Categorías: Tribunales y Justicia

Intentan probar su inocencia en base a la compra de unos borregos

Cuatro marroquíes reclaman 21.500 euros que pagaron por un contrato laboral, pero no se presentan al juicio. La Sección 7º de la Audiencia Provincial en Melilla celebró ayer un juicio por una supuesta estafa de  cerca de 21.500 euros que quedó visto para sentencia. La peculiaridad del caso sorprendió a los presentes en la sala no sólo por la naturaleza de los hechos, en su mayor parte ocurridos en Albacete, sino también por los argumentos dados por los dos acusados, que intentaron demostrar que eran inocentes en base a una compra de unos borregos, y por la no comparecencia de los cuatro denunciantes, que estaban citados para la vista oral de ayer en calidad de testigos.

Promesa de un contrato laboral.
Los hechos juzgados comienzan con el pago de 21.500 euros de cuatro ciudadanos marroquíes a un compatriota suyo que vive en la península para realizar las “gestiones” necesarias para obtener un contrato laboral en Albacete. Pasado un tiempo, la promesa no se cumplió y denunciaron a M.O. por un presunto delito de estafa en connivencia con un ciudadano español, A.R., dedicado a la compraventa de ganado.
A pesar de que los hechos ocurrieron en Albacete, la cuenta bancaria en la que presuntamente los cuatro denunciantes ingresaron su dinero, sumando un total de 21.500 euros, había sido abierta en Melilla. Por eso, se juzga en las Torres del V Centenario.

Interrogatorios.
El primer acusado en declarar frente al tribunal fue M.O., de origen marroquí y afincado en Albacete, donde tiene varios negocios abiertos. Aseguró no conocer a ninguno de los cuatro denunciantes, quienes, no obstante, estaban citados para la vista oral de ayer en calidad de testigos.
La defensa de los acusados puso de relieve que ambos, el marroquí y el tratante de ganado, únicamente mantuvieron una relación comercial hace seis años en base a una compra de borregos. Sin embargo, esta transacción, que nada tiene que ver con el caso enjuiciado ayer, no tuvo éxito. Según declararon M.O. y A.R. se compraron una cantidad de corderos previo pago de una señal. Una vez inspeccionada la mercancía, ésta no cumplía los preceptos islámicos debidamente, por lo que fueron rechazados por el cliente con la consiguiente petición de éste de que el dinero le fuera devuelto.
El ganadero quiso hacer la devolución a través de varios pagarés. Sin embargo, algunos de ellos no tenían fondos, por lo que, pasado el tiempo, entre los dos acusados aún persiste una deuda de 8.000 euros.
Poco tiene que ver en el presunto delito de estafa esta compra frustrada de borregos, según explicaron a El Faro fuentes judiciales, pero sí sirvió para demostrar ante los magistrados que entre M.O. y A.R. no existe más relación que aquella compra–venta y no una connivencia entre ambos para quedarse supuestamente con los 21.500 euros que los cuatro denunciantes marroquíes le dieron a M.O.

Incomparecencias.
Los cuatro ciudadanos del país vecino, citados en calidad de testigos, no comparecieron en la sala. La Fiscalía reconoció ante el tribunal que había sido imposible localizarles para notificarles la cita de la vista judicial, por lo que renunció a sus propios testigos. Esta decisión la apoyaron los abogados defensores. Según las mismas fuentes judiciales, explicaron que el Ministerio Fiscal viendo la evolución del caso, debió retirar la acusación y en consecuencia, no haber llegado a la celebración de la vista oral de ayer.

Visto para sentencia.
Dado el desarrollo de la sesión judicial, la defensa de ambos acusados solicitaron la absolución de los mismos al no probarse que M.O. recibiera los 21.500 euros que sus compatriotas denunciaron que les había supuestamente estafado y que la implicación de A.R. en los hechos no va más allá de una relación de compra–venta en un momento puntual.

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