La experta en feminismo y género, Nieves Muriel, participó ayer con una charla sobre poesía en el curso de Agentes de Igualdad organizado por SATE-STEs.
Trabajando a través de textos de mujeres de todos los tiempos y desmontando la idea de que la poesía es sólo un discurso cursi que sirve para hablar del amor, Nieves Muriel impartió ayer su taller sobre este género literario a los alumnos del curso de Agentes de Igualdad en Contextos Educativos Interculturales organizado por SATE-STEs y la viceconsejería de la Mujer.
Muriel está acabando su doctorado en ‘Feminismo y género’ en la Universidad de Granada y es licenciada en Filología Hispánica y Filosofía. Hoy también continuará con este taller sobre poesía cerrando su intervención en este curso.
“Poesía puede ser cualquier cosa. Hay que ponerse las gafas de poeta y de mirar el mundo de otra manera. La idea es mostrar a los alumnos la importancia de la escritura como búsqueda de subjetivación de todas las mujeres. Creo que todas deberían escribir y todos los hombres también, pues es lo que más nos enseñan en la escuela”, destacó la conferenciante.
A través de muchos juegos y de muchos ejemplos de poemas escritos por mujeres, Muriel ofreció a los participantes de este curso varias herramientas para construir sus discursos.
Esta experta en feminismo aseguró a El Faro que no le había sido complicado construir este taller pues ha estado trabajando durante muchos años con colectivos de agitación cultural por varias provincias andaluzas, como Cádiz, Sevilla o Granada. En concreto con ‘La palabra itinerante’, un grupo que intenta llevar la poesía a todos los sitios, es decir, devolver este género literario a donde nació, a la calle.
Así, indicó que las primeras poetas fueron las mujeres con las canciones de cuna y las nanas para los niños.
Muriel ya ofreció una charla el pasado jueves y el viernes titulado ‘Crítica a la cultura’ en el que se abordaron fundamentos y cuestiones del origen de la cultura patriarcal y cual es el papel de las mujeres en esta historia. También desmontó el papel de víctima que actualmente se está dando de las mujeres a través de las políticas de igualdad, que están bien, pero que a veces sólo aportan una visión victimista de las féminas.
Esta experta en feminismo y género indicó que intenta integrar en su charla sus conocimientos de filosofía con la historia de las mujeres y los datos que conoce sobre la poesía creada por ellas.
Esta perspectiva a la hora de abordar la temática mujer nació al conocer al grupo de féminas que crearon el pensamiento de la diferencia sexual, según comentó Muriel. Se trata de un grupo de filósofas que desde los 60 promueven otro tipo de políticas y de libertades femeninas. Su objetivo es proporcionar alas mujeres herramientas para que conozcan su historia y vean que no sólo han sido víctimas en este mundo, sino también creadoras y participantes activas.
Además, Muriel destacó la labor de organización que realiza la coordinadora de este curso, Ana Isabel Lara, que consigue mejorar cada año la propuesta de este programa formativo con mucho trabajo a sus espaldas.
Maruja Mallo, pintora de la generación del 27
La profesora de dibujo Antonia Ortega es la segunda vez que participa en el curso de igualdad organizado por SATE-STEs, pero la primera en la que intervenía como ponente.
En su conferencia habló sobre la mujer artista, realizó un taller sobre creación artística para niños pequeños y luego se centró en la biografía y obra de una de ellas, Maruja Mallo. Esta mujer fue contemporánea a Picasso o García Lorca, pero no es muy conocida en España.
Se eligió a esta pintora porque si hubiera tenido la misma consideración que los hombres de su época, sus obras podrían haberse conocido como un Picasso. Maruja Mallo se exilió fuera de España y estuvo viviendo en Argentina y cuando volvió ya era muy mayor, por lo que a penas se vieron exposiciones de sus creaciones artísticas. No obstante, recibió la Medalla al Mérito de las Bellas Artes y su trabajo fue reconocido. El último cuadro en el que estuvo trabajando se titulaba ‘Los Moradores del vacío’ que fue pintado en 1979, cuando comenzó su última etapa pictórica ya con 77 años.
Son muchas las mujeres que se han dedicado al arte y que no se les conoce, según apuntó Ortega. Por ello, indicó la biografía de dos pintoras y de dos escultoras de las cuales sólo Cristina Iglesias es conocida a nivel internacional.
Ortega también es pintora y en una ciudad como Melilla sí que encuentra dificultades para exponer sus trabajos y que sean valorados. Así, indicó que en otras localidades donde el ambiente artístico es mayor esta tarea es más sencilla.