él salió corriendo detrás del procesado, pero no consiguió darle alcance.
“Soy inocente. Se han confundido conmigo y me han echado la culpa”, aseveró el acusado en su derecho a la última palabra. La magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 dejó el caso visto para dictar una sentencia.
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