Guelaya-Ecologistas en Acción ha dado sus dos banderas negras de este año para Melilla a los vertidos de fecales que se producen “continuamente” en la desembocadura del Río de Oro –por contaminación- y al proyecto del muelle de cruceros del puerto Noray –por mala gestión-.
Estas banderas negras intentan dar a conocer los problemas de las distintas costas españolas. En el primer caso para Melilla, es la segunda vez que se le da por este motivo. Según ha recordado Rosa González, de la organización ecologista, ya en 2022 se produjo allí “un enorme vertido de fecales” que se extendió por las playas de San Lorenzo y Los Cárabos y este año hubo otro vertido que tornó el agua de color rosa por la presencia de una bacteria.
“Llueve sobre mojado en esta zona”, ha apuntado González, quien ha criticado que, para acabar con las acumulaciones de agua que se producen en la zona, la solución que le dio el Partido Popular (PP) en 2019 fue cementar toda la desembocadura del río e instalar una fuente de colorines para oxigenar el agua y que “actualmente no es más que un cúmulo de lodos y un criadero de mosquitos”. Por si fuera poco, ha añadido, “la escasa agua que llegaba del río se decidió que no debía llegar al mar y que se la tenía que tragar una alcantarilla que se situó 500 metros cauce arriba”. Todo ello con un presupuesto de 800.000 euros.
En cuanto a la segunda bandera, la de la mala gestión para el proyecto del muelle de cruceros que la organización ecologista espera que no saga adelante, González ha detallado que los 400 metros de longitud de dicho muelle van a remover en torno a 600.000 metros cúbicos de arena, lo que “va a destrozar toda la zona colindante con la playa de San Lorenzo y va a liquidar la Marina Seca del puerto Noray”.
Guelaya critica que el muelle de cruceros “va a costar un dineral, seguro que más que el hospital nuevo, y lo van a “disfrutar, se supone, los cuatro o cinco cruceros que vienen al año y que no hacen otra cosa más que pasearse los viajeros con el todo gratis que les damos en Melilla, pero que no dejan un duro aquí”.
Unos barcos de cruceros –ha proseguido- que, además, consumen un combustible muy alto en azufre, lo que “contamina una barbaridad”, algo que le resulta extraño si se tiene en cuenta que a Endesa se le ha exigido que utilice un combustible bajo en azufre. En resumen, “un nuevo dineral público tirado a la basura”, ha dicho, y lo que es peor –ha añadido- es que habrá otros 1.800.000 euros que “también se van a ir a la basura” porque se acabará con 200 metros cuadrados de una alga cimodocea que captura el dióxido de carbono y que en su día la Autoridad Portuaria consiguió que saliera en el fondo de la bahía.
“En fin, las contradicciones del dinero público, que es muy fácil de gastar sin mirar nada más que no sabemos qué cosa”, ha concluido González.
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