El diputado por Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, ha conversado con El Faro tras la victoria de Juanma Moreno en Andalucía. Con este diario ha compartido su amor por España, su confianza en las políticas del Partido Popular y sus opiniones sobre las relaciones con Marruecos y la guerra de Ucrania.
¿Cómo vivió la victoria de Juanma Moreno en Andalucía?
La viví con muchísima alegría y con una gran ilusión. Los extraordinarios resultados obtenidos, suponen el respaldo de los andaluces a una trayectoria de buena gestión que ha conseguido convencerles de que una manera diferente de gestionar los asuntos públicos es posible y que es beneficiosa para el bienestar de la sociedad. Creo mucho en el proyecto del Partido Popular para toda España. Percibo que las medidas que se proponen y la forma de interpretar la convivencia entre los españoles, sin rechazar a nadie y sin considerar a nadie como prescindible, en este gran proyecto de convivencia compartida que es España, nos proporcionarán mucho progreso y mucho sentido de convivencia, que se está viendo notablemente dañado en los últimos años, como consecuencia de una política obsesivamente ideologizada y planteada al margen de la realidad social española,.
¿Cree que ese éxito electoral se puede reeditar en Melilla?
No tengo ninguna duda de que así será, como viene siendo de manera creciente en todos los retos electorales a los que se viene enfrentando el Partido Popular, desde que los españoles han sentido, también de manera creciente, como digo, lo perjudicial de las políticas basadas en obsesiones ideológicas y planteadas de espaldas a los sentimientos y a la realidad social de los españoles.
Hay encuestas que dan el diputado a CpM en las generales. ¿Qué le diría a quienes no le ven como el próximo ministro de Defensa de España?
Bueno, en primer lugar, no guarda relación una cosa con la otra. En las elecciones generales no se eligen los Ministros de Defensa, ni de ningún otro Departamento, sino los representantes españoles en las Cortes Generales (Congreso y Senado); un representante en el Congreso de los Diputados y dos en el Senado, como sabe. Las encuestas que yo conozco no indican el resultado que usted plantea, pero, en cualquier caso, las encuestas no son más que sondeos de opinión que responden a muchas variables y que oscilan en función de las técnicas con que se realizan. En todo caso, mi actitud ante la vida y ante la política es de servicio a los ciudadanos y a mi nación y es a lo que vengo dedicando todos los esfuerzos de mi vida desde hace muchos años. A los ciudadanos, a los que me vean de manera positiva y a los que me vean de manera menos positiva, no les puedo ofrecer más que mi desempeño actual de compromiso al servicio de nuestra sociedad y de compromiso de seguirlo desempeñando con la mejor de mis capacidades y de mis ilusiones por su bienestar, el de todos ellos, con independencia de su posición política, social, laboral, religiosa o de cualquier otra índole. Soy un servidor de España a la que amo con todos los resortes de mi cuerpo y de mi voluntad.
¿Cómo es su relación con Feijóo?
Pues buena, aunque no frecuente. He estado hablando en dos ocasiones con él sobre asuntos estrictamente políticos o de trabajo, si usted prefiere. Es el Presidente de mi Partido, que, como he dicho, es el que representa el proyecto de vida compartida entre los españoles, de todos los rincones de España, en el que yo creo y en el que he creído durante toda mi vida. Un Partido que propone serenidad, sosiego, moderación y medidas eficaces, así como un gran pacto de convivencia para todos, que, en estos momentos, creo firmemente que Alberto Núñez Feijóo representa mucho mejor que cualquier otro de los posibles candidatos a la Presidencia del Gobierno de nuestra nación.
Usted viene del mundo militar, ¿cómo han sido estos tres años en política? ¿Cómo resume su trabajo en el Congreso?
Pues muy activos y tremendamente enriquecedores. El Congreso reproduce, en pequeña escala (350 diputados), las múltiples sensibilidades que existen en todos los espacios de nuestra nación y yo, como militar, he tenido la oportunidad de relacionarme en el desempeño de mi actividad profesional precedente con muchos de los sectores diversos que existen en la sociedad española, sin restricciones ideológicas o partidarias sino desde la perspectiva de un servidor público de todos ellos por la garantía de su bienestar y de la paz en su quehacer cotidiano. En la actividad política me siento comprometido con el mismo servicio transversal, pensando siempre en la totalidad de los españoles, no sólo en los que perciben la realidad como yo, sino en todos y a ello me entrego con la mejor de mis disposiciones y capacidades personales.
Usted ha denunciado ante la Fiscalía la instalación de piscifactorías marroquíes en las inmediaciones de las Islas Chafarinas. ¿Qué considera que debió hacer el Gobierno de Pedro Sánchez en cuanto se empezaron a instalar en esa zona? ¿Qué cree que persigue Marruecos? ¿Lo considera un gesto desleal en un contexto determinado o es parte de la estrategia híbrida para asfixiar a las ciudades autónomas?
En primer lugar, creo que el Gobierno debió de ser más beligerante y más contundente en el planteamiento de su descontento ante Marruecos ante una actuación que, como mínimo, se puede calificar como inamistosa, como tantas otras que ha venido protagonizando Marruecos, de manera creciente, en los últimos años, en lo que se refiere a la sostenibilidad de la vida regular en las ciudades españolas de Ceuta y Melilla.
