El hinojo marino (Crithmum maritimum) es un pariente cercano de plantas tan conocidas como el perejil o el apio, y pertenece como ellas a la gran familia de las Umbelíferas. La diferencia principal entre el hinojo marino y las plantas mencionadas es que éste vive muy cerca de la orilla del mar, en las rocas de las playas y los acantilados, en ocasiones prácticamente batido por las olas.
Su distribución es básicamente mediterránea, y su apariencia lo delata como pariente del hinojo común, pero sus hojas son bastante más carnosas, porque almacenan mayor cantidad de agua en sus tejidos; esto es una adaptación típica de las plantas que viven en la costa, pues el agua contenida en sus tejidos las protege de la sal que transportan los vientos marinos.
El hinojo marino tiene un aroma agradable que recuerda al limón, y entre otras sustancias beneficiosas como yodo, oligoelementos, sales minerales, beta-caroteno, proteínas y aminoácidos, es muy rica en vitamina C, lo que la ha convertido en un aliado muy importante para los pueblos marineros del Mediterráneo en su lucha eterna contra el escorbuto, la enfermedad más temida por las personas que pasaban mucho tiempo en el mar. Esta enfermedad era debida precisamente a la falta de vitamina C, y provocaba síntomas graves como la caída de los dientes, y si la carencia de vitamina C persistía aumentaban los síntomas, apareciendo hemorragias internas, edemas, fiebre y finalmente se llegaba a producir la muerte.
El nombre químico de la vitamina C, ácido ascórbico, es debido a su efecto sobre el escorbuto. Esta vitamina está presente sobre todo en la fruta y las hortalizas frescas, productos que escaseaban en las embarcaciones; la dieta de las personas que realizaban travesías de larga duración solía ser carne deshidratada o frutos secos, alimentos en definitiva menos perecederos que la fruta o la verdura, pero sin la vitamina C que éstas tienen y que necesitaba la tripulación de estas embarcaciones para no enfermar.
El hinojo marino es, por tanto, una planta que posee gran cantidad de la vitamina que más precisan las personas que pasan largos períodos en el mar, y es una planta que además crece en el lugar más indicado para que estas personas la recolecten, pues su hábitat es estrictamente costero. Es fácil imaginar la alegría de los marineros afectados por el escorbuto cuando llegaran a algún acantilado poblado por esta planta. De hecho, muchos optaban por llevarla conservada en vinagre y sal en sus barcos.
Las propiedades antiescorbúticas del hinojo marino ya le conceden un puesto de honor dentro de la medicina tradicional, pero aún tiene algunas más; se usa también como diurético y para combatir la ictericia, y se puede consumir perfectamente como ensalada. En la antigüedad, esta planta se consumía más bien en invierno, cuando más escasa era la fruta y más se necesitaba un aporte extra de vitaminas.
Como muchas plantas del litoral, el hinojo marino está protegido por leyes ambientales, que amparan más bien el hábitat formado por la asociación de esta planta con las Limonium en los acantilados. La asociación vegetal representada por la alianza entre estos dos géneros se denomina Crithmum-limonietea, y suele estar formada por especies diferentes según el lugar del Mediterráneo donde se encuentre, debido a los endemismos.
En el caso de Melilla, puede verse en todos los puntos de nuestro litoral donde la línea costera sea más o menos rocosa. Abunda en puntos concretos de la costa de Melilla la Vieja y puede verse de forma puntual creciendo entre las rocas más cercanas al mar del puerto comercial, pero donde se encuentra mejor representada esta especie en nuestra ciudad es al pie de los acantilados de Horcas Coloradas y Aguadú, donde el Crithmum maritimum se asocia con el Limonium gummiferum, nuestro Limonium endémico. La razón de proteger estos hábitats costeros se hace evidente en nuestros acantilados, unos de los más espectaculares de todo el Mediterráneo, y que sin embargo siguen sufriendo alteraciones graves y aún siguen amenazados por proyectos megalómanos para el futuro.
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