La creación de la imagen de Melilla y Ceuta como ciudades opresoras del islam para lograr una situación victimización y justificar la violencia forma parte de la propaganda de los grupos yihadistas. Así lo destacó este jueves el profesor titular de Ciencias Políticas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, Manuel Ricardo Torres, que intervino ayer en la primera jornada del simposio ‘Procesos de radicalización yihadista en España: tipología, prevención y estrategias. Análisis de la situación en Melilla’. Se trata de unas jornadas que finalizan mañana con otras tres conferencias y que ha sido organizada por la Fundación Profesor Manuel Broseta.
Las conferencias fueron inauguradas por el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, y la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, y el presidente de la fundación, Vicente Garrido.
El profesor titular de Ciencias Políticas, que también es miembro del consejo asesor sobre terrorismo y propaganda del Centro Europeo de Lucha contra el Terrorismo (ECTC) perteneciente a la Europol, fue el encargado de tratar ‘Menciones a Melilla en la propaganda diseminada por las organizaciones yihadistas’.
“Esta propaganda presenta a Melilla y Ceuta como un territorio que ha sido arrebatado al Islam y que implica que hay un llamamiento a todos los musulmanes para recuperarlas”, dijo Torres.
El profesor y experto explicó que se describe de forma ficticia la situación de vida en ambas ciudades, de manera que, según esta propaganda yihadista, hay una situación de vida en la que se produce “una situación de opresión” a los musulmanes. Destacó que se pretende crear “una causa más de victimización para justificar la violencia” que ejercen estos grupos.
Indicó que la mención a las dos ciudades por parte de los grupos yihadistas se ha mostrado “estable” en el tiempo, aunque también ha estado vinculada a la emergencia de Al Qaeda en el magreb islámico, ya que apuntó que se usó a las dos ciudades para justificar que era un grupo de carácter magrebí y no solamente argelino. Asimismo, apuntó que la emergencia de Estado Islámico también ha impulsado esas menciones. “Al final es un tema recurrente para todos los grupos yihadistas, aunque estén enfrentados entre ellos”.
Y, ¿qué se puede hacer para evitar que se dé esta imagen de la ciudad? Torres indicó que lo que hay que hacer es esforzarse para evitar que la única voz sobre qué es Melilla y cual es la situación de vida aquí sea la elaborada por estas organizaciones.
“No puedes confrontar directamente este discurso porque es como tratar de debatir contra una pared”, remarcó este experto.
Sin embargo, subrayó que lo que se puede hacer es “tratar de lanzar esos mensajes alternativos para que ellos no sean la única voz que se oiga sobre Melilla”.
De hecho, destacó que ahí también hay todo un trabajo de diplomacia pública y que debemos tener en cuenta “la importancia que tienen las percepciones, sobre todo, en ámbitos muy alejados de Melilla, donde no hay nada que la gente asocie con ese nombre y, por lo tanto, lo que hay que evitar es que quien ponga contenido a ese nombre sean los radicales, porque debe ser realmente la sociedad quien lo haga”.
En cuanto a los procesos de radicalización, Torres comentó que hay conductas que, en ocasiones, son visibles y muestran que hay un proceso de radicalización.
“Éstas generan una huella y llevan a dar una señal de alarma. Sin embargo, hay otros casos en los que la radicalización se lleva de una manera muy discreta porque se es consciente del riesgo que supone mostrar de forma explícita algunas opiniones o actitudes”, apuntó.
Además, este experto argumentó que los radicales se adaptan al entorno y, si se producen detenciones o creen que son hostigados por la policía, intentan tener un perfil bajo.
En cuanto a qué tipo de persona es susceptible de ser radicalizada, el profesor de Ciencias Políticas argumentó que los datos dicen que “hay tantos perfiles de radicales como personas” y ni siquiera hay un camino único para llegar a la radicalización, sino que hay tantos como motivaciones.
Remarcó que hay personas que han vivido en la marginalidad que se radicalizan y otras que tienen estudios y un buen nivel de vida y también y en cuanto a la edad no hay una determinada porque por este proceso pasan jóvenes y mayores. “Al final hay que ir al nivel micro, cada persona es un mundo en el ámbito de la radicalización terrorista”, dijo.
Por otro lado, Torres añadió que el nivel de alerta sigue siendo el mismo en España porque se considera que la amenaza no ha disminuido.
“Al final estamos sometidos a unos factores que son estructurales, que no se ven afectados por situaciones, como el ascenso o la caída del Estado Islámico, aunque eso influye y desde la perspectiva de las Fuerzas de Seguridad no han bajado la alerta”.
Lo único, según añadió este experto, es que “la opinión pública siente que cuando dejan de repetirse los atentados terroristas de manera recurrente, la gente tiende a relajarse, y a creer que el problema se ha amortizado”.
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