Con el Domingo de Resurrección culmina una semana entera repleta de actos litúrgicos, termina la Semana Mayor. Recordaremos este año por la suspensión repetida de procesiones desde que el Miércoles Santo se quedara el Nazareno en la plaza de toros de Melilla. Ocurriría lo mismo al día siguiente, Jueves Santo, el Cautivo volvía a su casa de hermandad a mitad de camino, el Flagelado no salía de Batería Jota….un Miércoles y un Jueves Santo que nos dejaban las imágenes más tristes de toda nuestra Semana Santa.
Los Cofrades
Termina una Semana Santa y plantean la siguiente. No dejan de trabajar todo el año con todo tipo de actividades, prácticamente en su totalidad encaminadas a los más necesitados. Cuidan sus imágenes, forman familias y hacen de su casa de Hermandad su segundo hogar. Los cofrades son los que sacan adelante la Semana Mayor a pesar de que los tiempos cambian y a veces no puede pasarse esta dedicación de generación en generación . Una cofradía con gente jóven es el futuro de esta festividad cristiana, y en eso los cofrades más antiguos tienen mucho que decir. Hay algunas cofradías que ya lo tienen, otras, tendrar que trabajar por ello.
Llevamos años escuchando , leyendo y constatando que en nuestra ciudad faltan hombres de trono, chicos que sacrifiquen sus vacaciones para ensayar durante meses y sacar a la calle al Titular de su cofradía, Este año los hemos conocido ilusionados portando a “paso sevillano” en algunas ocasiones y a “paso malagueño”, sobre varales, en otras. Ellos se merecen el homenaje de toda la ciudadanía por hacer posible la Semana Santa. Este año el enemigo ha sido el tiempo, no la falta de hombres.
Desde hace años la Semana Santa es considerada periodo vacacional por excelencia. Son muchas las familias melillenses que se van para pasar estos días fuera. Es lógico e imposible de reprochar, sin embargo sí se han visto en las calles menos personas viendo las procesiones que años anteriores. Uno se pregunta si es que la vida cambia, o simplemente la Semana Santa está perdiendo el interés de los melillenses. No obstante, este año no sería bueno para medir el fenómeno. La climatología ha dejado en sus casas a muchas familias, sin hablar de las procesiones que no han salido, el Jueves Santo, día en que tradicionalmente se dice “bajan los barrios”, no se ha celebrado, y nos queda la imagen del Viernes en la que sí se contaban por miles los melillenses en la Avenida Juan Carlos I Rey. En mano de esos que hoy aplaudimos, los cofrades, queda el trabajo de despertar el interés por la Semana Santa que al margen del sentido altamente religioso no deja de ser una de las tradiciones más fuertes de España
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