Los conservantes son sustancias que se añaden a los alimentos para evitar o retrasar su descomposición causada por microorganismos como bacterias, hongos y levaduras. Su uso es una práctica común en la industria alimentaria, ya que permite extender la vida útil de los productos.
Aunque este añadido tiene múltiples ventajas, entre ellos el evitar el desperdicio de comidas, disponer de alimentos fuera de temporada, facilitar el transporte o tener una mayor seguridad alimentaria; hay voces no muy conformes sobre el tema dentro del ámbito científico. Por esta razón, El Faro ha consultado a la experta en nutrición, la dietita Marta López Ortuño sobre su criterio al respecto.
"Como dietista, mi opinión sobre los conservantes es que, en general, se utilizan para prolongar la vida útil de los alimentos y prevenir el deterioro, lo que puede ayudar a reducir el desperdicio de alimentos y garantizar la seguridad alimentaria. Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunos conservantes pueden tener efectos adversos para la salud en ciertas personas o en dosis elevadas", recalca la dietista.
Algunos conservantes sintéticos, como los nitritos y nitratos utilizados en carnes procesadas, han sido objeto de preocupación debido a su potencial asociación con un mayor riesgo de cáncer, señala López. Del mismo modo, algunos conservantes artificiales y aditivos alimentarios pueden desencadenar reacciones alérgicas en algunas personas.
"Es importante recordar que la seguridad de los conservantes depende de varios factores, incluyendo el tipo de conservante, la cantidad utilizada y la exposición acumulativa a lo largo del tiempo. Las autoridades reguladoras de alimentos en muchos países establecen límites para la cantidad de conservantes permitidos en los alimentos y realizan evaluaciones de seguridad antes de su aprobación para su uso en alimentos", recalca.
En general, la dietista recomienda consumir una dieta variada y equilibrada que incluya una variedad de alimentos frescos y mínimamente procesados, ya que estos tienden a contener menos conservantes y aditivos. Sin embargo, en el contexto de la vida moderna, donde los alimentos procesados son a menudo parte de la dieta, es importante leer las etiquetas de los alimentos y moderar el consumo de productos con conservantes en exceso.
En este sentido, López Ortuño recomienda que si se tienen preocupaciones específicas sobre ciertos conservantes o aditivos alimentarios, lo mejor hablar con un profesional de la salud para obtener orientación individualizada.
Por otro lado, hablamos con la dietista sobre el sistema Nutriscore. Un etiquetado que ha causado mucha controversia, ya que actualmente considera a ciertos cereales azucarados para niños como óptimos cuando antes no lo eran tanto.
Sobre ello, asegura que dependería de su perfil nutricional específico en comparación con otros cereales similares en el mercado.Sin embargo, recalca que es importante recordar que la evaluación de un alimento debe tener en cuenta una variedad de factores y no solo la clasificación de Nutriscore. Por este motivo, resalta que siempre es útil revisar la lista de ingredientes y la información nutricional completa en las etiquetas de los alimentos antes de tomar una decisión de compra.
"El sistema Nutriscore es un sistema de etiquetado frontal de alimentos que clasifica los productos en una escala de cinco colores (del verde oscuro al rojo oscuro) y letras (de la A a la E) según su calidad nutricional. Se basa en un algoritmo que tiene en cuenta varios factores nutricionales, como la cantidad de energía, grasas saturadas, azúcares totales, sal, fibra y proteínas por 100 gramos o mililitros del producto", explica Marta López.
En general, aclara, el sistema Nutriscore puede ser útil como una herramienta rápida y fácil para ayudar a los consumidores a tomar decisiones más saludables al momento de comprar alimentos. Sin embargo, añade, como cualquier sistema de etiquetado, tiene sus limitaciones y no debe ser la única consideración al seleccionar alimentos.
Algunas críticas al sistema Nutriscore incluyen:
Cabe reseñar que ante las críticas que ha recibido, en 2021 se creó un comité científico independiente para así facilitar su implementación y revisar posibles modificaciones. Entre estas mejoras podría estar la ampliación de los grupos de alimentos que mide para ofrecer una información nutricionales más completa a los consumidores, así como la diferenciación entre los azúcares naturales y los añadidos.
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