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Gonzalo García hace las delicias de los participantes

El segundo día del VI Campus de baloncesto finalizó con la tradicional noche de San Juan, donde todos se disfrazaron.

Tras una intensa noche en la que alguno aún asomaba la cabeza por la puerta de su cabaña a eso de las 3:00 horas, los participantes en el VI Campus de baloncesto iniciaron su jornada a las 9:00 horas con el preceptivo toque de diana, que de poco sirvió porque desde las 7:00 horas ya estaban pululando por el recinto. Incansables, de momento. Aseo, desayuno y tras eso, una jornada interminable que comenzó con baloncesto para unos y taller de actividades para otros.
Los unos, de la mano de Gonzalo García de Vitoria, trabajaron de lo lindo en ejercicios que el técnico del Club Melilla Baloncesto de Adecco oro les impuso haciendo mucho hincapié en la técnica individual, trabajando bote, pase, tiro y, cómo no, ejercicios de competición en los que el propio Gonzalo participó haciendo las delicias de los chiquillos.
Después, los que estaban en talleres confeccionando sus carteles para dar nombre a su grupo y pegarlos en la cabaña, se turnaron con los anteriores y fueron ellos los que gozaron de la presencia del técnico bilbaíno.
Intensa y dura jornada que se vio recompensada con creces alrededor de las 13:00 horas en la que todos los grupos de trabajo, incluyendo a monitores, pudieron disfrutar de la piscina durante una hora en la que hicieron juegos, “ahogadillas”, saltos…, en fin, que se lo pasaron de lo lindo haciendo ganas de comer, algo que, por cierto, hay que resaltar porque si les hubieran puesto piedras se las hubieran comido con cuchillo y tenedor.
Ya tras el almuerzo los chavales pudieron relajarse con juegos de mesa y una de las novedades de este año, que es la de cumplir unos objetivos marcados por los monitores de forma individual para, seguidamente entrar a trabajar en la confección del disfraz de la noche que consistió en el de mago para los niños y en el de bruja para las niñas de cara a la noche de San Juan.
Nuevamente el colectivo se dividió en dos grupos. Unos fueron a hacer competiciones de baloncesto en la pista de césped artificial, mientras otros estaban en los talleres y después cambiaron las tornas.
La noche más corta del año, la de San Juan, tuvo una nota predominante en el Campus porque los participantes, tras dedicarse a ordenar sus cabañas y cenar, se pertrecharon con sus mejores galas de magos y brujas para afrontar una yincana simpatiquísima con la temática de magia.
Después hicieron un paréntesis para ver los fuegos artificiales que desde los Pinares de Rostrogordo son más bonitos si cabe. El toque de queda volvió a ser a las mil, aunque ya en la segunda noche no había tantos valientes.

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