La pesadilla continúa para dos hogares cuyos destinos se han unido trágicamente por un error. “Hay dos familias destrozadas por culpa del depósito del cementerio municipal”, explicaban ayer parientes de A.A.M., un hombre de 68 años fallecido en la madrugada del pasado viernes en Melilla y cuyos restos han acabado por equivocación en la ciudad marroquí de Oujda, confundidos con los de otro varón que fue hallado muerto el jueves en una butaca de un barco que llegó a nuestra ciudad.
Un sobrino del difunto que fue llevado a Marruecos por error relata a El Faro que su tío falleció en la madrugada del pasado viernes en el barrio de Reina Regente por un accidente casero, por lo que se determinó que había que hacerle la autopsia. El sábado, fueron al juzgado de guardia pero les dijeron que hasta que no estuviera el informe del forense no podían llevarse el cuerpo. No sería hasta el lunes cuando les dieron la autorización para retirar el cadáver para poder darle sepultura.
El cuerpo no aparecía
Pero cuando llegaron al depósito del cementerio municipal, los operarios comenzaron a buscar el cuerpo y este no aparecía. Fue entonces cuando el personal cayó en la cuenta de que los restos de su tío podían haberse enviado por error a Marruecos, en lugar de los del hombre que se encontró muerto en el barco.
Hay que recordar que el juez había ordenado que se le hiciera la autopsia a este varón para clarificar la causa de su muerte, por lo que el cadáver fue llevado también al depósito del cementerio municipal.
Tras ser conscientes de la aparente confusión que había habido con los cuerpos, la familia de A.A.M. acudió entonces al juzgado y, posteriormente, a la comisaría. Les facilitaron el contacto de los parientes del otro hombre y, tras llamarles, comprobaron que las sospechas podían estar en lo cierto dado que estos les explicaron que, cuando abrieron el sudario en Marruecos, vieron que el cuerpo no era el de su familiar.
La familia decidió entonces desplazarse hasta la localidad marroquí de Oujda, a unos 150 kilómetros de nuestra ciudad. Según las palabras de uno de sus sobrinos, el cuerpo está en “un depósito que da pena, con más muertos y sin refrigeración”. No pudieron verlo pero les han dicho que ese cadáver tiene tatuajes, lo que coincide con las características de su tío.
En Oujda, la familia les contó que cuando vinieron a Melilla a recoger el cuerpo, no pudieron entrar a la ciudad al no disponer de visado. Por ello, una persona de una comunidad musulmana de nuestra ciudad se encargó de acudir al cementerio municipal a por el difunto. Según el relato del sobrino del otro fallecido, la mujer preguntó al personal del depósito si estaban seguros de que ese era el cadáver, a lo que, algo molestos, respondieron que por supuesto que sí. Ironías de la vida, ha resultado que no.
Después, un coche fúnebre llevó el cuerpo hasta el cementerio musulmán para prepararlo para la sepultura. Los familiares estaban detrás de la valla que separa Melilla del territorio marroquí. Tras adecentar el cadáver, la Guardia Civil permitió después la entrada al país vecino de los restos.
La familia se trasladó entonces hasta Oujda y fue allí donde, al abrir el sudario, se toparon con la triste sorpresa de que el cuerpo no se correspondía con el de su familiar, acudiendo después a las autoridades marroquíes a notificarlo.
Pero ¿cuál es la situación a partir de ahora? La familia residente en Melilla volvió ayer a ir al juzgado y están preparando todo para presentar una denuncia. “Se han acumulado muchos errores”, explica el sobrino. Según su relato, en el sudario del hombre fallecido en el buque se indicaba la palabra ‘barco’. “No sabemos cómo estaba mi tío. No hemos podido verlo físicamente. Pero el otro estaba identificado”.
“Mañana [por hoy] volveremos al juzgado para que nos digan como podemos recuperar el cuerpo de mi tío”. Su deseo es acabar cuanto antes con esta pesadilla para que los dos fallecidos puedan descansar en paz.