La asociación dice que han dejado de tirarse a los cauces del río, pero ahora se venden en el país vecino l Lamentan que un problema del primer mundo ‘se solucione’ convirtiéndolo en otro en los países del tercer mundo
La asociación ecologista Guelaya lleva años denunciando el abandono de neumáticos usados en los cauces del río. Ahora, el problema parece haberse solucionado, pero ha surgido una nueva preocupación para la entidad. El responsable de Guelaya Manuel Tapia aseguró ayer en declaraciones a El Faro que la mayor parte de estas ruedas viejas pasan a Marruecos para ser vendidos allí. Forman parte del denominado ‘comercio atípico’ que se realiza entre nuestra ciudad y el país vecino. Para Tapia, lo preocupante es que se está trasladando la contaminación de primer mundo al tercer mundo, con las consecuencias negativas que eso conlleva.
“Es cierto que parece que ahora hay más concienciación y no se ven neumáticos tirados en los cauces como antes. Eso es bueno, pero ha aumentado mucho el comercio con estos productos y eso puede tener consecuencias negativas”, apuntó.
Tapia reconoció que se trata de un problema difícil de combatir. Frenar el paso de los neumáticos al país vecino es muy complicado y controlar lo que se hace con estos productos una vez que pasan la frontera, prácticamente imposible. Sin embargo, el ecologista advierte de que allí es aún más peligroso para el medio ambiente el tratamiento que se hace de estos residuos. “Al fin y al cabo aquí, aunque sea pagando, se puede hacer un tratamiento adecuado. Allí es más complicado que esto ocurra. Además, la preocupación por conservar el medio ambiente es aún menor que en nuestra ciudad”, apostilló.
Ingresos para muchas familias
El ecologista indicó que el trasvase del problema de la contaminación de las fronteras del primer mundo al tercero no es algo exclusivo de nuestra ciudad, aunque aquí es fácil de observar por nuestra ubicación geográfica y el tránsito habitual entre Marruecos y Melilla. “Se trata de un asunto que hay que examinar con cuidado”, indicó.
Por otra parte, Tapia hizo referencia a otro de los aspectos de este problema. El responsable de la asociación ecologista señaló que hay muchas familias en nuestra ciudad que subsisten gracias al comercio de estos neumáticos. “Sabemos que prohibir la venta de estas ruedas usadas provocaría problemas económicos para muchas familias necesitadas en Melilla”, apostilló. Por esta razón insistió en que se trata de un tema complejo, difícil de solucionar.
En cualquier caso, insistió en que es necesario cambiar estos hábitos para evitar que acabemos con el problema en nuestra ciudad, pero provoquemos uno aún mayor al otro lado de la frontera, donde apenas hay tratamientos para estos residuos.
Gran fuente de contaminación
Tapia recordó que los neumáticos abandonados en la calle son fuente de gran contaminación ambiental. Si se sigue permitiendo que estas ruedas viejas circulen sin ningún tipo de control por países del tercer mundo, en unos años en estos lugares se enfrentarán a problemas medioambientales importantes. “No podemos permitir que para librarnos de un problema, creemos otro aún mayor al otro lado”, concluyó.
Los ecologistas denuncian vertidos de basura en el cauce del río y piden más concienciación ciudadana
El responsable de la asociación ecologista Guelaya Manuel Tapia aseguró en declaraciones a El Faro que aunque ya no existen tantos problemas por el abandono de neumáticos, sí se siguen arrojando otro tipo de desperdicios a los cauces del río. Tapia aseguró que hay muchos comerciantes melillenses que tiran la basura en estos espacios. Asimismo, recordó que llevan años denunciando que en algunas zonas del río se desguazan coches, algo que calificó de muy peligroso para la flora y fauna de estos espacios, porque se manejan sustancias muy contaminantes, como los aceites o restos de combustible de los vehículos. El ecologista lamentó que la Ciudad no tome cartas en el asunto en este tema. Tapia señaló que la postura del Gobierno local y de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) respecto al río es totalmente contraria a la de los ecologistas. Explicó que mientras que desde Guelaya apuestan por preservar estos espacios, que son naturales, tanto la Ciudad como la CHG quieren “acabar” con el río e incluso se plantean taparlo. El responsable de la entidad criticó, además, que no haya una política de sanciones más dura contra las personas que tiran residuos en el río, para evitar que esta realidad se siga produciendo. Asimismo, apeló a la concienciación de los ciudadanos y pidió que utilicen los lugares habilitados para tirar los desperdicios, en lugar de lanzarlos al río como si fuera un ‘vertedero’. Tapia recordó que en el cauce sigue habiendo vegetación autóctona, así como algunas especies acuáticas que es necesario proteger de los ataques externos.
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