Por parte de Abdelmalik El Barkani con motivo de su ingreso en la Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental.
Mohamed Ben-Alal El Uarty fue el primer médico bereber de Melilla y sus alrededores. Nació en esta ciudad en el 1912, donde cursó los estudios hasta el bachillerato y de donde marchó a Madrid para licenciarse en Medicina y posteriormente especializarse en Ginecología.
Su vida, truncada en plena juventud, dos años después de estallar la Guerra Civil, le sustrajo lo que a priori se dibujaba como una exitosa carrera. De él prácticamente ningún melillense sabía nada, más allá de sus familiares y los escasos estudiosos que al echar la vista atrás y profundizar en nuestra historia no optan por reparar, como la mayoría de investigadores, en hechos bélicos o míticos personajes del mundo militar. Su nombre, sin embargo, ha vuelto a revivir gracias al trabajo de investigación del doctor en Medicina, Abdelmalik El Barkani, muy conocido por su condición de neurocirujano en Melilla pero más aún por su proyección pública como destacado dirigente del PP y durante los últimos ocho años consejero de Presidencia del Gobierno Imbroda.
Abdelmalik El Barkani, diputado también en la nueva la Asamblea de la Ciudad constituida el pasado viernes tras las elecciones del 22 de mayo, demuestra que los políticos tienen muchas más facetas de las que creemos ver a través de sus anuncios públicos, declaraciones en rueda de prensa o debates dialécticos con sus oponentes en los Plenos de nuestra principal corporación local.
En un reciente trabajo de investigación, dado a conocer con motivo de su ingreso en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental, El Barkani analiza la acción sanitaria de España en el Protectorado español. Su iniciativa, además de constituir un opúsculo que nos ayuda a conocer mejor nuestro pasado y nuestra histórica relación con el Marruecos cercano, rompe una lanza de investigación a favor de aquellos, en muchos casos militares, que lejos de verse obligados a guerrear, se dedicaron a salvar vidas y a trabajar por la mejora de las condiciones higiénico-sanitarias de la población más rural y pobre del vecino reino marroquí.
Investigación
Para llevar a cabo su investigación, El Barkani se ha embebido de tres tesis doctorales, todas ellas de médicos militares, y datadas de los años 20 al 59, en las que se analizan la acción sanitaria española en el cercano Nador, en Tetuán y en Beni-Said.
Se trata de un trabajo de aproximación a la acción sanitaria española durante el Protectorado de España en Marruecos que, editado por el propio doctor en Medicina, constituye ya un auténtico referente para quienes quieran conocer algo más de cómo era el Marruecos anterior al Protectorado español y cómo la forma de vida y la escala de valores de sus pobladores.
Tal cual dice El Barkani en su trabajo, “entre los muchos problemas con que España se enfrentó al iniciar el régimen de Protectorado en Marruecos, figuraba el sanitario como uno de los más vivos y perentorios. También se trataba de uno de los que mayores dificultades ofrecían por parte del bereber, atado a sus prácticas por prejuicios religiosos y por tradición”.
Hay que tener en cuenta que España se enfrenta a un territorio no sólo entregado al combate durante los primeros quince años del Protectorado, sino en el que tampoco existía una organización que velara por la salud pública. “Los ‘tobab’ españoles (plural de ‘tebib’, como eran conocidos los médicos) tuvieron que vencer el apego que los marroquíes sentían hacia sus curanderos y a los remedios caseros, realizando grandes campañas de vacunación que contribuyeron al prestigio del país protector”.
A lo anterior hay que añadir, tal cual señala El Barkani, que “la mayoría de la población vivía en áreas rurales y, en ellas, la sanidad era casi inexistente y la asistencia médica corría a cargo de diversos tipos de sanadores, cuyas ideas sobre la salud y la enfermedad eran fundamentalmente de tipo empírico-creencial”.
El Barkani, en esta su otra faceta de investigador, habla así desde los ‘maalem jayam’ (maestro barbero/sangrador), de las ‘kabblatz’ (comadronas), los chorfa (morabos o santones) y los fokkah o alfaquíes que elaboraban amuletos con signos cabalísticos o versículos del Corán que los enfermos se colgaban al cuello o colocaban directamente sobre las heridas o zonas afectadas o incluso ingerían. Junto a ellos, algunos médicos marroquíes, eruditos y escasos, que “de una manera autóctona se habían dedicado al estudio de los tratados de Avicena y Averroes”.
Protectorado de España
en Marruecos
Al margen de esta descripción tan real como pintoresca, El Barkani profundiza en su estudio la realidad de un Protectorado, el español sobre Marruecos, que en palabras del hispanista Mohhammad Ben Azzuz, se debe analizar a través de tres postulados esenciales: El primero, que la verdadera acción protectora de España sobre Marruecos sólo pudo realizarse en un período de 28 años de duración, una vez que los marroquíes depusieron las armas en julio de 1927, puesto que en el período previo –iniciado en 1912- “España tuvo que hacer frente a una formidable resistencia armada del pueblo marroquí en el Norte”.
