La Fiscalía de Melilla reclama dos años de cárcel para un acusado de amenazas y lesiones en el ámbito de la violencia de género. Según se recoge en su escrito acusatorio, llamó “basura” a su ex y también la agarró del pelo para golpear su cabeza contra el pomo de una puerta mientras le decía “te tengo que ver muerta”. Estos hechos, que presuntamente tuvieron lugar en octubre de 2015, fueron enjuiciados este martes en el Juzgado de lo Penal número 2.
El procesado lo negó todo. Según afirmó, jamás ha actuado así ni con su ex mujer ni con ninguna otra persona. La denunciante, con la que estuvo seis años en pareja, denunció que él le dijo “basura”, “ridícula” y “no vales para nada” después de que pariese a su hijo pequeño en el Hospital Comarcal. “Eso no es verdad”, sostuvo el hombre.
Tampoco reconoció que unos días después hubiese agredido a su ex cuando esta le dijo que no iba a llevarse a su hija porque estaba enferma, según denunció ella. El encausado explicó en el juicio que ella se lo comunicó por ‘whatsapp’ y que, como era su turno, fue a la vivienda de la denunciante para intentarlo.
“Me presenté en su casa porque era mi régimen de visitas, para intentar que recapacitara, pero nada”, argumentó. “Ella se negó y yo me fui, sin que hubiera agresión ni verbal ni física”, mantuvo. El encausado negó que ese día le hubiera dicho “te tengo que ver muerta”, además de aporrearle la cabeza contra el pomo de la puerta cogiéndola de los pelos. El hombre relató que fue a atender compromisos laborales y que, al terminar, se encontró con una patrulla que fue a detenerlo. “Yo no he vivido un episodio de violencia jamás”, se defendió.
A preguntas de la abogada particular de la denunciante, el encausado respondió que “nunca” había retorcido los pezones de su ex e insistió en que “jamás” le había puesto una mano encima. También afirmó que él no tuvo nada que ver con el distanciamiento de ella con sus padres. “Cuando yo la conocí ya estaban apartados”, aseguró.
El hombre sostuvo que la relación se terminó porque ella le dijo que había empezado a tener sentimientos por otra persona. Asimismo, indicó que los problemas en la entrega de la hija menor comenzaron cuando él conoció a su actual mujer.
La siguiente en declarar fue la denunciante, quien aseguró que mantuvieron una relación “muy tormentosa” en la que ella quedó “totalmente anulada” por él. Según contó, cuando ella dio a luz a su segundo hijo pidió al encausado que se hiciera cargo de la manutención. “Yo estaba recién parida y él empezó a insultarme como siempre y a hablarme mal”, dijo.
A los días, continuó contando la mujer, el acusado acudió a la casa de ella para llevarse a la hija menor, ya que era el régimen de visitas del padre. “Ella estaba mala en la cama y con mucha fiebre”, expuso. Según su versión, el procesado, tras pedirle que le enseñara un papel médico, intentó entrar en la casa de ella.
Al impedírselo, siempre según la declaración de la denunciante, él la agarró de la coleta y le empujó la cabeza contra el pomo de la puerta. También la amenazó de muerte, aseguró en la vista. Apuntó que ella no gritó, pese a la agresión, porque sus hijos estaban dormidos.
“Yo sabía que él podía cumplir su amenaza”, sostuvo la mujer en el juicio. Contó que a lo largo de su relación él la había agarrado en numerosas ocasiones del cuello, tapándole la nariz y la boca. Según mantuvo, tras este último episodio decidió denunciarlo por temor a que le pasara algo y a que sus hijos “se quedasen con un maltratador”.
En la vista declararon los padres de la denunciante. Según sostuvieron, durante años vieron que su hija presentaba moratones, aunque esta nunca les confesó que sufriera violencia de género. Explicaron que ella se fue distanciando y que la veían totalmente anulada. La madre, además, contó que el día que su hija le reconoció el maltrato fue el mismo que él supuestamente le pegó.
Por otro lado, la vecina de la querellante relató que, aunque ella no escuchó nada desde su vivienda, la denunciante llamó a su casa muy alterada y llorando, y le contó que su ex le acababa de amenazar de muerte y de agredir. Sostuvo que ella tenía “un rojo” en la frente, como de haber recibido un golpe.
También declaró un compañero de trabajo del acusado, quien afirmó que el día que lo detuvieron él lo encontró tranquilo, pese a que le había contado que su ex no le había permitido disfrutar del permiso de paternidad. La actual mujer de él, además, aseguró que ella lo esperó en el portal de la denunciante y que cuando salió del mismo no estaba alterado. “Sólo me dijo que no le había permitido ver a la niña y que después de trabajar iría a denunciarla a la Guardia Civil”, recordó.
Por otro lado, una perito particular sostuvo en el juicio que la denunciante presentaba “secuelas emocionales” con sintomatología de estrés postraumático. “Ella referencia que se debe a que sufrió violencia de género”, manifestó, a lo que consideró que era compatible. Otra perito, esta del juzgado, afirmó que la sintomatología que presenta la denunciante también podía tener que ver con “factores externos”, además de apreciar “posibilidad reducida de violencia de género”.
Tras escuchar todas las declaraciones, el fiscal solicitó dos años de cárcel para el acusado, así como seis años de alejamiento a una distancia de 300 metros. El caso quedó visto por la magistrada para el dictado de una sentencia.
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