Familiares y conocidos, consternados por el trágico final de la joven, aseguran que vivía una difícil situación con su ex marido. Éste fue detenido como sospechoso, pero está por determinar su implicación en los hechos.
La joven fallecida por arma blanca en la cuesta de la Alcazaba en la tarde del pasado martes, Hannan Outmane, tenía 19 años. Era natural de Farhana, tenía una hija de apenas un año de edad y vivía desde hace meses separada de su marido, al que había denunciado por malos tratos. Se sentía perseguida por él y nunca salía a la calle sola. Necesitaba compañía y protección porque su ex marido aparecía de la nada en cualquier lugar donde estuviera. Algunas veces únicamente la vigilaba en la distancia y otras se acercaba a hablar con ella. Amigos y familiares de la joven fallecida, consternados aún por el trágico final de la joven, aseguraron ayer a El Faro que el marido incluso llegó a amenazarla: “O vuelves conmigo o te mato”.
Hannan Outmane había pedido el divorcio en Marruecos y tenía miedo por su vida. “Mi marido me va a matar”, aseguró la joven a un amigo suyo hace unos meses, cuando abandonó el centro de acogida de mujeres maltratadas y se fue a vivir con un familiar en La Cañada.
El marido fue detenido ayer como sospechoso y los investigadores tendrán que determinar si tuvo o no alguna implicación en el doble crimen sucedido en la cuesta de la Alcazaba.
No obstante, fuentes policiales de El Faro, explicaron que su arresto inicialmente sólo se debe al caso de malos tratos denunciado por su ex pareja, Outmane. Aún no hay indicios que lo relacionen con el crimen.
Por otro lado, la familia de Outmane asegura que Mohamed Ohaldik, el hombre que el pasado martes acompañaba a la joven y que murió a causa de múltiples puñaladas en el cuello, principalmente, era solamente un amigo. Outmane no mantenía actualmente ninguna relación sentimental con nadie. A Ohaldik sólo le unía una relación de amistad, recalcaron los familiares de la joven.
Este hombre, de unos 30 años, es sobrino del propietario del restaurante El Caracol Moderno, Amaruch Hassan, que ayer estaba muy afectado por la muerte de Ohaldik. Éste trabajaba desde hace 10 años en el restaurante de su tío, donde estaba empleado como cocinero.
Por su parte, Outmane nunca salía sola de casa y siempre se acompañaba de algún vecino, amigo o familiar.
Se casó con 16 años, según cuenta un amigo de la joven, y casi desde el primer momento sufrió los malos tratos de su marido. En los últimos meses, se veía frecuentemente con una prima suya, en parecida situación de maltrato que ella. De las dos, Outmane era la que había sufrido las agresiones más violentas por parte de su marido. La mayor parte de esos hechos sucedieron en Marruecos.
Denuncias por malostratos
En Melilla la joven denunció a su marido por malos tratos y el juez impuso medidas cautelares, como una orden de alejamiento y la prohibición de comunicarse con ella, pero el marido “se la saltaba constantemente”. De hecho, Outmane hace algunas semanas interpuso una nueva denuncia por amenazas.
Este amigo de Outmane se vio con la mujer y su prima en un céntrico parque de la ciudad el pasado mes de julio. A los pocos minutos de estar hablando con ella vieron al ex marido merodear por la zona en su vehículo. Al final tuvieron que marcharse de allí para evitar un posible enfrentamiento.
Según cuenta este testigo, el marido, ex empleado de la Construcción, es de complexión fuerte. La propia Hannan le dijo que era “muy difícil” zafarse de él si la abordaba en la calle debido a su corpulencia.
“El marido siempre la localizaba estuviera donde estuviera”, asegura este testigo. Por ello, tenía que cambiar constantemente de teléfono y de vivienda. A pesar de toda esta situación Outmane “siempre sonreía y estaba feliz. Era muy joven”.
Los amigos y familiares de Hannan Outmane aseguran que quería salir adelante con su vida y no deseaba volver con su marido. De hecho, el pasado mes de septiembre comenzó a buscar trabajo como empleada de hogar y cuidadora de niños.
La familia de la joven asegura que había pedido el divorcio en Marruecos, pero, en Melilla, el marido la perseguía y amenazaba. Ahora, tras el crimen, la hija que tuvo en común la pareja, de algo más de un año de edad, vive con una tía de la joven en La Cañada.
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