El candidato del PP a presidir a la Ciudad, Juan José Imbroda, asegura que la política le atrajo de siempre e incluso que se metió en líos en su juventud por ello. Si no hubiera elecciones, estaría metido ya en la construcción de un muelle para cruceros.
–Hace unos días explicaba a este periódico cómo eran sus inicios en la política a través de la UCD y de la UPM, pero ¿de adolescente ya tenía interés por la política?
–Siempre me ha atraído mucho. Yo viví tiempos con el régimen anterior. Pero ya cuando estaba estudiando en Granada fui delegado sindical por votación, o sea, que siempre me he metido en líos en la escuela. Recuerdo que oía Radio París y la BBC de Londres, pues me gustaba estar informado. En España eran momentos más oscuros y no tenía acceso a esa información. También me acuerdo de tener uno de los pocos ejemplares que había, porque estaba prohibido y no se comercializaba, de la editorial Ruedo Ibérico de París. Tenía libros, como ‘Historia de la guerra civil española’ de Hugh Thomas. He tenido acceso a este tipo de libros y es que siempre tuve inquietudes. Nunca he estado cómodo en un régimen en el que no haya libertades. El que viniera la transición fue aire fresco.
Luego entendí que mi sitio estaba en un partido de centro, moderado y templado. Era un partido que quería cerrar las heridas de las dos España. En aquel tiempo, habían pasado unos 50 o 60 años de eso y ese partido era la UCD. Me encantó entrar en UCD y lo hice por las inquietudes que siempre tuve relacionadas con lograr la libertad y la justicia social.
–¿La política es mejor ahora que antes? ¿Ha cambiado?
–Sí claro que ha cambiado. Son 40 años los que han pasado desde que entré en la UCD, que nació la democracia y que está la Constitución. Entré muy joven en política. Fui primer teniente de alcade con la UCD en junio de 1979 y fui secretario regional de la UCD por votación en Melilla. Luego nos echaron porque los españoles dijeron que ya se había acabado el papel de este partido. Yo me fui a mi casa y ya está. Pero sí que ha cambiado. Eran otros tiempos. Recuerdo con muchísimo cariño y muchísima ilusión a aquel grupo ‘Jarcha’, que cantaba ‘Libertad sin ira’. Yo era de aquella gente. Me motivaba mucho este ambiente porque estábamos haciendo una transición y estábamos haciendo una España y una sociedad nueva.
Además, había una mejor concordia entre los políticos. No olvidemos que Carrillo llegó a ser amigo de Adolfo Suárez. Hubo un espíritu de concordia que se tradujo en las relaciones personales no solo en el Congreso, sino también en los ayuntamientos.
–¿Se puede ser amigo de los miembros de la oposición?
–Pues de algunos sí y de otros no. Yo tuve y tengo amigos en el PSOE de aquella primera época que eran gente muy seria trabajando. Me llevaba y me llevo bien con ellos. Es más, presidí un gobierno en el año 2000 que estaba el PSOE dentro, junto al PP, y en aquel momento yo era de la UPM. Quisieron que yo dirigiera ese Gobierno y estuvimos hasta el 2003. Fue un Ejecutivo que funcionó de una forma monolítica en cuanto a la gestión porque no hubo ni el más mínimo problema entre nosotros y nos llevábamos muy bien. Entonces, a su pregunta respondo que sí que es posible. Luego entran en juego algunas personalidades.
Las siglas, que también influyen, son lo de menos. Las personas son las que hacen los partidos o una marca comercial o un conjunto musical. Las personas son las que dicen mucho. Entra la personalidad de cada cual. Hay personalidades que se adaptan más a tener una relación cordial o correcta y hay otras que lo son menos. Así que según te toque la hornada de la legislatura tienes más o menos posibilidades de hablar.
–¿Le gustaría que sus nietos fueran políticos?
–Pues no le digo que no. Lo que sí deben de tener es una formación sólida e importante. Luego si se quieren dedicar a la política, que lo hagan. Para mí la política es lo más noble que hay. La política es vocacional. Algunos dirán que estamos viviendo del cuento. Pero no es así. Estamos trabajando mucho y aguantando lo indecible porque para estar aquí hace falta mucha vocación.
