El Ingesa ha dicho este viernes que ha dado instrucciones a sus direcciones territoriales en Melilla y Ceuta para que se amplíe el número de médicos especialistas y de Atención Primaria y Especializada en ambas ciudades autónomas. Lógicamente, estamos ante una buena noticia aunque queda mucho camino por andar.
Por ejemplo, no se sabe de qué número de especialistas estamos hablando ni a qué materias se refieren porque no es lo mismo disponer de un cardiólogo más que de un dermatólogo, que no hay ninguno desde la jubilación de la que prestaba servicio en el Hospital Comarcal hasta hace unas semanas.
El comunicado de Ingesa es algo vago en su planteamiento. Señala que hay disponibilidad financiera para hacer contratos pero no dice cuánto dinero hay ni cuáles se priorizarán. Hace falta todavía mucha concreción aunque lo importante, viendo la parte positiva, es que se ha dado un paso adelante para tratar de resolver la crisis que atraviesa la sanidad pública en Melilla.
Esta noticia se conoce después de tres meses de huelga de médicos en la ciudad, que pudo finalizar si en la Mesa Sectorial del 8 de junio se hubiera puesto esta propuesta sobre la mesa, pero con números contantes y sonantes.
Los médicos de la sanidad pública han sido los grandes héroes de la sociedad española durante la pasada pandemia. Eran objeto de toda clase de parabienes, aplaudidos diariamente por los ciudadanos, que se sentían agradecidos por el esfuerzo que realizaban por sacar adelante a los enfermos y cuidar de todos nosotros ante el covid-19 a riesgo de contagiarse. Ellos se jugaron la vida por todos.
Ahora, sin embargo, son muchos los ciudadanos que critican a estos mismos profesionales, a los que han relegado de héroes a villanos por algo que, desde luego, cuesta trabajo asumir como es que te suspendan una operación no urgente, la cita médica con el especialista que llevas meses esperando o el diagnóstico después de una prueba con más de 90 días aguardando el dictamen profesional.
Debemos tener en cuenta que la calidad de nuestra sanidad pública depende enormemente de que se cumplan las reivindicaciones que los médicos están realizando, que pasan por dotar los servicios de más personal, hacer atractivo el destino Melilla para que vengan y se mantengan aquí los profesionales y fomentar la formación de cara a las nuevas técnicas que, por ejemplo, se van a implantar mediante la correspondiente tecnología en el nuevo Hospital Universitario, aún por abrir.
Ojalá que la postura manifestada por el Ingesa sirva como principio de acuerdo entre las partes, que haya un compromiso serio de mejora de las condiciones laborales de los facultativos y pronto veamos la desconvocada la huelga, así como la reanudación al cien por cien de los servicios que tanta falta hacen porque con la salud no se juega.