Las hortalizas y las legumbres son dos de los grupos de alimentos que menos suben en el mercado a pesar del alza de los precios que marcó el mes de marzo. Así lo han asegurado a El Faro varios comerciantes del Mercado Central, que han aportado datos sobre cómo está la situación de la alimentación en nuestra ciudad.
Si analizamos los datos del Índice de Precios al Consumo (IPC) publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para el mes pasado, comprobamos que en marzo el coste de la vida subió un 0,8%, cuatro décimas más que en febrero.
En relación al IPC anual marcó un aumento del 2,7%, de forma que la inflación acumulada en 2024 es del 0,6%. A pesar de que a priori es una cifra mala, respecto a la media española no lo es tanto. Con este registro, la ciudad autónoma se convirtió en la menos inflacionista de toda España.
En cuanto a los productos y servicios que más y que menos sufrieron una escalada de sus precios, según Datosmacro.com, la vivienda, con un aumento del 3,3%, es el bien que más aumentó su coste mientras que las bebidas alcohólicas y el tabaco incluso bajaron un 0,5%.
Tras la vivienda, es el ocio y la cultura lo que más sube respecto al mes anterior, un 2% más. Menos significativo es el aumento de los alimentos y bebidas no alcohólicas que registran una variación mensual del 0,9%.
Pero, ¿cuáles son los alimentos que menos suben? El Faro lo ha preguntado en varios puestos del Mercado Central que han coincido en dos grupos. Tal y como hemos mencionado con anterioridad, las legumbres y las hortalizas se han mantenido estables.
"Ni han subido ni han bajado. Llevamos unos cuantos meses que las legumbres están igual. No han subido todavía", aclara Ismael, propietario de uno de los ultramarinos de este mercado de abastos. En su comercio, según explicó, se pueden encontrar diferentes paquetes de legumbres por un precio que ronda el euro el medio kilo. Por ejemplo, los 500 gramos de garbanzos están a 1,3 euros al igual que los de alubias y las lentejas se pueden encontrar por unos céntimos más baratas, por 1,2 euros.
Otro de los productos de consumo habitual, sobre todo en nuestro país, que ha tenido una tendencia alcista en los últimos meses es el café. Un detalle que revela este comerciante es que muchas marchas han optado por la reduflacción. Esto es que en lugar de subir su precio, bajan la cantidad mínimamente para que el consumidor prácticamente no se de cuenta.
"El café ha subido bastante. Hay marcas que aunque no haya subido directamente, lo han hecho de una manera que en realidad sí es más caro", comenta preocupado. Ciertos café han dejado de traer unos 250 gramos que solían contener a ofrecer paquetes de 200 gramos. Casi imperceptible, dice, pero es una taza menos. "Tu te ibas a comprar un Mercedes y te dan un 600", compara Ismael.
Por otro lado, en la frutería también han notado que ciertos alimentos están más caros que antes aunque otros no han subido tanto. En el puesto de Mustafa, aseguran que la situación está más o menos controlada últimamente. No han sufrido grandes subidas de precio y se nota sobretodo en las hortalizas.
"Las hortalizas no han subido, al revés, han bajado de precio", previene Mustafa. Para ejemplificarlo, este propietario de una de las fruterías del mercado aclara que las zanahorias se pueden comprar por 1 euro el kilo, los boniatos por 1,5 euros, el apio por 1 euro el manojo, al igual que el puerro.
Opinión parecida tiene Marzok, dueño de otra de las fruterías. Para él los precios de las hortalizas se han mantenido aunque otros productos sí que ha notado que están más caros. Hablaba el frutero de las habichuelas o las alcachofas. Los aguacates también han variado un poco a pesar de que suele ser una fruta cara (3,5 euros el kilo). Pero lo que más le ha llamado la atención por su alto coste son los espárragos. A casi 5 euros el kilo cuanto antes se podían comprar por unos 2 euros el kilo.
"Este año no ha llovido y por eso están caros", explica.
