Sergio Cepero, profesor de la UGR, aboga por introducir la figura del educador de calle para trabajar con el colectivo de menores
Las características de los menores que viven en la calle tanto en Melilla como en Ceuta son “muy similares”. Así lo aseguró ayer el profesor de la Facultad de Educación y Humanidades, Sergio Cepero, quien participó en las charlas organizadas por EAPN para hablar sobre la situación real de los menores extranjeros no acompañados (menas). Cepero destacó que este colectivo en ambas ciudades comparten que en su mayoría son de nacionalidad marroquí, que son de cultura musulmana y que no se adaptan a las normas de los centros de acogida. Asimismo, también tienen la misma problemática: “Que hay dos países y ninguno de ellos se quiere hacer cargo de ellos”, aseveró.
Cepero estudió el caso de los menas en Ceuta, su lugar de nacimiento, para realizar su tesis. Fue en 2005 cuando se acercó a estos menores que estaban en esta situación en la ciudad caballa. Explicó que había menas que se quedaban en los centros de acogida, otros que sólo pernoctaban dos o tres días y volvían a las calles y otros que sólo vivían en las calles porque no querían tener contacto con otras personas. Aseveró que fue difícil acercarse a estos últimos, pero afirmó que una vez que estuvo con ellos diez minutos se dio cuenta de que eran niños, como sus propios hijos, que lo que desean es cariño y atención.
El profesor de la UGR explicó que los menores que llegan a Melilla o a Ceuta se encuentran con dificultades para comunicarse porque tardan mucho tiempo en aprender castellano. Además, resaltó que da igual las investigaciones y las movilizaciones que se hagan en referencia a este tema porque “no interesa por motivos políticos que salgan de las calles y tengan un futuro digno”.
Son muchos
El Faro publicó el lunes una información sobre grupos de menores que se reúnen en la parte de atrás del Supersol para coger la comida que tiran los empleados del supermercado para poder comer. Cepero aseveró que esto mismo ocurre en la parte posterior de un restaurante de comida rápida de la ciudad.
El profesor de la UGR indicó que los menores “pasan desapercibidos, pero si te fijas bien, puedes ver por dónde están y por dónde pasan. Así veras que no son dos o tres los que están en la calle, sino que son decenas de menores los que viven así”.
También hizo hincapié en que muchos melillenses echan la culpa de la inseguridad ciudadana a los menores que están en la calle. Pero señaló que son prejuicios porque el hecho de vivir en la calle no hace que sean delincuentes ni que comentan delitos.
Educar en la calle
Cepero resaltó que la propuesta que hace él y también las activistas de Prodein, Rosa García y Sara Olcina, para abordar el tema de los menas es acercar la educación a las calles. “Lo que planteamos es un puente entre lo que propone la Administración y el mundo real de los menas”.
El profesor de la UGR señaló que no está funcionando ni las sanciones ni la imposición de normas a estos menores, más bien, “lo que estas medidas hacen es separar aún más a los niños de la calle de las instituciones”. Por ello, defiende la figura del educador y la clínica de calle. Cepero destacó que la idea es ofrecer una atención a los menores en el lugar donde viven para asistirles a nivel social y sanitario y a partir de ahí, a través de terapias, intentar que se den cuenta de que pueden estar mejor si dejan la calle.
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