Dirige una de las consejerías con mayor número de competencias de la Ciudad Autónoma y se le puede considerar un histórico de su partido, Coalición por Melilla (CpM). Hassan Mohatar responde a El Faro sobre distintas cuestiones relacionadas con su área de gestión y dice comprender a los ciudadanos cuando se quejan por las molestia de las obras.
-¿Cuál cree que fue el proyecto estrella de su departamento en 2022?
-Yo creo que sin duda alguna, la iniciación de las obras del Rastro. Era una actuación largamente esperada y era muy necesario dar respuesta a los problemas que hay en ese barrio y que desde siempre se lleva reivindicando. Ese proyecto me parece muy importante independientemente de otros también muy notables, como la red de abastecimiento y de impulsión de agua de la ciudad, que es un proyecto fundamental para que no tengamos los problemas que hemos tenido hasta ahora de roturas y averías.
-¿Qué le hubiera gustado dejar solucionado el año pasado?
-Sin duda alguna me hubiera gustado tener algunas cuestiones solucionadas como la pasarela entre la Ensenada de los Galápagos y Trápana, que desgraciadamente, por temas burocráticos de la Dirección General de Costas y las alegaciones presentadas por Guelaya, se me ha quedado un poco en el tintero. Lamento también no haber podido al final, por diferentes motivos, retirar el muro perimetral del Parque Hernández y alguna otra obra más que desgraciadamente por tiempo no se ha podido ejecutar, como puede ser el parque acuático que tenía mucha ilusión de llevarlo a cabo.
-¿Cómo se presenta 2023 para la Consejería? ¿En qué se centrarán principalmente los esfuerzos?
-Tenemos unos retos importantísimos y sabiendo que nos quedan apenas cuatro meses para las elecciones. Los esfuerzos se van a dirigir fundamentalmente a terminar las obras que están pendientes, como la demolición de los depósitos de Averroes, que por fin que esté ese cuarto módulo de agua, imprescindible para los melillenses, y empezar obras tan importantes y emblemáticas como la remodelación de la Plaza de España, Margallo y General Marina, que yo creo que también son obras fundamentales para cambiar la fisonomía de la ciudad
-¿Por qué no se ha conseguido que el Estado asuma el coste extra de la producción de agua?
-Lo hemos intentado por todos los medios, hemos estado negociando, intentando hablar con la Dirección General de Hacienda del Ministerio y al final hemos conseguido la ayuda adicional de 2 millones más los 4 que nos dan. Eso ha sido insuficiente porque con el incremento del coste de la energía hemos tenido que pagar esos 9 millones de euros que han provocado un agujero en los presupuestos de la ciudad porque ha sido tener que pagar 5 millones de recursos propios.
-¿Qué piensa del tema de Endesa?
-Como melillense me gustaría que se trasladara a otro sitio pero somos conscientes de la dificultad, conocemos la limitación de terrenos que tiene la ciudad y creo que es un tema de futuro, que hay que sentarse, trabajar y sobre todo lo antes posible y en la medida de lo posible buscar otra ubicación para Endesa.
-¿Qué le diría a quienes le acusan de destruir árboles?
-Me parece una crítica injusta porque basta con ver todas las obras que se han hecho por parte de la Consejería de Medio Ambiente y se comprobará que llevamos más de 1.050 árboles plantados a lo largo de la legislatura. Cuando se ha quitado algún árbol ha sido por cuestiones de fuerza mayor: porque se han caído literalmente, incluso tenemos responsabilidad patrimonial por la caída de esos árboles que estaban muertos y había que quitarlos, y cuando se han trasladado ha sido porque no había más remedio. Se han llevado a un entorno mucho más seguro y, sobre todo, más acorde a esas especies. Por lo tanto, una crítica injusta y muchas veces interesada, que no corresponde para nada a la realidad.
Es más, ahora mismo estamos aún en la fase de plantación masiva por toda la ciudad de alcorques. Por lo tanto, en la plantación de más árboles.
