La cercanía de la recta final del verano hace que algunas de las playas de la ciudad hayan cambiado considerablemente su aspecto en estos meses. Es el caso de la playa de Horcas Coloradas pequeña, la que se encuentra en la cuesta de la Alcazaba, y en la que, entre otras cosas, la arena ha dado paso a las piedras, con el paso de los días. Lejos quedan las imágenes de las excavadoras que dejaron la playa lista a principios de julio, y es que la marea ha hecho que irremediablemente la naturaleza haga de las suyas, y las piedras se han vuelto a adueñar de lo que era suyo. Pero no es lo único que ha cambiado en esta zona del litoral. Cualquiera que pasara este fin de semana por esta playa pudo ver como el número de sombrillas instaladas se había reducido considerablemente. En su lugar, aparecía un amasijo de metal sospechoso, que tras observarse con detenimiento no era otra cosa que la estructura de las mismas sombrillas, que antes servían de cobijo a los bañistas. Así, junto a las rocas que bordean la cala, se podía ver al menos la estructura de 4 de estas sombrillas. Algunos de los palos de las mismas, también estaban tirados a lo largo de la playa. Sea por el mal tiempo, o por el poco cuidado de los usuarios, lo cierto es que la playa de Horcas Colaradas pequeñas, va a terminar el verano con un aspecto que poco se parece al de cuando empezó. En menos de dos meses, el tiempo ha hecho mucha mella en esta pequeña cala, que a muchos sorprendió positivamente a principios de verano pero que no son pocos los que comentan ahora el cambio que ha sufrido. No obstante, no todo es negativo, y es que la Ciudad ha instalado unas escaleras en el principio de la entrada a la zona, después de observar que la mayoría atravesaba la jardinera que hay antes de bajar.