En mi caso, tengo dos tercios de vida laboral trabajando en la calle. Hay quien entiende que a la política solo se pueden presentar los funcionarios. Esas personas hacen entender que si no eres funcionario no puedes ser político. Pero no es así. La política está hecha para todos. La democracia está para todos. No se preocupen de esa persona que entra en política, que ya se buscará la vida. Yo llegué a la política con dos tercios de vida laboral hecha y creo que me vino bien. En cuanto a mis nietos, de verdad que no tendría inconveniente de que entran en política porque la valoro mucho.
–¿Qué significa las siglas del PP para usted?
–Aquí estamos muy integrados. Me fui de la política en el 1983 y en el noventaitantos había un partido, que era la UPM, cuyo primer presidente fue Pepe Imbroda. Teníamos una gente estupenda ahí que contaba con mucha ilusión por trabajar por Melilla. Ahí se había recogido de alguna manera el espíritu de la UCD. Muchos de los que estaban en la UPM procedían de la UCD que no habían encontrado su sitio en la política hasta aquel momento. Allí estuvimos trabajando. De ahí desembarcamos en el PP. El Partido Popular de Melilla del años 2005 o 2006 es el PP más la UPM. De manera que aquí estamos todos. Con esto quiero decir que este partido ha sido estupendo. Aquí no ha habido diferencia de ningún tipo con nadie. Ha sido un partido abierto, integrador, en el que no hay diferencias de clases sociales. Eso último siempre me ha gustado y lo he perseguido en la política porque los elitismos me han fastidiado mucho en cualquier actividad de la vida. Pero aquí no es así porque las puertas están abiertas. Yo aquí no tengo un despacho para mí porque está abierto para todos. Las puertas abiertas me encantan en la política y en el partido. Sobre todo, me encanta que todos seamos iguales. Aquí no hay diferencias entre nosotros, solo que a uno le toca ser presidente o puede ser vocal o no tener un cargo. En el PP he tenido muchas vivencias.
Además, le digo que el PP siempre se ha preocupado por Melilla. Siempre he sido bien recibido en Madrid en momentos buenos o malos. En las últimas ocasiones tuvimos muy mala suerte con la crisis a partir de 2011. Hemos perdido tres años horrorosos por la crisis. Pero la receptividad ha sido total. Tengo un recuerdo entrañable de José María Aznar, que siempre me ha recibido bien, así como sus ministros.También tengo un buen recuerdo de Mariano Rajoy con el que incluso tuve ‘cierto feeling’ y con sus ministros. No digo que todos los ministros me hayan encantado porque no es así. Creo que alguno me ha fallado. Bueno a mí no, a la ciudad.
–¿Quién cree que le ha fallado? ¿Nos daría algún nombre?
–No debo. Si apaga la cámara se lo cuento (risas).
–¿Conocen sus nietos en qué consiste su trabajo? ¿Le preguntan por él?
–Pues verá tengo una hija que está haciendo ahora el MIR en Madrid que es la que más ha vivido esta época de más pequeña. Todos mis hijos me dicen que me vaya. Pero ella tenía seis años cuando entré en la política. Ella ha vivido mi vida política desde niña y eso ha comportado satisfacciones y problemas. Yo lamento mucho que algunos de mis hijos hayan tenido problemas por estar yo en la política. No ha sido un camino de rosas para ellos porque en algún sector determinado han ido a fastidiarlos por hacer daño. Han ido contra una niña de 14 años o a por otro de 20 o de 30 largo. Mis hijos han sufrido más esto que otra cosa, pero ellos me han respetado siempre y me han apoyado a muerte. Toda mi familia me ha apoyado.
–Hace cuatro semanas le entrevistábamos por su candidatura al Senado y ese día estaba elaborando las listas para las elecciones locales. Me dijo que era una de las cosas más complicadas que tenía que hacer. ¿Fue así?
