El ministro canceló su visita al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes y luego decidió ir. Allí aprovechó para hablar con algunos residentes. Los inmigrantes gritaban “salida” y “CETI no”.
Jorge Fernández Díaz, al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla se hizo de rogar. El paso por el CETI estaba marcado en la agenda del día del máximo responsable de Interior para las 12:30 horas, una vez que hubiera pasado por el puesto fronterizo de Beni Enzar y por la valla. Sin embargo, después de la parada en la verja, Fernández Díaz decidió que sería la secretaria de Estado de Inmigración, Marina del Corral, la que recorrería el CETI, mientras él se reunía con los responsables de la Policía Nacional y la Guardia Civil en la Delegación del Gobierno.
La decisión tomó por sorpresa a decenas de periodistas que esperaban al ministro del Interior en la puerta del CETI. Al saber que no iría, éstos decidieron marcharse a la Delegación.
Pero la sorpresa fue aún mayor cuando, unos minutos más tarde, Fernández Díaz anunciaba que sí entraría en este centro, que hay que recordar, está actualmente al triple de su capacidad.
En la posterior rueda de prensa, el ministro explicó que la idea de no ir visitar las instalaciones se debió a que su agenda “se había complicado más de lo previsto”. Sin embargo finalmente los responsables de la Policía y la Guardia Civil entendieron que la reunión con ellos fuera más corta y él prefirió comprobar en persona la situación del CETI.
Ésta fue la explicación oficial del ministro. No obstante, minutos antes Fernández Díaz conversaba en la valla con el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, sobre la conveniencia o no de acudir al centro.
El ministro explicaba que en la visita de Ceuta encontró unas instalaciones “muy bien acondicionadas” y preguntaba al delegado cómo era la situación en Melilla. Todo apunta a que fue en ese momento cuando se optó por no ir al centro, aunque después volvieran a cambiar de parecer.
Una vez en el CETI, el ministro del Interior aprovechó para hablar con algunos de los residentes del centro. Fernández Díaz visitó la enfermería y aprovechó para charlar con una subsahariana que le pidió ayuda para traer a su marido a España.
El ministro se interesó por la situación de la mujer y la de su hija pequeña, que llevaba cargada a la espalda. Por donde no pasó Fernández Díaz fue por la zona en la que se han instalado las tiendas de campaña del Ejército para dar cobijo a algunos residentes.
Alrededor de Fernández Díaz, decenas de subsaharianos gritaban “salida” y “CETI no”, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad con miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) y de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil.
El ministro mostró su preocupación por la actual situación del CETI, cuya ocupación se ha aliviado un poco en estos últimos dos días, tras la salida de varios grupos de inmigrantes a la península.
Los padres de Emin y Pisly
La reivindicación de los inmigrantes no fue la única que se encontró el ministro. A su salida del CETI, los padres y familiares de Emin y Pisly, los dos jóvenes fallecidos en octubre a causa de los disparos de la Marina Real marroquí, increparon a Fernández Díaz y pidieron justicia para sus hijos.