Respecto al año anterior, la cosa cambia. Tal y como publica la web especializada en datos, la variación interanual es mucho más notable en hoteles, cafés y restaurantes con una subida del 5,7%, seguida de las bebidas alcohólicas y el tabaco (4,1) y de la vivienda una vez más (3,3). En el lado contrario se encuentra el vestido y el calzado con una bajada del 2,3% o los servicios médicos privados que disminuyeron su coste un 0,3%.
En el conjunto del país, el IPC repuntó en marzo un 0,8% hasta el 3,2% interanual, por el encarecimiento de la electricidad, mientras que la inflación de los alimentos se recortó hasta el 4,3%, lo que supone la tasa más baja desde hace más de dos años. Este descenso se debió, en su mayor parte, a la bajada de los precios de las legumbres y hortalizas. Por el contrario, el precio de la carne subió aunque de forma menos abrupta que en el mismo del mes del año anterior.
La tasa de variación anual de la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) disminuyó dos décimas, hasta el 3,3%.
Los grupos con mayor repercusión mensual positiva en la tasa mensual del IPC fueron:
El aumento de la cesta de la compra, a pesar de sufrir vaivenes a lo largo del año, está teniendo consecuencias negativas en el comportamiento del consumidor. Y es que en un periodo de 4 años, ha aumentado un 47%. Así se refleja en un informe elaborado por la consultoría Kantar Worldpanel que describe los cambios en los hábitos de consumo asociados a este encarecimiento.
Para realizar este análisis, se ha observado el comportamiento de una cesta compuesta por aceite, arroz, café, detergente, galletas, leche, pasta y yogur, que en 2019 tenía un coste de 20,13 euros y ahora ha pasado a costar 29,7 euros.
Entre todas las variables que ha investigado, destacamos la frecuencia de visitas y la elección del establecimiento.
En general, el número de actos de compra se ha reducido un 3,9 %, muy vinculado a los cambios en la elección del tipo de tiendas: esta caída ha sido el 30,8 % en el canal tradicional, mientras que los supermercados e hipermercados han visto aumentar sus visitas un 12,9 %, según la consultora.
En Melilla, además de por otros factores, el consumo en el establecimiento tradicional también se ha resentido. Tal y como explica el propietario de un ultramarinos, Ismael, el comercio local está de capa caída y nota como el número de clientes baja. A pesar de ello cuenta con clientela fiel como Rosa María, una melillense que se encontraba comprando durante la visita de este diario.
Para Rosa María el comercio tradicional tiene algo que nunca podrá tener las grandes superficies que es el trato cercano. "Yo prefiero antes lo conocido que lo malo por conocer", resalta. Acudir a la tienda donde lleva toda la vida comprando, hablar con el dependiente, que él sepa lo que te gusta y lo que no y que te ofrezca la ayuda de poder llevarte la compra a casa porque conoce tu vida y tu situación no tiene precio.
La cercanía es uno de los factores que aún hacen que muchas personas como Rosa María sigan yendo a su comercio de confianza. Lo que sí ha cambiado es la forma en la que compra.
La fidelidad es otro de los aspectos que se han analizado en este estudio, que concluye que cada español visita de media siete supermercados al año pero elige tres de ellos para realizar el 75 % de su gasto.
Ante esta situación, una de las preguntas que se hace todo el mundo es cómo se comportará la inflación durante el año. Según la previsión de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) subirá hasta el 3,2 %, al igual que la tasa subyacente (sin energía ni alimentos frescos), y ambas "seguirán por encima del 3 % al final del año".
En un comunicado, Funcas explica que para 2025 se prevé un paulatino descenso de ambas tasas hasta alcanzar el nivel del 2 % en la segunda mitad del ejercicio, mientras que las medias anuales serán del 2,3 % en la general y del 2,4 % en la subyacente.
Estos son los datos en el escenario central de previsiones de Funcas, que parte de la hipótesis de que el crudo se situará buena parte del año en torno a 85 dólares.
En un escenario en el que el crudo se elevara hasta los 105 dólares, la tasa media anual general sería del 3,7 % este año y del 3,3 % el siguiente, mientras que en un escenario en el que dicha materia prima rebajase su precio hasta los 75 dólares la tasa rondaría el 2,9 % en 2024 y el 1,6 % en 2025.
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