–Para mí ha sido muy complicado. De alguna manera, algún jirón del alma me he dejado. Sí que fue complicado. Nunca es fácil. Es lo peor que siempre he llevado: tener que hacer una lista. Pero bueno me ha tocado. Además, luego las cosas se olvidan porque antes de hacer la de este año preguntaba cuál era la de 2015 y tuvimos que buscarla para recordar todos los nombres. Pero eso también quiere decir que se pasa página y que cada uno tiene una reponsabilidad en un momento de la vida.
–¿Qué tal se lleva con las redes sociales?
–Pues le voy a contar una cosa que algunos dirán que no es posible. Fui director general de administración y de economía de una gran fábrica española, que era la primera empresa en exportar género de punto. Ahí llevaba personal, procesos de datos y contabilidad. Allí empezamos con IBM y con uno de sus primeros sistemas que tenía fichas. Yo hice mis pinitos ahí con algunos cursos sobre este tema.
Pero bueno yo ahora estoy en Twitter. Con la tablet y con el Iphone me conecto. En Instagram, algo. Pero en Facebook no tengo tiempo. Me he metido en alguna ocasión, pero en realidad es una página oficial. Si me dedicara a eso, ya no podría, porque, además, estoy en treintaitantos grupos de WhatsApp, que no paran de sonar y que como dejes de leer durante mucho tiempo, acabas con decenas de mensajes.
Entonces me adapto y hago lo que puedo. Pero bueno en el PP tenemos a gente muy preparada. No creo que en Melilla haya ningún partido con profesionales tan preparados con las redes sociales y también con la conexión con los afiliados y simpatizantes.
–¿A qué dedica el tiempo libre que le queda?
–A mi familia en primer lugar. También hago ejercicio en una bicicleta estática que tengo en casa porque así en cualquier momento la puedo utilizar. Andar lo tengo más difícil, pero cuando puedo lo hago. Procuro mantenerme en forma. También me gusta salir con la familia a tomar una cerveza o con algún amigo por ahí. Y canto. Me gusta cantar. Hago mis pinitos. Soy conocido por eso. Aunque algunos me lo recriminan y quieren sacar punta de ello diciendo que nada más canto en el karaoke. ¿Y? ¿Qué pasa? ¿Es malo? Aunque algunos se rían, pues a mí me encanta. Ya me gustaría ser Caruso o Pavarotti. Estaría encantado. También leo. Mi tiempo siempre está ocupado porque hago una cosa muy buena y es que, cuando voy a mi descanso, me desconecto y paro. No se puede vivir las 24 horas con tensiones o presiones de ver ahora qué ha dicho fulanito o venganito. Yo desconecto y me reciclo.
–¿Cómo ve a Melilla dentro de diez años?
–Pues es que hemos tenido un problema y es que no haya sido presidente del Gobierno central Pablo Casado. Son cuatro años en los que se harán cosas, pero quizás no las que yo quiero. No digo que yo lleve razón en todo, pero hay cuestiones que sí son importantes. Por ejemplo, hay que decidir ya en Madrid si realmente se cree en Melilla o no. Si se cree en Melilla, como mi gente cree en ella o como Rajoy creía en ella, hay que hacer cosas. Hace falta aumentar la dotación de Policía Nacional, Guardia Civil y militares, con centros de transformación como tiene Defensa por ahí o directamente su número. También hay que controlar la frontera de una manera más exhaustiva. Tenemos alerta cuatro y contamos siempre con una penetración de Marruecos que va suavemente. Eso no le conviene a Melilla. Tenemos que darle una solvencia económica sostenible por eso hablamos tantas veces de la ampliación del puerto. Algunos se creen que es una ocurrencia y no es así. Eso es cambiar la fisionomía económica y la sostenibilidad del negocio futuro. Es darle más vida a la gente de la ciudad. Hay que apostar por el turismo descaradamente, al igual que por la enseñanza universitaria. Hay que hacer una política pública de inversión en infraestructuras que debe ser importante. Hay que dotar con más normativas fiscales, administrativas y aduaneras mucho más específicas para Melilla. También hay que legislar. El Código Civil hay que cambiarlo para que no se nos marroquinice la ciudad. También hay que legislar en materia de menores extranjeros no acompañados, porque hay que cuidarlos y respetarlos, pero también legislar. Hay que hacer muchas cosas. Y todas estas cosas, aparte de que ya estaban habladas con Pablo Casado, estaban apostando por ellas porque algunas ya están encima de la mesa de la Moncloa. Así que todos estos proyectos es lo que me gustaría que hubiera en la ciudad dentro de diez años.
