Hilar fino para elegir a la empresa aérea

Hay asuntos que no se pueden dejar ni enterrados ni guardados en un cajón. Hay un dicho en política, el preferido por parte de quien era presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien decía que cuando un asunto se enquista, lo mejor era dejar pasar el tiempo. Más o menos es la copia del dicho: ¡Cuando llueve al final termina escampando!.

Me estoy refiriendo a la denuncia realizada, a través de este medio de comunicación, por parte del SEPLA (Sindicato de Piloto de Lineas Aéreas) donde conseguía explicar a todos los melillenses las razones de que se hayan producido tantas suspensiones y retrasos en los vuelos de entrada y salida de Melilla por parte de la empresa Air Nostrum.

Entiendo que El Faro de Melilla ha hecho un gran servicio a la comunidad melillense, a la que se debe por supuesto y para la que nació hace más de 20 años, haciéndose con un hueco importante dentro de los medios de comunicación de la ciudad autónoma. Porque de otra manera nadie se hubiera enterado de cuáles son las verdaderas razones de estos retrasos y de estas suspensiones que, al fin y a la postre, perjudican, de manera esencial, tanto a los melillenses como a las personas que se desplazan por distintos motivos a Melilla.

La propia Ciudad Autónoma anunció recientemente que habrá billetes a precios considerados módicos para que quienes no fueran residentes pudieran desplazarse hasta Melilla como turistas y conocer la ciudad. Por supuesto, es una medida plausible, pero mucho cuidado debe tener el Gobierno presidido por Juan José Imbroda en cuanto a la redacción de los pliegos que deberán regir en este concurso. Porque, al final, como nos encontremos con suspensiones y aplazamientos, lo que es una medida excelente para la promoción de Melilla se puede convertir en una espada de Damocles que caerá sobre la imagen de la misma ciudad, ya que no hay peor para un viajero el que su medio de transporte no le permita cumplir con sus objetivos: que no son otros que viajar y luego regresar puntualmente a su domicilio habitual. Por tanto, mucho cuidado a este respecto. Que hilen muy fino y que pongan los medios para que no pueda suceder un hecho de esas características.

A pesar de la denuncia realizada por este medio de comunicación no he visto una reacción muy importante por parte de la clase política local, quizás, preocupada por otros asuntos que para ellos pueden ser de primera necesidad, pero que, sin embargo, están alejados de las preocupaciones de los melillenses. Porque el poder desplazarse con total libertad no deja de ser uno de los derechos reconocidos en la Constitución española que cumple el próximo mes cuarenta años.

Vuelvo a repetir lo mismo que al comienzo de este artículo: que hay asuntos que no se pueden enterrar ni guardar en un cajón porque al final terminan pudriéndose y aunque hay interesados en que no se hable mucho de esas suspensiones y de esos retrasos, aquí estaremos para recordarlo cada vez que sea menester.

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