El próximo mes de diciembre se cumplirá un año de la celebración de la Cumbre del Clima de París en la que las Naciones Unidas debatieron sobre cómo puede reducirse la emisión de gases nocivos a la atmósfera y, por ende, dar un pequeño respiro a nuestro cada vez más maltrecho planeta. Los puntos de conciliación alcanzados entonces componen lo que se ha denominado Acuerdo de París, una normativa que entró en vigor el pasado viernes, aunque, según Guelaya Ecologistas en Acción, con objetivos “flojos e insuficientes”. La asociación, así pues, espera que en el nuevo cónclave climático que hoy comienza en Marrakech, las metas “sean más ambiciosas y se ratifiquen”.
Tras la reunión en París, los países participantes aprobaron una serie de medidas internacionales para establecer máximos legales en las emisiones de Dióxido de Carbono (CO2), con el fin de que el aumento de la temperatura media del planeta como consecuencia del efecto invernadero no superase los dos grados centígrados de diferencia. Para Guelaya, no obstante, la cifra resulta insuficiente, por lo que asegura que, de este modo, la Tierra se expone a una “ruleta rusa”.
“Nuestra esperanza como ecologistas es que los objetivos de la cumbre de Marrakech sean más ambiciosos que los de hace un año en París”, comentó Manuel Tapia, representante de la asociación, al referirse al proceso de conciliación que hoy se inicia en Marruecos, uno de los países “que más está notando el cambio climático” según Guelaya.
Medidas a tomar en Melilla
Manuel Tapia afirmó que es el Gobierno el que debe adoptar las “medidas más importantes”. Por este motivo, la agrupación ecologista ha presentado ante la Consejería de Medio Ambiente una propuesta para prohibir las bolsas de plástico, como vía para luchar contra la contaminación. “Terminan en el mar y acaban dañando el ecosistema”, indicó el representante de Guelaya.
Tapia, además, defiende que la implantación de esta medida en la ciudad autónoma contribuiría a “evitar el contrabando” de dichos elementos entre Melilla y el país vecino, dónde la prohibición entró en vigor el pasado verano.
La otra línea de acción para reducir la polución que sugiere el componente de Guelaya, quien asegura también que su asociación se ha visto obligada a posponer sus tradicionales plantaciones como consecuencia del cambio climático, es el desarrollo de un plan de movilidad con respecto al tráfico rodado, que busque el equilibrio entre los vehículos motorizados y los medios de transporte no contaminantes como, por ejemplo, las bicicletas.
Estas ideas, según Tapia, acompañan a la implantación en la cuidad autónoma del contenedor amarillo (el destinado al reciclaje de envases) en el interior de la “mochila de peticiones” de Guelaya, término que su representante utiliza para referirse al inventario de propuestas que la asociación ha presentado a Medio Ambiente.
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