Editorial

Hacia un confinamiento más estricto

A L PRESIDENTE de la Ciudad, Eduardo de Castro, ha solicitado al ministro de Sanidad, Salvador Illa, que estudie la posibilidad de implementar en Melilla unas restricciones a la movilidad más severas que las actuales. Así, el jefe del Ejecutivo local ha instado al Gobierno central a que se pueda decretar un confinamiento domiciliario, aunque no se conocen los detalles sobre si se permitiría salir de casa a ciertas horas o sólo se permitiría abandonar el domicilio para realizar actividades esenciales, como durante el estado de alarma que se vivió durante la primera ola de la pandemia. También, el responsable de la CAM advierte de la necesidad de paliar la escasez de personal sanitario y pide que se agilice la instalación de un hospital de campaña y que el buque medicalizado Galicia vuelva a fondear en nuestra bahía, en previsión de que el sistema sanitario melillense colapse. Por último, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que se suspendan todas las actividades docentes presenciales para evitar los contagios en los centros educativos.

Se trata de una serie de medidas de calado para combatir unos contagios de coronavirus que no dejan de crecer en la ciudad. No en vano, ayer, se registró el fallecimiento de otras dos personas infectadas por el virus, se superó la barrera de los 1.600 casos activos, llegado a los 1.605, y Melilla sigue presentando el peor cuadro epidemiológico de todo el territorio nacional.

En los próximos días habrá que implantar medidas duras, que sin duda tendrán una repercusión fatal en la economía de la ciudad, pero las opciones para doblar la curva de contagios se van acabando y es perentorio tomar una determinación si queremos detener el avance del Covid-19.

Todas estas decisiones podrían haberse tomado con anterioridad, en previsión de lo que podía suceder, y también se podría haber sido más estricto durante los anteriores meses en la vigilancia del cumplimiento de las normas sanitarias. Ojala no se hubiera llegado a este momento pero la realidad es que nos encontramos ante una crisis como nunca antes. Ahora es el momento de que cada uno de los melillenses ponga de su parte, seamos conscientes del riesgo que estamos corriendo y rememos en una sola dirección: eliminar el virus de Melilla y proteger la salud de sus habitantes.

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