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Guelaya y Cañada Viva! se unen para fomentar el cuidado del medio ambiente

Las buenas causas nunca están de más y eso lo sabe tanto la asociación ecologista Guelaya como el proyecto Cañada Viva!. El cuidado y conservación de plantas autóctonas, y el apoyo a los barrios de la ciudad son actos que deben fomentarse los 365 del año. Para mantener la ciudad viva, decenas de melillenses participaron ayer en la plantación solidaria en los pinares de Rostrogordo. Los ciudadanos compraron las plantas y árboles que más le gustaron para poblar más la zona. El objetivo de esta actividad es recaudar fondos para Cañada Viva!.

La presidenta de Guelaya Melilla, Rosa González, afirmó que hay seis tipos de plantas, arbustos y árboles para elegir como labiérnagos, alcornoques o genistas. “Las sembramos en el barranco del Nano que es una zona protegida. Lo que tratamos de hacer es una reforestación para que este punto natural llegue a estar verde”, añadió González. Las especies que se plantan son autóctonas obtenidas de semillas locales y “apenas necesitan agua”, según explicó la presidenta de Guelaya.

Manolo Tapia, miembro de Guelaya, aseguró que este tipo de actividades suelen ser exitosas si “el tiempo acompaña”. “Muchos han llegado antes que nosotros, tenían muchas ganas de hacer esto”,agregó. Tapia aseveró que esta actividad siempre tiene varios atractivos: conocer el espacio natural de la ciudad, mejorarla y ayudar a un proyecto como Cañada Viva!. La zona del barranco del Nano está protegida dentro de la Red Natura 2000, que abarca una serie de espacios que deben conservarse.

Guelaya cedió los materiales necesarios para sembrar y llamó a la población a llevarse la ropa y el calzado adecuados, además de medidas de protección como guantes, gorros y agua.

Niños y mayores contribuyeron a la causa y Cañada Viva! estuvo presente. Elvira Molina es una de las impulsoras de este programa junto a otros padres y maestros del colegio León Solá.”Con Cañada Viva queremos cambiar ese estigma y algunas ideas que se tiene sobre el barrio de la Cañada “.

Dentro del programa hay diferentes iniciativas educativas, de salud, culturales o de ayuda a colectivos vulnerables.

Molina recordó que la educación no solo está en la escuela, sino también en la familia y en el entorno. El cuidado medioambiental es un factor importante en el que tanto adultos como niños deben implicarse.

Con el fin de apoyar a Cañada Viva!, los melillenses se pusieron al trabajo: compraron las plantas y árboles que más le gustaron y escogieron el lugar idóneo para plantarlos. La azada es una de las herramientas más importantes para comenzar el proceso. Se requiere paciencia para delimitar el espacio donde se va a plantar el arbusto o el árbol.

Muchos ya tenían experiencia en este tipo de actividades, mientras que otros se estaban estrenando. Una mujer estaba totalmente concentrada en cavar un buen agujero donde depositar su árbol. “Hay que recuperar estas zonas verdes de la ciudad”, dijo mientras dejaba la azada para descansar.

A su lado, había varias familias en las que los más pequeños eran los que más ilusionados estaban por plantar árboles. Algunos no sabían qué tipo de vegetación eligieron, pero eso no importaba ya que era la primera vez que lo hacían y su objetivo es cuidar y conservar las plantas autóctonas de Melilla. “Lo he hecho varias veces con mi familia, pero no sé qué es lo que vamos a sembrar”, dijo un chico. En cambio, otros estaban muy concentrados: “No me cuesta nada hacer esto. Voy a plantar una palmera”.

La actividad, que comenzó a las 12:00 horas, fue trabajosa pero fructífera. Se realizaron decenas de plantaciones, las primeras de este año con Guelaya.

Los vecinos de la Cañada y pueden estar satisfechos, puesto que fueron muchas personas las que demostraron su apoyo a uno de los barrios más estigmatizados de Melilla. Con un proyecto como Cañada Viva! los ciudadanos, en especial los más pequeños, pueden disfrutar de numerosas actividades en las que la convivencia, el respeto y la diversión siempre están presentes.

Guelaya, por su parte, consiguió que decenas de personas se involucrasen en el cuidado y conservación de las especies autóctonas en el barranco del Nano.

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