Editorial

Impuestos y servicios públicos: ¿en sintonía en Melilla?

En los informativos no se habla de otra cosa. El país está pendiente de la guerra de impuestos a la baja que han iniciado la Junta de Andalucía, Murcia, Galicia y ahora la Comunidad Valenciana. En el caso de Melilla, donde ya tenemos ventajas fiscales importantes, el margen de rebaja es menor, pero todavía existe.

La patronal defiende una reducción del IPSI al mínimo posible y además eliminar el impuesto de Patrimonio no sólo porque es anacrónico en Europa sino porque penaliza varias veces la compra de una vivienda. Y claro, en nuestro caso, donde los servicios públicos son muy cuestionados, es difícil explicar a la ciudadanía la importancia de mantener en las actuales circunstancias la actual carga fiscal.

Todos estamos de acuerdo en la necesidad de la sanidad y la educación públicas, pero resulta que en Melilla tenemos un hospital anticuado y aulas sobresaturadas de alumnos. ¿Cómo explicamos a la ciudadanía la obligación de mantener los impuestos tal y como los tenemos en la actualidad si no mejoran esos servicios deficitarios que tenemos?

En la lista de los mejores hospitales del mundo, según Newsweek están La Paz, de Madrid (en el número 52), El Clínic, de Barcelona (63), el 12 de Octubre (66) y el Gregorio Marañón (75), también de la capital española, entre otros centros de nuestro país. ¿Estamos en condiciones de soñar en estos momentos con que nuestro Hospital Comarcal entre en algún ranking de esta categoría?

No somos capaces de tener una plantilla completa de especialistas y enfermeros, como para querer ser líderes en prestación de servicios. Nos cuesta trabajo traer buenos profesionales a una ciudad donde las posibilidades de participar en investigaciones son limitadísimas.

No se puede hablar de impuestos sin relacionarlos directamente con los servicios públicos. En un informe preliminar que hizo el Gobierno de España para justificar la necesidad de elaborar un Plan Estratégico para Melilla, se habló claramente de que la cronificación de los servicios deficitarios a lo largo de los años ha influido en la desafección hacia el Estado.

Eso es un problema que sigue latente. Tenemos un Plan Estratégico de la Ciudad sin asignaciones presupuestarias que dependen del Gobierno y un Plan Estratégico del Gobierno que ya lleva un mes de retraso y que aunque era una prioridad en junio de 2020, en octubre de 2021 sigue sin dar señales de vida.

Por tanto, es de justicia pedir una rebaja de impuestos adicional para los residentes en Melilla que no podemos beneficiarnos ni de la reducción del IVA ni de la gratuidad de los trenes de cercanías. Gran parte del funcionariado tampoco podrá disfrutar de la rebaja del IRPF pensado para rentas con ingresos anuales por debajo de los 21.000 euros. Solo hemos podido disfrutar de los 0,20 euros de ayuda por litro de combustible. Poco, teniendo en cuenta que partimos de una situación mucho más desventajosa que el resto de España.

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