La hostelería, en modo pánico

La crisis del coronavirus tiene a la mayoría de los autónomos de nuestra ciudad en modo pánico. Pero entre todos, los del sector de la hostelería son quizás quienes más tienen que temer, especialmente en una ciudad como Melilla, donde los cerca de 300 empresarios de bares, cafeterías, restaurantes y hoteles dependen no ya de que el Gobierno central levante el confinamiento sino, y sobre todo, de Marruecos y por partida doble. Necesitan al país vecino como el comer porque de ahí viene el género que permite precios competitivos en el pescado y el marisco, por ejemplo. Pero no es lo único. La provincia de Nador también nos aporta la clientela. Con la frontera cerrada por la estricta cuarentena impuesta por Rabat, ni lo uno, ni lo otro. Aquí no estamos confinados. Hoy por hoy estamos aislados.

Por eso nuestro interés en hablar con Chakib Mohamed, el presidente de los hosteleros de Melilla, para hacernos una idea más o menos clara del impacto brutal que esta crisis tendrá sobre el sector local. Los números son de vértigo: el 95% de los bares y restaurantes ya han hecho aquí un ERTE y sólo continúan trabajando un 3 o un 4%, que son los que se dedican a las comidas para llevar, un negocio que tal y como está la cosa no deja ganancias. A duras penas ayuda a cubrir gastos. Lo peor es que si no se toman medidas urgentes, en tres o cuatro meses pueden llegar a desaparecer 4 de cada 6 bares de la ciudad. Este cierre masivo afectará, principalmente, a las cafeterías pequeñas que serán las primeras en soltar la llave.

Aunque la situación es límite, Chakib Mohamed defiende que la peor parte, sin dudas, se la llevan las familias que han perdido a un ser querido por coronavirus. Lo terrible de esta crisis, recalca, no es ni mucho menos la ruina de los hosteleros, que ya es dramática. Lo peor es que el Covid 19 está matando y no nos da la posibilidad de despedirnos.

Dicho esto, Mohamed califica la situación actual de la hostelería en nuestra ciudad como “catastrófica”. La mayoría de los bares y restaurantes llevan mes y medio cerrados, pero las facturas de la luz, el agua, el teléfono, el alquiler, la mercancía, la hipoteca, los intereses… Todo eso sigue llegando. Y mientras las industrias saben que tienen prioridad en la vuelta al trabajo, los hosteleros desconocen en qué momento de la desescalada les tocará volver a levantar la persiana, con todo lo que eso conlleva. Las neveras, en muchos casos, se quedaron llenas y el producto puede aguantar dos meses máximo. Más no. Todo serán pérdidas. Y no estamos hablando de calderilla.

Mientras tanto, los autónomos están cobrando 600 euros para sobrevivir. Algunos ya se lo han gastado a esta altura del mes y todavía le quedan días a este mes de abril. Por eso Chakib Mohamed ve prioritario que desde la Ciudad se habiliten ayudas que permitan que el sector pueda retomar la actividad porque de lo contrario el dinero habrá que emplearlo en aumentar las partidas de Bienestar Social para repartir subsidios, en lugar de mantener empleos.

Pero para que esas subvenciones lleguen, Melilla necesita endeudarse y, de momento, no puede porque no tiene permitido hacerlo. Por eso el presidente de los hosteleros pide a todos los políticos unidad; que vayan todos a una porque sólo así podrán conseguir que el Ministerio de Hacienda considere a las dos ciudades autónomas como autonomías y no como municipios y autorice que puedan tirar de deuda para salvar los muebles.

Ya se sabe que las malas noticias nunca vienen solas. El Covid 19 ha cogido a Melilla con los ingresos por IPSI mermados y a esto hay que sumarle que no se van a cobrar las tasas, así que, por tanto, hay menos dinero todavía. Y a esto hay que sumarle 14 millones que el Estado debe a la Ciudad. Vamos, que las cuentas no salen. Aún así, Chakib Mohamed ha arrancado a la consejera Dunia Almansouri el compromiso de que las ayudas a los autónomos llegarán… si la burocracia lo permite.

A estas alturas la hostelería melillense está abrumada por la incertidumbre. No saben qué medidas o restricciones se pondrán cuando llegue el momento de abrir; ignoran en qué horario podrán retomar la actividad o lo más sencillo, cuándo podrán reabrir sus negocios. Para cuando eso llegue, Mohamed considera necesario que las personas que hasta ahora se iban los fines de semana a Marruecos o a la península a consumir entiendan que Melilla los necesita. Por eso pide a todos los que aman esta ciudad y llevan esta ciudad en el corazón que se queden aquí; que gasten su dinero aquí y ayuden a levantar esta tierra.

La hostelería, insiste Chakib, es un negocio fuerte que consiguió sobrevivir a la crisis de 2008 y que, probablemente, saldrá de ésta también, pero para eso hace falta que la gente sienta esto como suyo y, por encima de todo, que la Delegación del Gobierno y la Autoridad Portuaria prevean con tiempo la posibilidad de que aquí se levante el confinamiento primero que en Marruecos. El género tiene que venir del país vecino y desde el sector ven con buenos ojos que se estudie la posibilidad de que un barco traiga la mercancía haciendo el trayecto entre el puerto de Beni Enzar y nuestro puerto. Aquí ganamos todos. Nosotros necesitamos su género y Marruecos necesita nuestro dinero. Ahora, más que nunca, es imprescindible alcanzar acuerdos. Por el bien de todos.