El presidente apuesta por incorporar una bandera especial en las playas para avisar de jornadas con especial presencia de medusas.
Desde hace unos años, la presencia de medusas en las playas de la ciudad parece haber crecido, siendo cada vez más los casos de picaduras de estos animales marinos a bañistas de la ciudad. Así lo considera el presidente de Guelaya-Ecologistas en Acción, Manuel Tapia, que aseguró ayer a El Faro de Melilla que la proliferación de la ‘pelagia noctiluca’, una especie pequeña y marrón que desde hace unos años se ve en las aguas de la ciudad, es “preocupante”, dado lo doloroso de su picadura. Asimismo, apunta a la influencia del ser humano en que esta especie, que tenía su hábitat natural en mar abierto, cada vez se encuentre más en las playas. “Antes, esta medusa llegaba a Melilla en años muy concretos”, apunta Tapia, que añade que “sólo la conocían las personas mayores y la gente vinculada al mar”. “Se trata de un animal pelágico”, dice también el presidente de Guelaya que apunta que se debe a cuatro causas “todas humanas”. Las causas Las razones que Tapia pone como responsable de la proliferación de medusas, que este año parece ser especialmente acuciante, se basan en cuatro puntos diversos. Por un lado, el presidente de la organización en favor del medio ambiente comenta que “la sobreexplotación de los recursos pesqueros” es una de las causas, puesto que al eliminar el ser humano a especies como el atún rojo, la tortuga boba o el pez luna, estas medusas marrones tienen menos depredadores y por tanto más facilidad para reproducirse y aumentar sus poblaciones. “Esos depredadores consumían toneladas de medusas”, apunta Tapia. En segundo lugar, el presidente de Guelaya señala al “uso de fertilizantes químicos en la agricultura”, que tienen alto contenido en nitrógeno y fósforo. Estas sustancias “aceleran el ciclo vital de las medusas”, haciendo que se reproduzcan con más rapidez. Por otra parte, Tapia también comenta que el cambio climático tiene que ver en esta situación, puesto que el crecimiento del calor aumenta también la temperatura del agua marina, un factor que, al igual que el nitrógeno y el fósforo, también “acelera el ciclo vital de las medusas y provoca una sobre población”. La última de las razones que el presidente de Guelaya esgrime como causa para el aumento de las medusas marrones, cuya picadura es bastante más dolorosa que la de la ‘rhizostoma pulmo’, la medusa blanca más común en las playas de Melilla, es que antes “existía una barrera de agua dulce que evitaba que estos animales de mar abierto llegaran a costa. Esa barrera hoy día no existe porque no llega tanta agua dulce a las costas como llegaba antes”. Esta barrera también depende de la lluvia que caiga un año en concreto. Bandera de medusas Una de las medidas que Tapia propone al respecto de estas medusas es la prevención. Para ello cree necesario que se establezca una bandera especial para medusas, diferente a las conocidas verde, amarilla y roja, puesto que sería un buen remedio para que las personas que son especialmente sensibles a las picaduras eviten bañarse los días que esta insignia ondee al viento. Según el presidente de Guelaya, es un método habitual en muchas zonas del litoral mediterráneo, puesto que especifica el porqué hay riesgo de entrar en el mar. De hecho, ayer mismo, en la Ensenada de los Galápagos y en la playa Horcas 1, estaba puesta la bandera amarilla por riesgo de picadura de medusas. Tapia también aconseja a las personas que son alérgicas o especialmente intolerantes a las heridas causadas por las medusas, que no se bañen durante las jornadas en las que haya especial riesgo de encontrarse con uno de estos ejemplares. Situación reversible Por otra parte, el dirigente de la asociación ecologista en Melilla cree conveniente que se ponga remedio a este fenómeno. “La situación sí que es reversible”, dice Tapia, que hay que “actuar con conciencia” para evitar llevar a cabo acciones que se correspondan con las razones que considera como causantes de esta problemática. “La naturaleza tiene un poder de regeneración que siempre sorprende”., concluye el presidente de Guelaya. Asimismo, comenta que las soluciones a corto plazo, como las redes que se ponen para evitar la llegada de medusas, parecen ser un buen remedio, pero no se debe tomar como algo único y permanente. Además, apunta que en playas de mar abierto no sirve este método.
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