De todos modos, dentro de mis posibilidades, presentes y, si tengo futuras, procuraré ir por ese camino. Pero si hay otras propuestas que nos digan que son sensatas, sostenibles y van en el camino de que la españolidad de Melilla no caiga ni un ápice, que vaya incardinada con el resto de España y Europa y en la que haya más integración, que las pongan encima de la mesa. Pero yo ya sabía las que tenía y confiaba en ello. Pero en fin, vamos a ver qué es lo que pasa. A ver si se creen en Madrid a Melilla y entonces iremos bien.
–Si no hubiera elecciones locales en estos momentos, ¿por qué proyecto estaría apostando y tendría encima de la mesa?
–Pues estos días por fin Iberia ha sacado ya 50.000 billetes baratos para que puedan visitarnos los peninsulares. Que ya son muchos. También tenemos 30.000 de barcos. Pero todo esto hay que duplicarlo. Hay que volcarse en que el aeropuerto sea más operativo y que volar a Melilla sea más barato, no para los melillenses, que ya lo es, sino para los de fuera. Eso es crucial para que vengan aquí, sino ese pasadizo no se cruza y podemos hacer lo que queramos en Melilla que no van a venir. Estamos en este camino.
También tendría sobre la mesa un proyecto para crear un muelle para cruceros. Estamos con ello porque eso sí que depende de nosotros. Si no hubiera elecciones, esto se haría pasado mañana. En cambio la ampliación del puerto depende de Madrid y esto ahora consiste en seguir intentando que lo hagan. Pero esas otras dos cuestiones son fundamentales para cambiar la vida económica.
–También hay elecciones al Parlamento europeo. Cuando el eurodiputado del PP Esteban González Pons visitó la ciudad se comprometió a traer buenas noticias de Europa y ofrecer una propuesta de mejora para Melilla. ¿Le ha comentado algo de ese compromiso?
–Manfred Weber (PP europeo), que va a dirigir la Comisión europea, estuvo a punto de venir a Melilla y no lo hizo porque su avión, que estaba en Grecia, no podía aterrizar aquí. González Pons había hablado con él y le traía a Melilla porque queremos que el presidente de la Unión Europea vea realmente la situación de la ciudad porque no es lo mismo hablar allí que verlo. Tenemos el compromiso de que vendrá y estoy convencido de que González Pons lo va a conseguir. Tiene que venir porque se debe de implicar mucho más Europa con nosotros.
No obstante, vamos a aprovechar ahora las oportunidades que nos da Andalucía, a través de la oficina permanente que tiene en Bruselas. Vamos a entrar en esa oficina para estar más cerca de Europa. Pero ellos tienen que venir. Tenemos que hablar de menores extranjeros no acompañados y Europa tiene que implicarse y mucho más en este tema. También hay que hablar del tema migratorio. Y también tenemos que hablar de fondos especiales. Melilla no es una región ultraperiférica, pero necesitamos una atención especial, como también la precisa Ceuta. Tienen que volcarse con nosotros. Todo eso lo tenemos que conseguir en la próxima legislatura.
–¿Quiere enviar algún mensaje a los melillenses?
–Que salgan a votar este domingo. Estoy muy implicado con Melilla. El otro día dije en este medio de comunicación que no concebía mi vida sin Melilla y es verdad. Yo viví fuera y me fui a trabajar fuera. Fui a estudiar y estuve bastantes años trabajando fuera. Pero siempre me apasionó tanto Melilla que me quise acercar. Estuve en Madrid y de allí me bajé a Málaga para estar más cerca y de ahí volví a Melilla. Por ello, hay que intentar que los jóvenes no se vaya, que trabajen aquí y que puedan tener oportunidades. No concibo mi vida sin Melilla. Si soy presidente estaré encantado de seguir sirviéndoles a ustedes y, si no lo soy, también lo estaré por haber estado tantos años sirviéndoles.
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