El presidente de España, Pedro Sánchez, prometió en junio de este año que urgía aprobar un Plan Estratégico para Melilla y Ceuta tras el conato de marcha verde de Marruecos del 18 de mayo de este año. La idea parecía haber caído en saco roto tras la reestructuración del Gobierno y el cambio del ministro Miquel Iceta por la ministra portavoz de Política Territorial, Isabel Rodríguez.
En septiembre pasado, desde El Faro nos pusimos en contacto con Política Territorial y nos dijeron que estaban trabajando en el diagnóstico de la situación de Melilla. Esa afirmación, como es natural, cayó como un cubo de agua fría en la ciudad porque como me comentó un empresario, cuando uno está en la UCI en paro cardiorrespiratorio, lo que necesita no es un diagnóstico detallado de la enfermedad, sino una reanimación urgente.
El líder del PP de Melilla, Juan José Imbroda, que es un lince para sacar partido de estas cosas, se vino arriba con esas declaraciones que apuntaban a una excusa por inacción y lamentó en su turno de intervenciones en el Congreso Nacional del PP que tras dos años y medio de Gobierno de Sánchez todavía no tuvieran diagnosticada la crisis económica brutal que viven las dos ciudades autónomas.
Pues bien, en vísperas de Navidad, el secretario de Política Territorial, Alfredo González, ha venido primero a Ceuta y luego a Melilla a presentar el Plan Estratégico de ambas ciudades autónomas, que costará 600.000 euros y cuya elaboración ha sido asignada a Tragsatec, filial de Tragsa, la empresa pública que está haciendo las obras del Hospital Universitario de Melilla.
Nos parece excesivo el presupuesto para el diagnóstico, más que nada porque el Gobierno de Melilla acaba de aprobar en octubre un Plan Estratégico que nos ha costado 172.000 euros a todos los melillenses y que, según el propio secretario de Estado, está muy bien hecho.
Sin embargo, sólo va a servir al ministerio de punto de partida para el Plan Estratégico nacional, que promete ser más amplio e incluir inversiones a corto y largo plazo ya presupuestadas.
Cuando tienes dos opciones en lugar de una, en la vida real estás obligado a elegir, pero éste no es el caso. El Plan de Melilla también contempla tablas detalladas de inversiones, muchas de las cuales, dependen del presupuesto del Gobierno central. Algo que, en la práctica no resuelve el problema porque si a usted le gustan los Ferraris, pero no tiene dinero, no se puede comprar ni siquiera un Renault a plazos.
Si como dice el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, la presentación de este plan nacional no es "una ocurrencia", cuesta entender por qué no se han puesto de acuerdo Gobierno local y central para aprovechar el diagnóstico del Plan Estratégico de la Ciudad e incluir en los presupuestos generales del Estado para 2022 inversiones urgentes con dinero del Estado.
El caso es que el Ministerio de Política Territorial va a hacer su propio diagnóstico partiendo del estudio previo del Plan Estratégico de la Ciudad, dirigido por Julio Liarte. Ese diagnóstico no estará hasta el próximo verano y a partir de entonces, se hablará de inversiones a corto y largo plazo.
Si la contratación del Plan Estratégico nacional no se eterniza y termina, según lo previsto, en junio del año que viene, sólo nos va a dar tiempo a ver las inversiones a corto plazo porque en 2023 habrá elecciones y si el PSOE no consigue volver a gobernar, quien venga detrás querrá, seguramente, encargar otro diagnóstico de la situación de Melilla y aunque entre todos nos mataron, después dirán que Melilla sola de murió.
Pero bueno, ya nos hemos quejado porque el Gobierno central no cumplía su palabra. Ahora que la ha cumplido, no vamos a quejarnos por el dineral que dedicará a hacer un trabajo que ya creíamos que estaba hecho. Ahora hay que confiar en que, en realidad, cumplirán su palabra y el Plan Estratégico será ambicioso y además empezará a ejecutarse de inmediato.
Es Navidad y quiero creer que esto no es una promesa como la que nos hizo el PP en 2016, cuando nos dijo que en 2017 tendríamos frontera inteligente. Pues bien, estamos en 2021 y todavía está en proceso.
Aquí en Melilla sabemos lo que significan las palabras olvido, dejadez y abandono. No hemos llegado a la situación crítica en la que está nuestra economía sólo por culpa de Marruecos y de la pandemia. Aquí hay servicios públicos que están a años luz de los que te encuentras en el sur de España. Ni se nos pasa por la cabeza compararnos con las grandes capitales ni mucho menos con Europa.
En todo caso, el PSOE ha cumplido su palabra. Tenemos Plan Estratégico y por duplicado. En lugar de uno, dos. Ahora falta por comprobar si finalmente llegan las inversiones, que según ha dicho el secretario de Estado de Política Territorial, Alfredo González, se ejecutarán con los fondos europeos.
¿Tenemos capacidad para solicitar esas subvenciones europeas? Esa es la cuestión. Si el dinero llega a raudales pero no tenemos personal para hacer la engorrosa tramitación de los pedidos, todo esto no habrá servido de nada.
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