En el caso concreto de la piscifactoría se da la circunstancia, además de que el archipiélago de las Chafarinas forma parte de la Red Natura 2000 y se encuentra sometido a protección especial desde el punto de vista medio ambiental por legislación no sólo española sino también de la Unión Europea. El Gobierno se limitó a presentar una queja por canales diplomáticos, según ellos mismos nos dijeron, a pregunta escrita formulada por el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados y yo dije en enero, en rueda de prensa en Melilla, que si esta queja no se materializaba en ninguna corrección por parte de Marruecos, se debería proceder a interponer una denuncia, cosa que hice el pasado 3 de junio. Creo que el Fiscal ha iniciado actuaciones y habrá que aguardar a su determinación al respecto.
¿En qué punto está el debate de la inclusión de Melilla y Ceuta bajo el paraguas de la OTAN?
Bueno, no existe tal debate. Existe una propuesta del principal partido de la oposición, el Partido Popular, al Gobierno de España para que, en el transcurso de la próxima cumbre de la OTAN, de esta semana, se materialice en el nuevo Concepto Estratégico de la Alianza la garantía de la defensa colectiva de la Alianza en los 360º incluyendo la garantía de la integridad territorial de los países aliados, con especial atención en el caso de España a los territorios no peninsulares, ante amenazas que pudieran proceder del flanco sur de la OTAN. Según lo planteado por el Ministro de Asuntos Exteriores recientemente, parece que ese argumento se va a incluir, sin hacer referencia a ningún país vecino concreto, ni a ningún modelo de amenaza concreta, sino garantizando la seguridad de cualquier país aliado, ante cualquier tipo de amenaza, procedente de cualquier dirección.
¿Qué le parecen las nuevas normas de control de mercancías en la frontera?
Creo que son fruto y consecuencia de una mala y opaca negociación entre las autoridades españolas y las marroquíes tras el anuncio del cambio de posición de España en cuanto al Sahara Occidental, que ahora niegan el Presidente del Gobierno y el Ministerio de Asuntos Exteriores, pero que dio lugar a una presunta negociación para la reapertura de la frontera que se está produciendo de manera traumática y con muy pocos beneficios para la economía melillense y muchos perjuicios para los ciudadanos en general. Se va improvisando con medidas cambiantes, de rigidez variable y que no parecen compartirse por las autoridades a ambos lados de la frontera. Una mala situación, en suma, que necesita ser revisada.
¿Cree que nos beneficia la amistad con Marruecos a costa de enemistarnos con Argelia y los saharauis?
De ninguna manera. Los sucesivos Gobiernos españoles de cualquier tendencia política han sido capaces de mantener una posición equilibrada entre las tres partes, promoviendo la búsqueda de una solución negociada entre las partes bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas. La desequilibrada postura en ese ámbito que venimos experimentando desde que Marruecos decidió unilateralmente cerrar la aduana comercial el 31 de julio de 2018 y el cierre unilateral de la frontera terrestre el 13 de marzo de 2020, se vio aún más desequilibrada ante la actitud puesta de manifiesto por Marruecos a raíz del caso Gali, promoviendo la retirada de su Embajadora y la invasión de Ceuta por más de 10.000 marroquíes. Esta invasión fue reprochada vivamente por parte de la UE, lo cual hizo a Marruecos moderar su planteamiento reivindicativo sobre la posición de España con respecto al Sahara, hasta que se produjo la remisión de la carta del Presidente Sánchez al Rey Mohamed VI, en la que se alababa la propuesta marroquí de acceso a la autonomía del Sahara bajo soberanía de Marruecos como la opción más plausible para el futuro del Sahara, lo cual ha propiciado el desencuentro con las otras partes. Aún no sabemos cómo seremos capaces de minimizar los perjuicios que todo esto puede llegar finalmente a ocasionarnos, pero, ciertamente, no es la posición en la que España debería de encontrarse en este asunto.
Con su visión como militar, ¿hasta dónde cree que llegará la guerra de Ucrania? ¿Los europeos estamos en peligro?
Yo creo que a la invasión de Ucrania por parte de Rusia hay que concederle la importancia y la gravedad que tiene, que, en mi opinión, es mucha. No es previsible que el conflicto se resuelva en el corto plazo ni tampoco lo es que Rusia se avenga a negociar nada con Ucrania que pueda resultar aceptable por parte de ésta. Como consecuencia, es previsible que sigamos viendo un alto grado de desgaste entre ambas fuerzas contendientes y un elevado grado de destrucción de la infraestructura ucraniana. Tampoco es descartable que el conflicto pueda extenderse a algún país vecino a Rusia perteneciente a la OTAN, como es el caso de Lituania, que ya viene experimentando crecientes amenazas por parte de Rusia por asumir las sanciones impuestas por la UE al tráfico de hidrocarburos procedentes de Rusia a través de su país. Si estas amenazas se materializan de alguna manera, se puede plantear una necesaria revisión de la postura de la OTAN, endureciendo su defensa de un país aliado.
En resumidas cuentas, nos encontramos en un escenario muy volátil de imprevisibles consecuencias para todos. Nuestros líderes políticos, en los 30 países de la OTAN, se encuentran frente a un escenario de enorme complejidad, propiciado por la injustificable e ilegal invasión de Ucrania. La prudencia y la contundencia en las respuestas y en las actuaciones son necesarias en proporciones semejantes.
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