Nabil tiene 13 años y es autista. Su padre Abdelaziz y su madre Hafida están siempre con él, pues necesita atención permanente, sin embargo, no tienen un techo propio en el que vivir.
El matrimonio siempre ha vivido de alquiler desde que se casaron y hace 13 años que solicitaron una casa a Emvismesa después de que se les cayera el techo de la vivienda en la que estaban .
Ahora, durante el confinamiento, se cayó de nuevo una viga de la casa en la que estaban y tuvieron que dormir durante tres meses en el coche hasta que encontraron un alquiler provisional en el que están ahora mismo.
Dada la desesperación de la situación, José María, un amigo de la familia, les animó a iniciar una petición en change.org para recoger firmas con el objetivo de que Emvismesa les proporcionase una vivienda digna. Alegan que antes estas se entregaban por antiguedad y que ahora mismo se hace por sorteo, por lo que cambiaron las condiciones cuando ellos ya habían solicitado la vivienda.
“Estamos cansados de esperar en una situación que se hace insostenible, esperar que te den una Vivienda de Protección Oficial, pedirla reiteradamente y que caiga en saco roto, que se olviden de ti y que te vean solo como un número más”, expresó el padre.
Dijo que no quería pensar que su caso es especial y entiende que casos más duros, pero aseguró que no reivindica nada para él, solo que su hijo tenga una vivienda digna y más dada su discapacidad, pues hasta ahora, por circunstancias de la vida, Nabil ha estado siempre durmiendo en habitaciones donde había humedad.
Abdelaziz, que trabaja en el sector de la construcción, dijo que por menos de 500 euros al mes no se puede encontrar una casa de alquiler en condiciones. Todas las que encuentran por debajo de ese precio son deplorables. “Por encima no me lo puedo permitir porque mi trabajo es esporádico”, expuso.
Así pues, pide que se revise bien su expediente y contó que lleva desde 2010 hablando con todos los responsables que han pasado por Emvismesa sin encontrar ninguna solución.
El 15 de abril, cuando Melilla ya llevaba un mes confinada, un vecino alertó a Abdelaziz que se había rajado el techo de escayola del baño, que se ve desde el patio de luces del edifico.
Los bomberos tuvieron que intervenir y según explicó Abdelaziz, en el informe que hicieron pone que el suelo presenta abombamiento “que en principio no entraña peligro”, aunque recomienda su reparación. Sin embargo, añadió, uno de los bomberos le recomendó que saliese de esa casa porque además constataron que el edificio se estaba inclinando “como la torre de Pissa”, ya que este está construido sobre arena y no tiene cimientos. “Si no lo pone en el informe, no sirve de nada” y relató que como por el día no podían salir a la calle por el confinamiento, se quedaban en la casa. “Teníamos que arriesgarnos a que nos matara el covid o nos matara la vivienda, expresó.
Por la noche, como había un párking cerca, se iban a dormir al coche para estar más seguros.
Cuando comenzó el desconfinamiento, sin tener trabajo por la situación, comenzó a moverse por todas las inmobiliarias.
Contó que todas les pedían requisitos que no reunía, como tener una nómina, un aval o incluso un salario de funcionario.
Casualmente, en una de las inmobiliarias, una mujer que se encontraba también allí, escuchó su historia y por empatía con el niño, les ofreció alquilarles una parte de su casa, que es un edificio de varias plantas, mientras unos familiares están fuera. A cambio, tendrían que dejar la casa cuando estos regresasen.
Así pues, se trata una situación temporal. Abdelaziz y Hafida tienen las maletas hechas para cuando se tengan que ir y tienen que estar continuamente pendientes de Nabil porque hay unas escaleras antes de acceder a los dormitorios y este corre el riesgo de caerse.
Además, el cuarto de Nabil tiene humedad y este sufre mocosidad y hay una pequeña ventana que da al salón y tienen que mantenerla cerrada porque este es capaz de saltar por ella.
“Tener a un niño autista metido en una casa pequeñita sin aspirar a tener nada mucho mejor, la verdad es que por desgracia, no es algo bueno”, apuntó
Por ello, asegura que lo único que pide es que desde Emvismesa tengan en cuenta la situación y no ya por ellos, sino por su hijo.
Relató que ellos no tienen “a quien llorarle” y que desde los Servicios Sociales les han dicho que ellos no pueden ayudarle para redactar un informe sobre la discapacidad del Nabil.
“Estoy a la aventura, esperando un futuro incierto que no sé lo que va a pasar mañana, lo mismo tengo que vender todos mis enseres y volver al coche porque nadie va a querer alquilar una vivienda”, afirmó con resignación.
“Nabil necesita tener una habitación en condiciones, que tenga ventana al exterior, que no tenga humedades, porque tiene mucosidad en e pecho y tiene a veces brotes por los que tengo que ir a la pediatra para ponerle una mascarilla”, explicó.
Esta le recomendó que evitara que Nabil estuviera en habitaciones con humedades. “Pero la pediatra te aconseja, no puede ordenarte que busques una vivienda”, apuntó.
Es un chico hiperactivo que toma una medina para enfermedades crónicas y necesita espacio. “No para, solo pide atención, vive en su mundillo”, dijo.
“No intento dar pena, yo no creo que esto es un tema de dar pena, sino de justicia, yo lo único que quiero es justicia”, aseguró.
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