Dejó de cobrar unos 7 millones de euros por facturas mal hechas que quedaron en un cajón y que ahora la compañía ha comenzado a reclamar a los usuarios.
El presidente del grupo Gaselec, Gustavo Cabanillas, asegura que también está dispuesto a dejar su rúbrica en la recogida de firmas que María Dolores Carrasco ha empezado a recabar por toda la ciudad, con el fin de que la compañía informe del “porqué de tantos recibos y cantidades desmesuradas a los usuarios melillenses”.
“Yo firmo también”, contestó sorprendentemente a ‘El Faro’ el responsable de la distribuidora de energía eléctrica en Melilla, porque, según reconoció, un problema en la facturación que ha costado el puesto de trabajo a un gerente de la empresa, cinco trabajadores y la dimisión de un miembro del Consejo de Administración de Gaselec, originó que entre seis meses y un año multitud de facturas quedaran en un cajón y no se pasaran a los abonados.
Desde un par de meses a esta parte, la compañía anda reclamándolas a los usuarios. La casuística es muy amplia: Se han dejado de facturar entre 2 y 12 mensualidades a un altísimo número de abonados que ahora se encuentran con que Gaselec ha comenzado a reclamárselas y desconfían de que en realidad no se cobraran antes.
Sin embargo, Gustavo Cabanillas asegura que no hay nada ilegal ni fraudulento. “Ha sido un error nuestro, lo reconozco, pero las facturas hay que cobrarlas –precisa- porque si no incurriríamos en un fraude al Estado”. La razón, explica, es que desde la liberalización de la comercialización de la energía eléctrica en España en julio de 2009, es el Estado el que paga una retribución fija a las compañías distribuidoras con independencia del volumen de negocio. “Si se factura menos de lo previsto –explica Cabanillas- el Estado nos compensa. Sería de tontos que cobráramos más de lo que en realidad debemos facturar, porque en ningún caso ese dinero sería para la empresa sino para el Estado, que a su vez ejerce un control sobre lo que distribuimos y facturamos”.
Facturas atrasadas
El quid de la cuestión no radica en la cuantía de las facturas -más abultada también a consecuencia de la subida estatal fijada desde febrero pasado para el consumo doméstico o industrial del kilovatio-, sino en la desconfianza que anda suscitando el cobro de facturas atrasadas a los melillenses. Gaselec, según Cabanillas, se gastó “una millonada” en un programa informático para la nueva facturación que por ley se exigía con carácter mensual, y ante ello algunos administrativos de la compañía “cada vez que una factura salía mal no hacían otra cosa que dejarla en un cajón”.
El monto de facturas sin cobrar fue creciendo hasta un total de 7 millones de euros que dispararon todas las alarmas. “Hemos tomado medidas, hemos despedido a unos trabajadores y hemos contratado a otros, hemos ampliado la plantilla y hemos traído a la ciudad el centro de facturación que antes teníamos en Málaga”, detalla Cabanillas.
Comprobadas las facturas no cobradas, Gaselec empieza a remitirlas a los usuarios, ofreciéndoles un descuento del 15% si las pagan todas juntas o la posibilidad de ir sumándolas una a una a los recibos mensuales. “Nunca se cobrarán más de dos para no colapsar las economías domésticas y si por algún error se pasan tres de una vez, la tercera se regalará”, asegura Cabanillas, quien asume las responsabilidades del error cometido al tiempo que advierte que no hay otra opción que cobrar esas facturas atrasadas “porque –insiste- es un dinero que no es de Gaselec, sino del Estado”.
Distinta casuística
El problema se agudiza para aquellos que durante un año comprobaron cómo no se les cobraba la luz y se mantuvieron ajenos y a la espera. “La casuística ha sido muy variada –explica Cabanillas-: desde personas que al ver que no les cobrábamos la luz acudían a preguntar a las oficinas, hasta otros que se hicieron los desentendidos. En algunos casos, han sido doce los meses en los que no se ha pasado recibo, pero, como al resto, se les irán cobrando mes a mes, añadiéndolas a la nueva factura que vaya generándose”. Eso sí, también se ofrece la oportunidad de pagarlas todas juntas con un descuento del 15%.
Desde julio, todas las facturas serán reales
Por otra parte, Cabanillas anunció a ‘El Faro’ que a partir de julio todas las facturas que se pasen serán reales. A su juicio, el nuevo sistema de lectura estimada y real permitido por el Gobierno desde el cambio de legislación, no está bien pensado. “Nosotros estábamos muy bien facturando cada dos meses, pero hemos tenido que ajustarnos obligatoriamente a la nueva legislación de factura mensual”.
Para evitar mayores molestias a los usuarios, que se encuentran en meses alternos con un factura estimada a partir de la comparativa con lo que consumieron ese mismo mes del año anterior, Gaselec dice que ha hecho “un esfuerzo” en dos direcciones: Por una parte, anda colocando contadores de telelectura y ya ha desplegado 9.000 con esas funciones; por otra, ha empleado a más personal para que a partir de julio todas las facturas se computen a partir de lecturas reales.
En total, Gaselec tiene 28.000 abonados en Melilla.
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