Las restricciones de circulación del decreto del estado de alarma por el COVID-19 han provocado que muchos lugares estén menos transitados. Esto ha facilitado que las gaviotas decidan anidar en en ellos. Ahora con el desconfinamiento muchos ciudadanos se han encontrado con gaviotas agresivas en lugares como Melilla la Vieja o el paseo que va a la playa nueva.
Según explica Manuel Tapia de Guelaya-Ecologistas en Acción, se debe a que estas aves están en época de cría y están defendiendo a sus polluelos. Lo hacen es intentar asustar, lanzando excrementos o atacando sus patas. Tapia defiende que desde Guelaya hace mucho tiempo han solicitado un control de la especie. De hecho, cuenta que hace tiempo se contrató a una empresa para reducir el número de parejas en el casco urbano. “Nosotros incluso estamos pidiendo que se controle en los acantilados por el efecto negativo que tiene sobre el resto de especies”, añade.
Según el informe del casco urbano que se envió a Ciudad Autónoma, que fue redactado por el grupo ecologistas, queda reflejado cómo las gaviotas habían atacado a un azor, a un gavilán y a un cárabo para demostrar como actuaban con el resto de especies que ellas consideran rivales.
Además, a esto se le añade que estas aves, las gaviotas, se ponen agresivas cuando crían porque intentan proteger a sus crías. “Encima, este año con el confinamiento ha aumentado ese efecto, porque han criado en zonas más accesibles y se han confiado y han anidado en sitios mucho más transitados; y ahora ya no se puede pasear cualquier persona porque le atacan”, dice Tapia. Aunque explica que lo realmente hacen es “amagar”, dando pequeñas pasadas e intentar lanzar el excremento. Otras veces dan con las patas, y al tener bastantes uñas, entonces sí suele haber accidentes.
Reitera que Guelaya ha solicitado siempre un control de especies para rebajar el numero de ejemplares de gaviota de casco urbano pero actuando en la fecha indicada para evitar la crueldad. Es decir, actuando en fechas tempranas de la época de primavera, entre marzo y principios de abril, para actuar contra los huevos para evitar tener que actuar de contra las crías.
Por otro lado, Tapia recuerda que si las gaviotas se han convertido en una plaga, “nunca podemos culpar a la especie en sí”, ya que tras ella el responsable es el ser humano. Sostiene que no podemos culpar a estas aves por defender así a sus crías y que ademas debemos entender que la explosión demográfica que ha sufrido está fomentada por los residuos abandonados que les dan una oportunidad nueva a la hora de comer. Por ello, “esta es una especie más que se ha acostumbrado al hombre”.
He presenciado en los últimos días varios ataques de gaviotas a palomas a las que han matado con suma facilidad y las han devorado en mitad de la via publica.
Son una plaga y en el cementerio dejan hechas unos zorros las lápidas y mármoles de las tumbas. Deberían plantearse las autoridades instalar simuladores de halcones que emiten un sonido agudo que ahuyenta a las gaviotas. He visto este artilugio en funcionamiento en el puerto de Valencia.