Guelaya-Ecologistas en Acción anunció ayer a través de sus redes sociales la presencia de varios ejemplares de carabelas portuguesas en la playa de Horcas Coloradas. De acuerdo con Manuel Tapia, miembro de esta organización, se trata de un “peligroso” hidrozoo que produce una urticaria muy grave en caso de picadura y que puede llegar a ser mortal en casos extremos. Por ello, planteó como mejor opción cerrar el acceso a los bañistas cuando se produzca el varamiento de este animal, especialmente en la cercana temporada veraniega.
El consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, no confirmó a El Faro la presencia de carabelas portuguesas y ante las posibles dudas dijo que enviaría a “algún experto” a analizar la zona. No obstante, también apuntó que todavía “no estamos en temporada de baño y no hay socorristas” en las playas, aunque si fuera “necesario”, dará el correspondiente aviso para evitar posibles picaduras a los bañistas.
Tapia señaló que este animal ha aparecido en la conocida como playa nueva porque se encuentra abierta al mar, a diferencia de la playa de Los Cárabos, que se encuentra protegida por la red antimedusas que impide también el paso a la carabela portuguesa.
El ecologista explicó que se trata de un animal oceánico que se deja arrastrar por la corriente y que su presencia en el Mediterráneo es extraña, pero cada vez más frecuente debido a causas antrópicas, es decir, acciones derivadas por la intervención del hombre.
En este sentido, el cambio climático y el aumento de las temperaturas han modificado en parte las mareas, a la vez que algunos animales depredadores naturales de la carabela portuguesa se han visto obligados a emigrar, modificar sus movimientos o sus colonias se han reducido en número. A modo de ejemplo, Tapia señaló que el pez luna, predador de la carabela, también ha disminuido su presencia por la pesca con unas redes especiales. “El no actuar bien con el ecosistema pasa factura”, sentenció.
La carabela portuguesa (Physalia physalis), también conocida con los nombres de fragata portuguesa, agua mala, botella azul o falsa medusa, es un hidrozoo cuya picadura puede generar una urticaria muy grave y otros problemas de salud, incluso la muerte en casos extremos, según explicó ayer a este medio Manuel Tapia, miembro de Guelaya. El contacto con sus tentáculos provoca un dolor intenso que generalmente produce ampollas. Para evitar la picadura venenosa de este animal recomienda no bañarse, ni siquiera en la orilla, ni mojarse con agua recogida con cubos porque podría contener trozos también pueden producir irritación.
Tampoco es aconsejable tocar los ejemplares que quedan varados en la arena porque mantienen el poder urticante a pesar de estar muertas. En caso de haber entrado en contacto con alguna de ellas, hay que evitar llevar las manos a los ojos o a la boca por ser zonas mucho más sensibles y acercarse al puesto de enfermería de la playa. No hay que rascar o frotar la zona afectada, sino lavarla con suero fisiológico o agua de mar, pero nunca con agua dulce. Tampoco se puede aplicar amoníaco, orina o vinagre, pero sí geles o pomadas específicas, antihistamínicos y analgésicos. En caso de herida, se recomienda aplicar un antiséptico tres veces al día.
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