-La gente critica que se abran calles cuando aún no se han terminado obras en otras…
-Yo sé que las obras molestan pero son fundamentales para cambiar la fisonomía de la ciudad. Un ejemplo claro son las obras que hemos llevado a cabo en el centro. Yo me acuerdo que cuando empezaron había algún bar que decía que cerraba por nuestra culpa, que lo íbamos a arruinar, que llevaba 20 años abierto y resulta que ahora está trabajando más que nunca. Las obras son necesarias, Melilla es una ciudad pequeña y lógicamente basta con que se abran dos calles para que sea un trastorno para los ciudadanos. Pero es que estos trabajos hay que llevarlos a cabo y muchas veces son obras que están afectadas por un presupuesto limitado en el tiempo de manera que, o se realiza o se pierde el dinero. Por lo tanto y en resumen, entiendo las molestias pero son fundamentales para el futuro de la ciudad.
-Los ciudadanos siguen pensando que la ciudad está sucia…
Creo que esa es una afirmación no del todo real. Es verdad que hubo una sensación de que la ciudad estaba sucia, es verdad que hemos tenido problemas pero entiendo que se ha hecho un esfuerzo importante, se ha aumentado personal, se hacen limpieza de choque… Pienso que, en líneas generales, la ciudad no está tan sucia como se ha querido vender o se ha querido transmitir con esa imagen. También hay que abrir aquí un paréntesis: el ciudadano debe tener la responsabilidad de mantener las calles limpias y muchas veces nos encontramos con algunas ubicaciones que por mucho que se limpie, al poco rato están igual o peor. En mi opinión, no está tan mal y es evidente, solo hay que dar una vuelta para verlo. Cierto es que todo es mejorable pero creo que tan mal no está y que esa afirmación no responde a la realidad.
-Si volviera atrás, ¿pediría de nuevo encabezar la Consejería de Medio Ambiente, una de las más polémicas del Gobierno?
-No sé por qué la tacha de polémica. Yo no creo que sea polémica. Es una Consejería grande, que abarca mucha responsabilidad y muchas competencias. Es verdad que es un área un poco desagradecida en el sentido de que cuando hay un problema de agua es evidente porque el ciudadano quiere abrir el grifo y encontrar agua y le da igual que sea la Confederación, que haya rotura o no haya rotura; si la ciudad está sucia le da igual qué problemas hay detrás porque lo que quiere ver es una ciudad limpia o cualquier otra circunstancia. Es una Consejería muy importante y la verdad es que es un reto para cualquier persona que se dedique a la política. Es un reto que hay que aceptar y la crítica va implícita. Me pregunta si volvería y yo digo por qué no. Pienso que se ha hecho un trabajo bastante importante, muchas obras, no sé ya porque he perdido la cuenta del número de actuaciones. Se están solucionando problemas que nunca antes se habían tocado y creo que se está haciendo una labor muy importante que poco a poco se va reflejando la mejora en la gestión de la Consejería.
Yo no diría que es polémica sino que tiene muchas competencias. Por ejemplo, en el tema del agua las críticas han sido terribles cuando ya se sabe que las competencias en la producción del son de la Confederación, no precisamente de la Consejería.
-¿Se ve como posible número 1 de la candidatura electoral de CpM?
-CpM tiene suficiente potencial de compañeros y compañeras que perfectamente pueden asumir esa posición. Yo no me veo ni número 1, ni número 2, ni número 3… Me veo solamente en donde el partido me encomiende, si va a contar o no conmigo en el futuro. Yo estoy a disposición de lo que me pida mi partido.
-¿No cree que 27 años al frente de un partido es demasiado tiempo?
-No lo creo y por una sencilla razón, porque si la gente sigue apostando y confiando en un líder es porque realmente lo está haciendo bien, porque tiene todavía el apoyo. Por lo tanto, si tiene ese apoyo y se somete a unas elecciones donde saca unos resultados y va aumentando la confianza de la gente, creo que el líder debe seguir encabezando la organización y el proyecto. Si se siente con fuerza y tiene el apoyo, no creo que solo por el hecho de llevar 27 años se tenga que ir.