El segundo, que el territorio adjudicado a España, a diferencia del que correspondió a Francia, era parte integrante de lo que se ha dado en llamar el ‘Marruecos no útil’, compuesto por dos zonas, una al norte, la más belicosa del país, y ora al sur, totalmente desértica, y en ambos casos terriblemente pobres.
El tercer postulado subraya que España, a diferencia de Francia, sabía que el Protectorado tendría su fin, de ahí que su política no tendiera a anular la identidad ni los valores marroquíes, sino que era “una política fraternal como correspondía a dos pueblos que han convivido juntos durante varios siglos de su historia”.
En ese marco, El Barkani analiza no obstante como la sanidad sirve para ganar la confianza de los bereberes recelosos y contrarios al Protectorado español y como hace posible desde la formación de profesionales marroquíes de la Medicina hasta la creación de una red de centros que, en sus inicios, tuvo en la figura del dispensario médico el modo más práctico de hacer llegar la medicina a los lugareños.
El Barkani ha editado su estudio de forma particular como un recuerdo para aquellos que asistieron al acto formal que el pasado 13 de mayo acogió en el Hospital del Rey su ingreso oficial en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental.
Un acto solemne en el que dedicó su honorable distinción a “los mejores compañeros de su vida”: su esposa Habiba y sus dos hijos.
Con su incursión en este mundo de la investigación sobre el pasado de la Medicina en el Protectorado Español, El Barkani se ha puesto nuevas metas y anda buscando libros referidos al pasado sanitario no sólo del Marruecos cercano sino también de Melilla, objeto inicial de una investigación que tuvo que abortar por lo perentorio de la conferencia a la que tenía que enfrentarse y lo voluminoso de una incursión en cinco siglos de historia. Pero la difícil meta no es todavía un objetivo inalcanzable. Enfrascado en la búsqueda de material, de libros descatalogados y estudios de todo tipo, ha logrado por lo pronto que su investigación sobre “Algunos aspectos de la Acción Sanitaria durante el Protectorado de España en Marruecos” pueda ser el germen de un trabajo más amplio que compartir con otros médicos melillenses, aficionados también a la investigación del pasado sanitario de Melilla y su entorno.
Un político pero también un cirujano
Abdelmalik El Barkani, vicepresidente segundo del Gobierno de la Ciudad Autónoma, consejero de Presidencia y presidente del Instituto de las Culturas, fue recibido como miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental el pasado 13 de mayo, en un acto solemne celebrado en el Salón de Actos del Hospital del Rey y en el que, como nuevo académico, disertó sobre “Algunos aspectos de la atención sanitaria del Protectorado Español en Marruecos”.
El Barkani es neurocirujano del Hospital Comarcal de Melilla desde el año 90 y doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid, donde defendió y obtuvo el calificativo ‘cum laude por unanimidad’ para su tesis doctoral sobre ‘Tumores del tronco cerebral. Factores clínicos y terapéuticos implicados en el pronóstico’.
Su ingreso en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental se reviste de gran importancia porque se trata del primer melillense que entra a formar parte de tan prestigiosa institución. Por tal motivo, el Consejo de Gobierno le trasmitió su “más efusiva felicitación” así como el orgullo del Ejecutivo local por contar entre sus miembros con un médico relevante, miembro de una Real Academia científica.
El Barkani, que ostenta cargos públicos desde el 2003, año en que concurrió en la lista del PP a las elecciones autonómicas en el número 3, no ha dejado de ejercer su profesión a pesar de su excedencia en el Hospital Comarcal. De hecho, para mantenerse al día en su especialidad de neurocirugía, emplea parte de sus vacaciones en volver a los quirófanos, cosa que hará entre el 1 al 12 de agosto próximo, en el Hospital Universitario de Getafe.
Además, desde el 97 imparte clases como profesor asociado de la Escuela Universitaria de Enfermería en Melilla, adscrita a la Universidad de Granada.
Su trayectoria política tampoco está exenta de éxito. En la pasada legislatura ha ejercido como segundo portavoz del grupo popular en la Asamblea de Melilla, y además de consejero de Presidencia y Participación Ciudadana, no sólo ha promovido el Instituto de las Culturas y ejercido en la anterior legislatura como presidente de EMVISMESA, sino que también es vicepresidente del Patronato de la UNED en Melilla.
En las pasadas elecciones, fue el candidato nº4 del PP, lo que le ha supuesto volver a formar parte, por tercera vez, como diputado local, de la Asamblea de de la Ciudad.
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